MANAGEMENT

Presencialidad: ¿el regreso a la oficina tiene alguna repercusión a nivel personal y laboral?

El retorno a las oficinas podría causar situaciones y reacciones negativas en los colaboradores.

29 de septiembre de 2021
Con el avance en la vacunación y el descenso de los casos, varias empresas del país retornaron a sus oficinas. Sin embargo, la variante delta crea nuevas dudas e incertidumbre en este proceso.
La vuelta a la oficina de forma presencial podría tener repercusiones en los empleados. | Foto: istock

Volver a los espacios de trabajo podría tener consecuencias ante la incertidumbre de retomar la vida a como era antes de la pandemia y por el miedo y sentimientos negativos que podrían producirse por la aún presencia de la covid-19 y los cambios a raíz del confinamiento.

El psicólogo Pedro Garzón y la médica general Marysol Parra, quienes forman parte de la red de médicos registrados en Doctor Akí, una plataforma de Servicios Bolívar que brinda la conexión de las personas con especialistas particulares, aclaran las dudas frente a este tema que se plantean los trabajadores.

Para el doctor Garzón, regresar a la presencialidad laboral con los protocolos de bioseguridad correctos tiene ventajas importantes. “Esto generaría una mayor pertenencia para los empleados y motivación para el logro de los objetivos organizacionales”, comentó el psicólogo.

Por su parte, la médica general Marysol Parra afirma que el regreso de los empleados a las compañías reactivará su actividad física y el desarrollo individual. Sin embargo, sostiene que hacerlo al 100 % o parcialmente dependerá de la evaluación y el diagnóstico que realice un profesional en salud ocupacional.

La doctora Parra manifiesta que “se deben revisar temas como aforo, tiempo de exposición, frecuencia, protocolos de bioseguridad instaurados, uso de equipo de protección personal adecuados y niveles de circulación del virus en la región donde se va a desarrollar la actividad laboral”.

Con respecto al aspecto familiar, el psicólogo considera que durante la pandemia “hubo tres características que definieron las relaciones con los seres queridos: alta reciprocidad, honestidad y lealtad”. Garzón comenta que dichos valores disminuyeron en las parejas y por ello los conflictos en la convivencia de algunas se intensificaron.

En este sentido, Parra expresa que la pandemia permitió que las personas pasaran más tiempo en familia, fueran creativos, desempeñaran más roles y compartieran experiencias en compañía de hijos y padres.

“Ver que no éramos los únicos en esta dinámica nos recordó la importancia de disfrutar esos momentos y vivirlos con frecuencia”, sostiene la doctora. Además, añadió que la presencialidad rompe la monotonía y abre las puertas a experiencias diferentes para ser mejores personas y brinda el tiempo necesario para pensar con distintos puntos de vista.

Por su parte, en este tema, el doctor Garzón argumenta que el retorno a la presencialidad bien manejada no debe repercutir en las relaciones interpersonales, y enfatiza en que “verse menos con la pareja no debe generar una baja interacción entre ellos”. Así mismo, el psicólogo sugiere que el regreso se lleve a cabo de manera consciente y, si fuera el caso, contar con acompañamiento psicológico.

Los expertos afirman que con este proceso se ganan aspectos positivos como: interacción social, nuevas motivaciones, incremento de la pertenencia a las organizaciones, disminución de la incertidumbre, equilibrio entre el ambiente laboral del personal y acabar con la monotonía.

Por el contrario, algunos aspectos negativos con el regreso a la presencialidad pueden ser los gastos de transporte, alimentación y vestimenta; dificultades de adaptación; presencia de burnout o “síndrome de trabajador quemado”. En algunos casos pueden aparecer emociones negativas como: ira, tristeza, depresión, ansiedad o desconfianza entre compañeros de trabajo por la circulación del virus.

Finalmente, algunos consejos de los expertos para prevenir enfermedades laborales son comunicar con asertividad al área de salud ocupacional de la empresa o a la ARL si aparecen enfermedades laborales, participar en las capacitaciones de prevención, cumplir los protocolos de bioseguridad y, en caso de detectar algún riesgo en el área de trabajo, informar lo más pronto posible.