EMPRESAS
“El transporte especial se acabó”
El transporte terrestre especial ha dejado de percibir cerca de 2,7 billones de pesos por cuenta de la pandemia. La situación es crítica y por eso piden ayuda del Gobierno.
Hasta antes de la pandemia, el transporte especial terrestre venía disparado. Carlos Andrés Rincón Vásquez, gerente de la Cooperativa Royal Express, compañía que ofrece estos servicios en el Eje Cafetero, explicó que estaban creciendo y que los beneficios tributarios como la eliminación del IVA para la importación de bienes de capital, los había llevado a comprar nuevos vehículos, porque la expectativa era seguir creciendo en 2020.
“Antes de la pandemia estábamos en un boom importante porque veíamos que ya había programados muchos eventos para este y el otro año y estábamos listos para eso. Así, 2020 iba a ser una punta de lanza para obtener las metas de crecimiento”, dijo.
Según Lupoani Sánchez, presidente de Acoltés, gremio de las empresas de transporte especial, actualmente hay 1.774 empresas habilitadas que tienen afiliados 95.641 vehículos en todo el país. La mayor parte de la actividad de este sector está asociada a las rutas escolares.
“El transporte especial encierra movilización de escolares, turistas, empleados de grandes empresas, grupos específicos de servicio expreso y usuarios de la salud como pacientes no crónicos y personas condicionadas por el entorno: sordos, ciegos y personas con movilidad reducida”, explicó el dirigente gremial, que hizo énfasis en que la actividad se redujo 80 por ciento durante la pandemia.
Tendencias
Rincón, de la compañía Royal Express, aseguró que la remodelación del aeropuerto Matecaña abría unas nuevas posibilidades de integración regional, uniendo los tres departamentos (Risaralda, Quindío, Caldas e inclusive el norte del Valle). Eso mostraba un panorama muy positivo para las empresas.
“Nos preparábamos para tener 6 millones de turistas este año en el país. La reforma tributaria ayudó mucho con la exención del IVA a la importación de vehículos, porque muchas personas empezaron a chatarrizar y a cambiar y modernizar sus vehículos”, señaló.
En general, los propietarios de vehículos de servicio especial empezaron a adquirir créditos para comprar nuevos. “Muchos por leasing y otros por crédito directo con los bancos, con el objetivo de asumir sus compromisos de reposiciones y cambios de flota”, dijo el presidente de Acoltés.
Pero apenas se decretó el aislamiento, la situación se complicó. “Con la cuarentena resultó todo muy difícil. El transporte especial se acabó. Llevamos seis meses y nos ha golpeado mucho. Quedó algo de transporte empresarial, pero en el Eje Cafetero no hay industrias muy grandes. Además, el transporte escolar desde marzo está cancelado y hasta el otro año podría retomar, siempre y cuando se reabran los colegios. De otra parte, el transporte turístico con las fronteras cerradas no llega. Y en el caso de salud, por ser región no hay contratos grandes como los que se negocian en las principales ciudades”.
Reiniciar o reiniciar
Tanto Sánchez como Rincón aseguraron que están listos para el reinicio, básicamente, porque los protocolos de bioseguridad han sido implementados en todas las empresas.
“Hemos sido pioneros en este frente. De la mano con Acoltés establecimos protocolos de bioseguridad para nuestras empresas, que fueron validados ante las Secretarías de Salud y las de Educación, demostrando que estamos listos y con los vehículos apropiados”, comentó Rincón.
Pero eso no será suficiente. Para muchos transportadores, reiniciar va a ser muy difícil, pues se trata de pequeños propietarios que no cuentan con capital de trabajo además de sus vehículos. Algunos no van a tener ni para ponerles gasolina.
“Yo creería que el Gobierno no tiene ayudas para el pequeño propietario. Eso no les interesa. Avianca y Viva Colombia, sí, porque quieren que esas empresas estén trabajando. Somos muy pequeñas y lo que han hecho con Bancoldex no ha llegado a nadie porque hoy en día el banco de primer piso consulta Datacrédito y se da cuenta que uno está moroso y no le prestan”, dijo Rincón.
Por su parte, Sánchez, el representante gremial, insistió en que la salida es un programa de crédito a través de entidades públicas financieras, porque las empresas del sector no tienen capacidad de apalancamiento.
“Vamos llegando a 2,7 billones de pesos que no le han ingresado a la modalidad. Estamos quebrados, porque quedamos en condición de insolvencia pues muchos se habían endeudado. El problema del transporte especial es que 87 por ciento de los propietarios solo tiene un vehículo. Esos carros no tienen valor comercial para darlo de respaldo ante la banca comercial. La situación es muy grave, muchos no van a tener cómo sacar sus vehículos”, aseguró Sánchez.
Los programas actuales como el de subsidio a la nómina y el pago de primas no tuvieron mayores efectos para estas empresas, porque en la mayoría de los casos, los despidos se dieron casi desde las primeras semanas de la pandemia: uno de los requisitos para acceder a estas ayudas era no despedir gente. Pero, según relatan los empresarios, les quedaba muy difícil seguir con los empleados, porque se trata de un sector que no cuenta con mucho capital de trabajo ni caja.
“Le hemos pedido al Gobierno desde que empezó la cuarentena -explicó el dirigente gremial- unas líneas de crédito y le hemos clamado porque nos entregue préstamos directos, pero ha tenido oídos sordos y todos los créditos son para banca comercial de primer piso. Ahí no tenemos oportunidad. Necesitamos créditos con la banca oficial, con periodos de gracias y largo tiempo para el pago de capital”.
El caso del transporte especial revela lo que está pasando con las pequeñas y medianas empresas que no lograron acumular músculo en caja para sobrevivir a un choque como el que les impuso la pandemia. Para ellos es necesario buscar soluciones urgentes.