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Tributaria ya no recaudará 30 billones de pesos: podrían ser más bien 15 billones
Los congresistas saben que es urgente una reforma para obtener el recaudo que atienda las necesidades sociales y fiscales. Pero los errores estratégicos de Hacienda les dieron razones para rechazarla.
El que mucho abarca poco aprieta. Pocas veces se ha aplicado con tanta precisión este refrán como ahora, con la reforma tributaria. Los grandes planes que tenían el presidente y el ministro de Hacienda de combinar lo macroeconómico con lo social en una sola reforma tributaria se han chocado de frente contra la realidad política.
El origen de este portazo tan fuerte, que ha resonado entre las marchas y los cacerolazos que se escucharon esta semana, fue el resultado de una combinación de dos factores: metas utópicas y errores estratégicos.
El ministro Alberto Carrasquilla planteó una reforma para recaudar 30 billones de pesos a fin de financiar el gasto social y enderezar las finanzas públicas, duramente golpeadas por la pandemia. Se trata de una cifra tres veces superior a la que buscaba la anterior reforma tributaria, aprobada en 2019, que incluso logró recoger menos de lo que esperaba.
En materia estratégica también hubo varios errores de manejo. Aunque el complejo momento social recomendaba una concertación previa, este paso nunca se dio y el texto de la reforma se socializó de manera fragmentada.
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Como los anuncios se hicieron con cuentagotas y en distintos escenarios, los congresistas se sintieron ignorados; los gremios, maltratados, y quienes terminaron capitalizando esta sensación de desinterés fueron algunos líderes políticos, sociales y sindicales que encontraron la oportunidad de desinformar y desatar la ira popular.
Al final, el golpe de realidad obligó al ministro de Hacienda a recular, a aterrizar esta misma semana las cifras y a pedir unos días para modificar su iniciativa. También provocó una tormenta política que saldrá costosa, pues enfureció a los líderes de algunos partidos que, aunque no forman parte del Gobierno, sí lo han acompañado en programas claves.
¿Qué errores se cometieron en este proceso y cuáles son las opciones para corregirlos? Cinco son los más destacados.
El primero fue la errónea lectura del momento político y social que vive el país. Plantear una reforma que esculcaba en los bolsillos de los colombianos 30 billones de pesos cuando la pandemia ha golpeado a todos, y aún no termina, es un despropósito, por decir lo menos. Así se lo advirtieron los dirigentes gremiales el martes 23 de marzo, luego de escuchar la presentación que el ministro Carrasquilla hizo de la tributaria.
Tras las marchas populares de esta semana, el ministro de Hacienda tuvo que retroceder y ya habla de un recaudo de entre 18 y 20 billones de pesos. Todo indica que en el mejor de los casos se recogerán 15 billones de pesos, porque ‘el paro no está para cucharas’.
Esta cifra es el ‘mínimo requerido’, ya que permitiría financiar 10 billones de pesos de déficit fiscal, y los 5 billones de pesos restantes irían a gasto social a fin de mantener los subsidios a los colombianos más vulnerables.
El segundo descache fue la falta de tacto político. La decisión de presentar la propuesta a un grupo de congresistas de ciertos partidos políticos cayó muy mal en otras bancadas. Incluso, quienes asistieron se quejaron de que la información que les suministraron no fue completa. Muchas inquietudes quedaron sin responder y los congresistas se quejaron de que Hacienda hubiera comenzado a socializar la reforma con los empresarios y los hubiera dejado en segundo plano. A su vez, los del sector empresarial se quejaron de que no tuvieron en cuenta sus comentarios y los mandaron “a presentarlos al Congreso”.
El propio líder de la bancada de Gobierno, el expresidente Álvaro Uribe, reconoció el manejo desacertado del Congreso y se quejó de que sus recomendaciones no fueran escuchadas en Hacienda. Luego de la crisis de los últimos días, la bancada de Gobierno ha tratado de concertar con todos los demás partidos los temas centrales para descartar aquellos puntos que generaron discordia.
El trabajo político que debía desplegar el Gobierno para lograr los consensos frente a la iniciativa lo ha tenido que desarrollar en conjunto con sus congresistas más cercanos. Esto puede salirle bien al Ejecutivo, pero al final le termina quitando legitimidad y le provoca un desgaste enorme.
Un tercer error de Carrasquilla fue escuchar únicamente la opinión de tecnócratas y seguir la cartilla al pie de la letra. Esto evitó que se diera cuenta, a tiempo, de que su ambiciosa reforma no era viable. En la presentación a los gremios algunos dirigentes levantaron la mano al señalar que varias de las nuevas normas resultarían muy gravosas o que afectarían la demanda, en un momento en que la reactivación es clave. Estos comentarios, sin embargo, no se tuvieron en cuenta.
En los círculos empresariales reconocen que el ministro es un gran técnico, pero aseguran que “se le olvida que la economía es una ciencia social, y al final las herramientas técnicas solo sirven para presagiar qué va a hacer la gente”.
Buscando una reforma perfecta, y quizás para evitar que se filtrara a los medios, el equipo de Hacienda se concentró en el proyecto sin atender a quienes terminarían afectados. Un dirigente gremial se quejó porque “no hemos logrado que nos atienda ni una sola vez el ministro Carrasquilla”. Un senador de la República aseguró que desde enero planteó en Hacienda la necesidad de comenzar a estudiar el texto de la reforma y le respondieron con cajas destempladas. El expresidente César Gaviria ha sido el mayor crítico: esta semana se fue lanza en ristre contra el ministro, al señalar que ha hecho “oídos sordos” frente a las recomendaciones de quienes le pidieron hacer cambios.
El quinto error fue no aceptar los salvavidas que le enviaron. El primero se lo lanzó la Andi, que presentó una propuesta alternativa para recaudar 15,3 billones de pesos sin hacer cambios en el IVA ni ampliar la base gravable de personas naturales. Una propuesta más moderada frente a la que proponía Hacienda. Aunque el Gobierno retrasó unos días la radicación de la tributaria y los empresarios esperaban que parte de su propuesta se reflejara en el texto radicado en el Congreso, eso no ocurrió.
De hecho, la iniciativa de la Andi se lanzó ante el peligro político y social que anticipaba el gremio. Pero al no ser tenida en cuenta, no tuvo chance de ser analizada por los partidos, que tienen de manera legítima la función de ejercer los pesos y contrapesos, y evitarle un impacto negativo al país y, sobre todo, a la clase media.
Tras la protesta social de estos días, el equipo de Hacienda pudo comprobar la importancia de analizar las propuestas alternativas. Por eso, esta misma semana, y ante la amenaza de algunos partidos que en el pasado fueron aliados, comenzó el análisis de todas las iniciativas planteadas.
En este grupo están la presentada por la Andi, cuyo texto central fue recogido en una proposición alternativa que trabaja el Centro Democrático; las de Anif y Fedesarrollo, e incluso la presentada por el Partido Verde, que estudia el equipo de Hacienda.
¿Podrá Carrasquilla seguir liderando la economía después de haber perdido piso político? Esa es una de las preguntas claves que se resolverán en las próximas semanas. Mientras tanto, el equipo de Hacienda tendrá que concentrarse y trabajar duro para concertar, en el nuevo texto, las normas realistas que permitan recoger el recaudo que necesita el país para enfrentar esta dura crisis.
Los impuestos de la indignación
• IVA a los servicios públicos. Una ola de indignación provocó la propuesta del Gobierno de convertir una sobretasa que opera para los servicios públicos de los estratos 4, 5 y 6 en un IVA. De manera equivocada se presentó como un nuevo impuesto para todos los colombianos, pero en realidad se planteó para los más altos. Ya el viceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño, dijo que se retirará este polémico artículo.
• Siguen los exentos. No tuvo buen recibo la idea de eliminar la categoría de bienes exentos y pasarlos al régimen de excluidos. El anuncio de que varios productos agropecuarios que hoy se benefician de la exención y devolución del IVA podrían subir de precio provocó indignación.
• Servicios funerarios sin IVA. En momentos en que miles de familias colombianas pasan circunstancias difíciles por la muerte de familiares, este se convirtió en uno de los gravámenes más odiados. Al final se retiró.