Opinión
Bitcoin y las nuevas reglas de la inversión
Si el siglo XX fue de los Estados nación, el XXI es sobre las megaciudades y las comunidades digitales.
Durante 40 años el progreso fue definido por cuatro palabras:
- Especialización.
- Difusión.
- Interconexión.
- Deuda.
La especialización redujo los costos de producción. Mientras que la interconexión, generada por la globalización, difundió por el mundo tecnologías como Internet.
La globalización nos dio acceso a teléfonos móviles, a una mayor libertad de expresión, pero también sacó de la pobreza a un billón* de chinos.
El crecimiento de China representó un terremoto en la geopolítica mundial, porque lo cual este país busca más poder y relevancia. Hoy compite con Estados Unidos por materias primas, tecnología y por lograr que su moneda, el yuan, reemplace al dólar en el comercio internacional.
Tendencias
Esto nos conduce a un mundo en el que estas cuatro palabras ya no definen el progreso. Es decir, las reglas de la inversión cambiaron.
La primera regla que cambia es que la renta fija, el activo más seguro para invertir, ha dejado de serlo.
La siguiente gráfica muestra las caídas en los precios de los bonos de Estados Unidos desde 1880. Estas se presentan cuando se produce un entorno de alta incertidumbre geopolítica: Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial y Guerra Fría.
Lo importante es que al tiempo que los bonos de Estados Unidos pierden su propiedad de activo de riesgo, bitcoin nace como alternativa. No para reemplazar al dinero fiat, sino como la primera moneda de una comunidad digital.
¿Son los Estados nación organizaciones más flexibles que una comunidad digital? Esa es la pregunta clave y no si bitcoin reemplazará algún día al dólar. Es esa flexibilidad es lo que ha permitido que esta y otras criptomonedas estén activas.
El siglo XVIII fue acerca de las monarquías absolutas, el XIX de las monarquías parlamentarias, el XX de los Estados nación, y el XXI sobre las megaciudades y su comunidad digital.
Ciudades como Dubai, Singapur, Miami, Londres, Seúl, Austin, Zúrich, Tel Aviv, Tallin y proyectos futuristas como Susono City, en Japón, o Neom, en Arabia Saudita, —con un marco regulatorio claro y proactivo en crypto— tendrán una gran ventaja competitiva sobre los Estados nación.
Hoy, bitcoin tiene más de 350 millones de usuarios, más que la población de Brasil y México juntos y que además no se encuentra limitada por la geografía.
Desde nuestra óptica en Scale, la primera victoria de las comunidades digitales estará en los países emergentes.
¿Por qué? Es claro que tanto los ciudadanos de Turquía, Venezuela, Ucrania, Rusia, como el resto de los 3 billones de personas que vivimos en países emergentes, veremos en las criptomonedas una alternativa a las fallas institucionales de cada uno de nuestros países. El potencial de bitcoin apenas está comenzando.