OPINIÓN
China regula sus monopolios para alentar la innovación
Es el objetivo que busca la regulación de los gigantes tecnológicos chinos, que comenzó por Alibaba. Mientras tanto, Estados Unidos sigue sin tomar medidas frente a Facebook y Google.
Lo que para Occidente parece un error de manual, en Asia es una tarea necesaria. Al menos es lo que sugiere la reciente intención china de aplicar leyes antimonopolio en su sector tecnológico. Una idea criticada, pero que propone la siguiente pregunta: ¿qué pasa cuando los gigantes lo dominan todo?
Basta mirar la estrategia de Facebook al ser dueño de las principales redes sociales a nivel mundial. En la práctica, cualquier pequeña, mediana o gran empresa deberá tener una presencia digital en alguna propiedad de Facebook, con excepción de China, país que alentó el crecimiento de sus propios titanes.
Me refiero a Baidu, Tencent, WeChat y Alibaba. Este último se ha convertido en un ejemplo para el resto del sector tecnológico chino. Primero se le negó hasta nueva orden la posibilidad de realizar su salida a la bolsa de Shangai y Hong Kong, y ahora los entes reguladores estudian imponer una multa antimonopolio cercana los US$2.800 millones.
De nuevo, lo que desde Occidente se ve como una demostración de fuerza, en China es un paso más hacia la regulación de este sector. El objetivo de Beijing no está en la destrucción de los líderes, que como Jack Ma han dado forma a esta industria. No, en realidad el temor chino se encuentra en que estos sean demasiado grandes, se opongan al cambio y sobre todo a la innovación.
Esto último, por difícil que parezca, es lo que busca la regulación China: permitir que exista innovación, productividad y que los titanes no detengan estos procesos. Y es que su peso en la economía china es innegable. En 2019, la economía digital ocupó el 32 % del PIB chino y para 2030 se espera que represente el 62 %. Sin duda, se trata del principal motor de este país y al verse dominado por unos pocos y titánicos jugadores es probable que exista un rezago frente a Occidente en tecnologías como inteligencia artificial y computación cuántica.
Lo interesante es que es justo Occidente quien está siendo una muestra para los reguladores chinos de lo que puede ocurrir de no hacer nada.
Hoy, por ejemplo, Facebook y Google capturan el 70 % de todos los ingresos por publicidad digital, el primero ha mantenido adquisiciones de posibles competidores, mientras el segundo ha conformado un monopolio.
Un informe del año pasado del Subcomité de Defensa de la Competencia del Congreso de Estados Unidos señala que las empresas que alguna vez desafiaron el status quo se han convertido en el tipo de monopolios que “vimos por última vez en la era de los magnates del petróleo y el ferrocarril”.
No solo la competencia se ve limitada, sino que la omnipresencia de estos gigantes marca también lo que es relevante para gran parte de la economía. El ejemplo más claro está en el 5G. Mientras Estados Unidos apenas se encuentra desarrollándolo y no tiene una compañía que lidere este proceso, China lo implementa en su territorio y lo exporta, a través de jugadores clave como Huawei y ZTE.
En otras palabras, como explica el economista David P. Goldman, “el sector de la economía estadounidense que parece ser más innovador (las tecnologías de la información), en realidad está restringiendo la innovación en toda la economía”. El precio de no hacer nada frente a los monopolios es muy alto y Beijing conoce sus consecuencias, como el estancamiento de la productividad.
Si bien las autoridades chinas no cuentan con la experiencia de sus pares estadounidenses, sí están dando los pasos en una dirección difícil cuyos resultados podrían no solo restarles fuerza a los gigantes tecnológicos, sino también permitir que sean empresas chinas las líderes de la innovación y las creadoras de las soluciones que este país requiere.