OPINIÓN
Coinbase se lista en Nasdaq, ¿será la cúspide de las criptomonedas o solo el comienzo?
Coinbase, una plataforma de criptoactivos con una valoración de $100 billones, 1,5 veces más que el holding de la Bolsa de Nueva York y con más usuarios que nacionales en Colombia, prueba que es posible tener monedas sin un banco central. Aun, con todas las dudas y cuestionamientos de muchos.
Coinbase es una compañía basada en Estados Unidos que permite a personas y compañías comprar criptomonedas, registrarlas en cuentas de ahorros y realizar transacciones con ellas. Podríamos decir que Coinbase no actúa únicamente como una Bolsa de Valores, sino que en realidad son muchas entidades en una. Es una bolsa de valores, una comisionista de bolsa y una entidad financiera que permite tener una cuenta y otorga tarjetas VISA a sus usuarios para pagar donde quiera, así como cuenta con una plataforma tecnológica que permite utilizaciones a través de Apple Pay o Google Pay en dispositivos móviles.
Esta compañía nació en 2012, con el objetivo de dar transparencia a los usuarios en las transacciones con bitcoines. Hoy en día, se transan alrededor de US$355.000 millones cada trimestre, un poco más que el PIB anual de Colombia. Adicionalmente, no solo se pueden comprar bitcoines, sino que existen más de 55 criptomonedas que se pueden negociar entre los más de 56 millones de usuarios registrados en sus bases de datos a nivel global (en más de 100 países).
Desde su nacimiento, se ha especulado y discutido ampliamente varios temas importantes, por ejemplo, si estas criptomonedas son seguras, legales, si cumplen con los requerimientos en relación al Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo definidos por los diferentes organismos de control internacionales y reguladores financieros, y el más importante de todos, si efectivamente pueden reemplazar al dinero como lo conocemos hoy, dado que se busca que preserve el valor en el tiempo o esté respaldado en un activo real.
Todos estos argumentos han sido de gran importancia, pero durante la última década cada cuestionamiento ha permitido a las criptomonedas construir una infraestructura más robusta, realizar reuniones con reguladores del sistema financiero para tener una aceptación y supervisión adecuada y, más importante aún, ha permitido cambiar la percepción de las personas sobre la exclusividad en la emisión de moneda por los bancos centrales.
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En realidad, desde agosto 15 de 1971, día que Richard Nixon eliminó la conversión fija de US$35 por una onza de oro, muchos casos, algunos cercanos en la región, se han documentado en relación a la pérdida de patrimonios familiares por la errada definición y administración de políticas económicas de los países donde residen. Esta incertidumbre es la principal razón por la cual, hoy en día, los inversionistas han reducido su percepción de riesgo frente a la transacción con criptomonedas.
Adicionalmente, más allá de que la percepción de valor es subjetiva, esta se ve representada claramente cuando se realiza una transacción. Si una persona o agente económico está dispuesto a pagar un valor determinado por un activo, ese se convierte en su valor de referencia. Finalmente, sin dar mayor relevancia a quién o cómo se haya construido, es el mercado, a través de la demanda de productos, el responsable de fijar los precios que le permiten satisfacer sus necesidades o aspiraciones. Ya sea una en una transacción de productos perecederos enfocado en suplir necesidades de consumo o una transacción que busca el ahorro de los agentes, adquiriendo un activo físico como el bien raíz o un activo representado de forma virtual, como una acción listada en el mercado de valores o un CDT, siendo estos últimos activos respaldados por documentos físicos, pero que en realidad solo están disponibles para los usuarios en alguna plataforma virtual de un proveedor financiero.
En Colombia, el Banco de la República en su página web describe las criptomonedas como un activo, que “no son obligaciones reconocidas legalmente por una persona jurídica o institución que las respalde y que responda por cualquier fraude o falla en sus esquemas, sus protocolos de emisión y seguridad son bastante opacos, sus precios son altamente volátiles, la protección al consumidor y al inversionista en estos esquemas es cuestionable y tienen limitada aceptación” y que por ende no puede considerarse una moneda. No obstante, esto depende de la percepción con la que se entienda esta moneda, es decir, es probable que, si comparamos cada una de estas características con la moneda de algún país en una mala situación económica, sus residentes preferirían tener bitcóin y no sus monedas nacionales.
Por otro lado, es muy positivo el liderazgo que ha tenido este tema en nuestro país por parte de los entes reguladores y el Banco de la República, que activamente están desarrollando iniciativas para que estos activos puedan ser accedidos por los colombianos de forma segura. A modo de ejemplo, el sandbox regulatorio permite a nueve entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera realizar pruebas de nuevos productos para que de forma segura se puedan ofrecer en el mercado nacional.
Ayer, Coinbase se listó en la bolsa de Nasdaq, con un precio de US$381 por acción, valorando la compañía en US$99.600 millones y su comportamiento fue un éxito, dado que se valorizó en 12,5% durante la sesión, pero más que el comportamiento de su primer día en la bolsa, lo verdaderamente relevante es que la plataforma más emblemática para comprar criptomonedas fue aceptada por la SEC, el equivalente a la Superintendencia Financiera de los Estados Unidos, pasando todos los controles para la prevención del Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo, en cumplimiento a los estándares más exigentes en la materia a nivel mundial.
Personalmente, sigo de cerca el nacimiento de la nueva economía, una economía digital y sin fronteras, que precisamente necesita un sistema financiero que permita transacciones internacionales sin fricción y de forma justa para todas las personas que habitan el mundo. Por lo cual, considero que hoy es un día para celebrar, porque se prueba que se puede crear un activo transaccional para la nueva economía, sin estar atado a una única economía que respalde su aceptación, casi como si se permitiera el verdadero nacimiento de la mano invisible.
Dicho esto, estamos solo en el comienzo, y así como en el comienzo del papel moneda múltiples problemas y fraudes fueron vistos, no estaremos exentos a que esto ocurra, pero como siempre, los buenos prevalecen y los malos terminan judicializados.
¡Celebremos y adoptemos el cambio!