Cuando Gustavo Petro era el mejor amigo del Esmad

En su periodo como gobernante de Bogotá, Gustavo Petro acudió al Esmad no una, ni dos, ni tres veces. Lo utilizó 1003 veces bajo su mandato. Actualmente es uno de sus principales detractores, cuando en otros tiempos era su mejor amigo.

1003 veces es una cifra contundente que permite afirmar que dirigió acciones que hoy reprocha teniendo pleno conocimiento de estas. En aquel entonces, siguiendo sus parámetros de señalar sin fallo judicial, él era el represor, el que violentaba los derechos de los manifestantes, el que mandaba golpear, ultrajar, lesionar, abusar y humillar a los manifestantes que pacíficamente se desplazaban por las calles de Bogotá.

En aquel entonces fallecieron como consecuencia de la situación de orden público dos jóvenes. Se trata de Jhonny Velazco Galvis y de Christian Delgado, quienes murieron en medio de los desmanes. Asesino, le gritan todavía algunos muchachos en Engativá y en Suba La Gaitana, localidades en las que ocurrieron los hechos. Petro asesino.

La cifra de heridos en las protestas en aquel entonces también fue alta: 200 personas resultaron lesionadas. Estos hechos son perfectamente verificables por cualquier persona, particularmente deberían ser investigados por sus seguidores, que lo consideran impoluto olvidando episodios como este, en una amplia contradicción a sí mismo, pues ahora critica prácticas que avaló más de mil veces. Para ser exactos 1003.

Lo que más sorprende es la desfachatez con la que niega los hechos, cuando en su cuenta de Twitter manifestó tener conocimiento de los mismos. Parece que a Petro se le olvidan con facilidad los muertos ¿habrá otros que tal vez olvide y no conocemos?, ¿quizás, en su época como militante del M-19?

Insisto en recomendar altamente a los petroseguidores investigar en la cuenta de Twitter de su líder estos hechos que estoy denunciando. Deben conocer bien a quién le están regalando el voto. Lo más deplorable del asunto no es que solo lo niega sino que encima se burla de su existencia.

Así como antes era notable su cercanía al Esmad, por conveniencia política ahora su tendencia es arremeter contra él. Apoyar al Esmad no lo hace popular, atacar al Estado sí. Muy por encima de sus ataques al gobierno están sus ataques sistemáticos al Estado y a sus instituciones, desdeñables desde cualquier punto de vista. Hay muchas maneras de atentar contra las instituciones, y así como el pasado fin de semana atacaron al presidente y su comitiva, también se delinque a través de tuits y alocuciones incitando a la violencia en un claro menosprecio e irrespeto a nuestro Estado de derecho.

Que no le extrañe a Petro su desplome en las encuestas, en particular la realizada por el Centro Nacional de Consultoría, publicada el domingo pasado. Hacer política a punta de artimañas es una estrategia que le ha funcionado, pero que gracias a la veeduría ciudadana, juiciosa, responsable y disciplinada se le empieza a caer.

Muchos de los insucesos ocurridos durante el paro nacional son su directa responsabilidad, es algo que la opinión pública conoce y que empieza a cobrarle. Petro es un verdadero mentiroso. Sus acciones lo prueban. Tiene un guion perfecto para destrozar al país. Mejor que se vaya a Hollywood con el senador Gustavo Bolívar, aquí no tiene cabida semejante truhan.