MAURICIO BOTERO

Opinión

Días aciagos para el transporte eléctrico

Colombia es muy poco, por decir nada, lo que está haciendo en materia de transición del transporte, aparte de discursos bobos en los foros internacionales sobre el clima.

Mauricio Botero Caicedo
27 de marzo de 2024

Días aciagos atraviesa el transporte eléctrico, en parte por los propios errores de los fabricantes de estos equipos, y en parte por la parálisis gubernamental, principalmente en temas de regulación, promoción y diseño de incentivos para fomentar la transición energética. Las dificultades que enfrenta el sector son especialmente graves, ya que consume cerca del 70 % del petróleo que se consume a nivel mundial. Dicho de otra forma, sin que haya una conversión masiva de los medios de transporte a eléctricos, indistintamente sean terrestres, marítimos o aéreos, la dependencia de los combustibles fósiles contaminantes va a continuar.

Hoy, con la notable excepción de Tesla, casi todos los fabricantes de vehículos eléctricos en Estados Unidos enfrentan serias dificultades financieras. La disminución en la demanda de estos vehículos a pesar de las cuantiosas rebajas e incentivos, añadido a un aumento importante en los inventarios, han hecho que tanto los mercados como el sector financiero sea mucho más cauteloso en la financiación de las fábricas como del capital de trabajo. Buena parte del problema recae en que los principales fabricantes de vehículos eléctricos (Tesla, Rivian, Lucid, Fisker, Ford y General Motors) se dedicaron casi exclusivamente a producir autos de alta gama para un mercado que está casi saturado. Las empresas estadunidenses dejaron que la China se apoderara del mercado de los eléctricos de mediano y bajo costo. BYD, una empresa china con Warren Buffett como uno de sus principales accionistas, está fabricando un carro eléctrico cuyo costo es de 10.000 dólares. Hoy, en vez de mirar cómo pueden penetrar el mercado de mediano y bajo costo, con enorme miopía los fabricantes en Estados Unidos le solicitan al Gobierno aranceles casi confiscatorios a los vehículos eléctricos chinos.

Pero el otro gran culpable de los días aciagos por los que atraviesa el sector del transporte eléctrico son los gobiernos que no le han prestado suficiente atención a establecer redes de recarga a lo largo y ancho de sus países. Al no existir esa red de recarga, que pueda eliminar o por lo menos disminuir la llamada “ansiedad de quedarse sin batería”, va a ser casi imposible aumentar la demanda por los vehículos eléctricos. Una medida tan sencilla como obligar a toda estación nueva de tener una ‘isla de recarga’ y darles a las antiguas un plazo para ponerla, ni siquiera está en ciernes en la mayoría de los países. Mientras no se elimine o disipe la “ansiedad de recarga”, los vehículos ideales son los híbridos, que si bien siguen contaminando, lo hacen solo en un 25 a 35 % de aquellos con motores convencionales. La principal empresa a nivel mundial que leyó correctamente la enorme demanda que podrían tener los híbridos es la Toyota, cuyos vehículos con esta tecnología dominan los mercados en este sector.

Colombia es muy poco, por decir nada, lo que está haciendo en materia de transición del transporte, aparte de discursos bobos en los foros internacionales sobre el clima. El país tiene posibilidad a corto plazo de convertir el parque de motocicletas que muy rápidamente se acerca a los 16 millones de unidades, a eléctricas. Hoy, las motos eléctricas solo representan el 0,3 % del mercado, una cifra a todas luces ridícula. Limitaciones a la importación de vehículos híbridos también va en contra de la transición. Pareciera que el país, lejos de buscar objetivos concretos en la transición energética, ¡lo que quiere es seguir echando discursos pendejos en todo foro climático al que se le invite!