Mauricio Botero

OPINIÓN

¡El aumento al impuesto al carbono es indispensable!

El impuesto sobre el carbono es un tributo medioambiental que recae sobre las emisiones de gas con efecto invernadero y que busca limitar y/o mitigar los abusos de la contaminación, principalmente la que emana de los combustibles fósiles, haciendo pagar a los contaminadores en proporción a sus emisiones.

24 de marzo de 2021

Como lo reseñaba un reciente artículo, el impacto del impuesto sobre los productos finales, como es la gasolina y la electricidad sucia, “aumenta sus precios en proporción a las emisiones que ha provocado su producción, promoviendo el consumo de los productos que hayan inducido menos emisiones de dióxido de carbono en su fabricación. Un aumento gradual y planificado del impuesto puede ayudar a orientar las inversiones a largo plazo, dejando tiempo suficiente a los consumidores y a las empresas para adaptarse. El impuesto es una opción abierta para los países comprometidos en reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo, mediante el Protocolo de Kyoto. Así, el objetivo no es solo contribuir a disminuir la incidencia del CO2 en el cambio climático, sino también en reducir la dependencia de muchos países de los combustibles fósiles y progresar hacia una economía ecológicamente sostenible.”

Según el analista José Palma Tagle, “La ventaja del impuesto al carbono es que grava el costo de polución al medioambiente, se obtienen recursos para planes de adaptación al cambio climático y lo más relevante, estimula un mercado descarbonizado hacia energías limpias y movilidad eléctrica. En Latinoamérica, el impuesto al carbono, adoptado por países como Chile, México y Colombia, es de 5 dólares por tonelada. Lamentablemente, estas tasas son muy bajas y de exigua recaudación que no compensan las emisiones de CO2 emitidas. Para que haya un cambio significativo, el alza del tributo debe ser tal que su costo disuada al consumidor y a las empresas de adquirir combustibles fósiles.”

La experiencia de los países que han adoptado un impuesto importante al carbono, es que hay una larga lista de razones a favor de este tributo. Según una revista especializada, “Tal vez el principal, al final, es que es una opción mucho más simple que un sistema de límites máximos y comercio, y es, según el economista de Harvard, N. Gregory Mankiw, ha dicho , “más eficaz y menos invasivo” que enfoques de tipo regulatorios que gobiernos tienden a poner en práctica. De hecho, los economistas tienden a apoyar los impuestos al carbono. Cuando el Foro Intergubernamental pidió a un grupo de 51 destacados economistas opinión sobre un impuesto sobre el carbono, si sería “una forma más barata de reducir las emisiones de dióxido de carbono comparadas a políticas tales como requerimientos sobre la economía de combustible promedio ‘para automóviles’,” el acuerdo fue rotundo: el 90 por ciento estaba de acuerdo o muy de acuerdo. El economista de Yale, Christopher Udry, comentó: “No hay nada más claro que esto en términos económicos, provee incentivos para encontrar formas menos costosas para reducir las emisiones.” ”Economía completamente básica!”, añadió Robert Hall de Stanford.”

Ojalá que el aumento al impuesto al carbono, que será incluido en la próxima reforma fiscal, sea lo suficientemente alto en el tiempo para disuadir a los consumidores de seguir utilizando combustibles fósiles de forma indefinida. Los colombianos que aspiramos a un país menos contaminado así lo exigimos.

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