Camilo Cuervo (Foto para columna)

Opinión

El dólar y la inflación están empobreciendo a todos los colombianos

Así no quiera aceptarlo el progresismo, en tan solo 60 días del actual gobierno, los colombianos somos al menos 20 % más pobres.

21 de octubre de 2022

En las últimas semanas nuestras más tenebrosas pesadillas económicas se han hecho realidad. Fruto de un coletazo mundial que se ha propagado exponencialmente en Colombia como consecuencia del manejo errático y fanático del gobierno Petro, hemos visto cómo nuestros ingresos y nuestro patrimonio son consumidos dramáticamente por un alza histórica en los precios y por la astronómica cotización del dólar.

Hoy es claro, así quieran ocultarlo en la retórica de la lucha de clases y en la defensa pseudoambientalista, que las salidas en falso del presidente y sus ministros han generado un ambiente económico muy inestable y volátil. Las amenazas de frenar la explotación petrolera, la reforma tributaria confiscatoria, la sugerencia de un control de precios, la insinuación de un corralito de capitales y las constantes amenazas al empresariado nacional han generado mucho nerviosismo, tanto que casi raya en el pánico colectivo.

La gente, ante tanta incoherencia política y macroeconómica, lógicamente reacciona, se protege y encuentra que el mejor lugar para refugiarse es el dólar. No han sido suficientes los llamados del ministro Ocampo a la prudencia y su rol de “bombero” ministerial dedicado casi por completo a apagar los incendios que sus compañeros de gabinete generan. Los colombianos están asustados y ya no creen en las buenas intenciones del prometido “cambio”.

Lo preocupante, cínico y hasta cierto punto paradójico, es que nos quieran hacer creer que un incremento en el valor de la divisa americana solo afecta a los “ricos” que pueden comprarlos o que todo es culpa del Tío Sam que está empobreciendo deliberadamente al resto del mundo. Eso no solo es falso, sino absolutamente absurdo. Es tanto como hacerles creer a los colombianos que la tierra es plana o que el Sol gira alrededor de ella.

Lo que algunos seguidores enceguecidos del actual gobierno Petro no comprenden es que el incremento del dólar es quizás el factor que más está impactando el precio de todos los bienes y servicios. Gústenos o no, en una economía totalmente integrada, globalizada y moderna es imposible que todo se produzca localmente y que la cotización de la moneda universal no nos afecte. Si el dólar sube, todo sube, incluso la papa que nos comemos en el almuerzo.

Así no quiera aceptarlo el progresismo, en tan solo 60 días del actual gobierno, los colombianos somos al menos 20 % más pobres. Y los que ya eran pobres, fruto de la inflación, hoy pueden estar muy cercanos a la miseria. La afectación económica que sufrió el país como consecuencia de la pandemia ya empieza a lucir menor, comparada con el oscuro panorama que ya estamos viviendo.

Lo que hasta hace algunas semanas era unanimidad legislativa a ultranza, ya evidencia fisuras. Los declarados “partidos de gobierno” ya están levantando la mano para pedir mesura, cambiar de “posición” y tratar de suavizar los discursos altisonantes de la retórica populista. Comprenden finalmente que la única salida es que el naciente gobierno empiece a generar confianza para tranquilizar a la gente, lo demás no solo será infructuoso, sino contraproducente.

Lastimosamente, conociendo el talante de Petro, estamos muy lejos de ello; por el contrario, a veces pareciera que su único objetivo es generar aun mayor desasosiego. A pesar de la bomba de tiempo que Petro tiene entre sus manos, no ha hecho el menor esfuerzo por desactivarla. Todos los días juega con la retórica para enviar mensajes que solo le echan más gasolina al fuego.

Parafraseando una popular serie televisiva de narrativas fantásticas y de intrigas retorcidas por el poder… cuesta reconocerlo, pero como vamos, “winter is coming…”.

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