Miguel Angel Herrera.

OPINIÓN

El periodismo en la pandemia

Esta semana muchos han reflexionado acerca del impacto de la pandemia en el periodismo y del periodismo en la pandemia. No es menor el reto que han tenido los periodistas por la crisis sanitaria y pocas veces ha sido tan imprescindible la actividad periodística para la vida en sociedad.

11 de febrero de 2021

Por la pandemia, el periodista ha jugado un rol de intermediación entre política y ciencia defendiendo la libre expresión en la época de más restricciones de libertades fundamentales de nuestra historia reciente. Y por la pandemia ha quedado claro que el periodismo digital y científico son el plato fuerte del presente y del futuro cercano.

Con los ciudadanos en las casas, con miedo e incertidumbre en niveles extraordinarios, la demanda de información sobre los temas y problemas públicos nunca fue tan alta. Quizás solamente los pueblos en guerra hayan experimentado algo similar. Así, la información periodística se convirtió durante la pandemia casi en un servicio vital, como el agua o la energía eléctrica. Y como servicio prácticamente público, el periodismo está descubriendo importantes oportunidades y nuevos retos.

En primer lugar la crisis sanitaria ha corroborado el papel vigilante y crítico que tiene el periodismo frente a la política, y en el contexto que vivimos, frente a las políticas públicas, particularmente. Periodismo y política han tenido evolutivamente una relación dialéctica, pero la pandemia acentuó la función veedora del primero sobre la segunda, a la vez que los agentes de poder sintieron aún más la trascendencia de los medios periodísticos. En este sentido los periodistas se han visto retados a ir más allá de la noticia política típica o natural, teniendo que entender más de administración pública. El cubrimiento político ha perdido trivialidad y ganado fondo en la medida en que la pandemia ha obligado a pasar de la “cosa” o chisme político a la información sobre las políticas públicas.

Pero entender las políticas públicas, en especial las sanitarias, ha llevado a los periodistas a sumergirse en el mundo de la salud. La pandemia entonces ha validado la importancia de un periodismo que hasta antes de la crisis sanitaria era percibido como árido, lejano y poco comercial: el periodismo científico. Por la pandemia, cualquier periodista está prácticamente obligado a manejar un mínimo de fuentes y datos científicos. Es esperable que este fenómeno impregne de ciencia a los periodistas generalistas y especialice, al menos temporalmente, a los periodistas a cargo de los temas sociales y sanitarios. La fuerza de la información científica de este tiempo debería incentivar un periodismo menos especulativo y más técnico.

Un reto adicional ha tenido el periodismo: informar en medio del tsunami digital suscitado por la pandemia. El encierro de los ciudadanos, la incertidumbre y la angustia han propiciado una explosión sin precedentes de información falsa, memes corrosivos, comentarios injuriosos, descalificaciones personales y muchas otras expresiones que configuran una comunicación digital caótica, excluyente, confusa y destructiva. Menudo lio considerando que enfrentar con éxito la pandemia requiere ciudadanos bien informados, autónomos, responsables y críticos. Pero es precisamente esta la oportunidad de oro para el periodismo contemporáneo, que como sociedad no podemos perder. Un periodismo verificador de la verdad y promotor de la deliberación social informada. Ahora mas que siempre necesitamos una sociedad capaz de deliberar para combatir la parcialidad, los intereses y la violación de derechos. Y en este sentido el periodismo juega un rol igual de importante al sistema educativo.

Pero no es nada fácil verificar la verdad y promover la deliberación informada en la era más desinformada que ha vivido la humanidad. El periodismo está hoy obligado a reinventarse en un ambiente digital global pero evitando emular los hábitos de la comunicación de las redes sociales: la especulación, la trivialidad y la reacción emocional. Es en este contexto de pobreza ética donde más importantes se hacen los valores del periodismo digital. La pandemia ha incentivado además el desarrollo de capacidades que no son naturales en el periodismo clásico como la creatividad, la interacción con el consumidor de la información y el emprendimiento periodístico. Hoy tenemos muchos más medios innovadores, cocreadores de contenido con el ciudadano e independientes. ¡Es un buen legado de la pandemia!

Por último, la pandemia ha fomentado un periodismo más nacionalista y humanitario. La actividad periodística está hoy más enfocada en la protección casi inconsciente de los derechos de los colombianos (tanto socioeconómicos como sanitarios) y más sensible a las necesidades de las poblaciones vulnerables. Hoy, gracias en parte a los medios, nuestros adultos mayores son más importantes, por ejemplo.

Pero la pandemia deja a su paso varios retos que aún están pendientes por resolver, como la confianza del consumidor en la información, la profundidad de la misma y la sostenibilidad financiera de los medios. Hoy en general los ciudadanos valoramos más el oficio periodístico responsable, sin el cual no nos imaginamos la sobrevivencia durante la pandemia, pero no estamos dispuestos a pagar por la información. Es hora de valorar el periodismo serio.

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