ANÁLISIS
El poder transformador de la tecnología
La tecnología se ha convertido en el mayor habilitador para solucionar a problemas o situaciones que pensamos eran imposibles de resolver como sociedad.
Hoy, las personas, las compañías y los gobiernos no concebimos el mundo sin la tecnología. La tecnología irrumpió en nuestras vidas y nos obligó a enfrentarnos a lo desconocido y asumir posturas disruptivas, que poco a poco han permeado todos los ámbitos de actuación e interacción humana.
Desde los hábitos de vida más sencillos, la forma en la que nos comunicamos, nuestros sistemas de transporte y aun los temas más complejos de abordar, como la salud pública, no pueden obviar la inherencia de los desarrollos tecnológicos y las inevitables implicaciones que ellos conllevan. Estos cambios nos demandan estar a la altura de un momento histórico único en que la humanidad está en capacidad de marcar un punto de inflexión que la conduzca a su transformación.
Es así como todos los avances en distintas materias están, en su mayoría, respaldados por extraordinarios desarrollos científicos y tecnológicos, cuya única razón de ser es la permanente y constante búsqueda de mejores estándares de vida. En ello radica el poder transformador de la tecnología. Negarlo es negarnos a nosotros mismos la posibilidad de encontrar más y mejores posibilidades de supervivencia.
Por ejemplo, recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo el lanzamiento de su estrategia para promover la salud digital. Esto significa utilizar la tecnología de las comunicaciones para garantizar la prestación de servicios de salud a más poblaciones, de forma oportuna y eficiente. Para este organismo multilateral es indispensable que los países fortalezcan su infraestructura digital en el sector salud, aplicando las tecnologías existentes y las que están por venir, para promover así uno de los más básicos de todos los derechos, el acceso universal y equitativo a los servicios de salud.
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Para que la salud digital sea un hecho, la OMS plantea un enfoque en tres niveles de la sociedad: los tomadores de decisión, los profesionales de la salud y la población. Tres niveles que se vuelven comunes y a la vez determinantes en la implementación de cualquier política pública.
En el caso de los tomadores de decisión, es necesario que haya una coordinación entre el nivel local, regional y nacional, además de garantizar el uso ético, seguro y sostenible de la tecnología aplicada en salud. Para los profesionales, el objetivo es utilizar las tecnologías para brindar servicios de atención médica efectiva a la población. Y, por último, la población, debe contar con la información necesaria y suficiente para tomar decisiones informadas sobre su salud.
El sector privado no puede ser ajeno a este enfoque. Es así como la tecnología se convierte en un agente de cambio para nuestra propia transformación. En el caso de la industria tabacalera, el ejemplo que ilustra este enfoque es su apuesta por nuevos productos libres de humo. Con extraordinarios niveles de inversión en tecnología, ciencia e innovación, esta industria ha desarrollado productos que buscan tener un impacto positivo en la salud de los fumadores adultos actuales, eliminando la combustión del tabaco y, por ende, reduciendo el riesgo de exposición a partículas nocivas o potencialmente nocivas.
El resultado de este desarrollo, además de representar una mejor opción en comparación con el cigarrillo, se ve reflejado en el potencial de reducción de las enfermedades no transmisibles causadas por el tabaquismo y, en consecuencia, en la potencialidad para constituir una herramienta prioritaria para las autoridades del sector para la promoción de la salud pública.
Lo anterior requiere desprenderse de paradigmas e ideologías, empezar a pensar de manera disruptiva y entender que es posible considerar alternativas de riesgo reducido, que contrario a teorías absolutistas y prohibicionistas, no nos alejen de una verdadera oportunidad para resolver una problemática en salud milenaria.
Lo anterior se puede lograr con apoyo de un marco regulatorio idóneo que a través de parámetros claros establezca un trato diferenciado con los cigarrillos y permita entender la diversidad de riesgos, atributos y usos. Es indispensable que los fumadores adultos conozcan estas alternativas y puedan informarse en aras de tomar decisiones guiadas por la experiencia internacional, los hechos y la evidencia científica.
Tanto las entidades públicas, como las ONG y, por supuesto, el sector privado, están buscando la forma de mejorar la calidad de vida de las personas, de encontrar mecanismos y herramientas que nos permitan avanzar en esta dirección. Tenemos en nuestras manos una oportunidad única para transformar la sociedad y, sin lugar a duda, la tecnología se erige como un catalizador de oportunidades para generar esta trascendental y tan anhelada transformación.