ANÁLISIS
El viaje hacia la sustentabilidad y el crecimiento
Durante el 2020, observamos un importante aumento en lo que esperan los inversionistas, clientes, empleados y gobiernos de las compañías con relación al medio ambiente, políticas sociales y gobernanza (ESG por sus siglas en inglés). Este enfoque motivó a las empresas a asumir compromisos más agresivos y tener mayor transparencia en sus informes de responsabilidad corporativa.
Las empresas de Colombia que quieren desarrollar y mejorar su ESG necesitan equilibrar dos factores fundamentales: sus compromisos de sostenibilidad y sus compromisos financieros. Algunas veces, estos dos elementos pueden parecer opuestos, lo que hace que las empresas se pregunten si deben sacrificar el uno por el otro. En medio de la situación sanitaria, hemos visto cómo distintas compañías han sacado su mejor cara y se han destacado por desarrollar iniciativas que benefician a sus colaboradores.
Me atrevo a afirmar que tanto el crecimiento fiscal como la administración efectiva son posibles y alcanzables con prácticas sostenibles y con el impulso constante de la innovación tecnológica, ubicando las inquietudes ambientales al frente de nuestras decisiones empresariales e involucrando a nuestras comunidades y grupos de interés en nuestra labor para transitar a un mundo más sustentable. De esta manera, existen tres consideraciones fundamentales para garantizar que la ESG y la estrategia de crecimiento de una empresa se complementen.
La primera de ellas es ser transparentes, compartir las victorias y las posibilidades para mejorar. En este punto es indispensable entender los requisitos de datos de ESG de sus principales inversionistas y clientes y después usar la información para evaluar oportunidades con el fin de mejorar la calidad de los datos y los procesos internos.
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Así mismo, muchas empresas ya están haciendo un trabajo sobre los aspectos ESG en grupos aislados. Es importante juntar estos esfuerzos y trabajar con los equipos de liderazgo para desarrollar una estrategia integrada en responsabilidad corporativa. La mayoría de las compañías cuentan con estrategias existentes enfocadas en temas clave, así que es la hora de aprovecharlas como punto de partida para incorporarlas en una estructura más holística para toda la compañía y así, encontrar maneras de reforzarlas en sistemas y procesos.
Finalmente, y quizá lo más importante, es crear nuevos y sorprendentes modelos de colaboración interna y externa; es decir, encontrar maneras de romper los silos internos y reunir a los expertos de la empresa que a lo mejor no trabajaron juntos anteriormente. De esta manera, se lograrán identificar oportunidades para unir fuerzas con los clientes, trabajar junto a fundaciones o asociarse con instituciones educativas, gobiernos y responsables políticos, lo cual será de valor para aprovechar una gama más amplia de experiencia y permitir una mayor escala de impacto de la que cualquier organización puede lograr por sí sola.
Los retos que enfrenta nuestro mundo son grandes y es necesario unir fuerzas para superarlos. Una lección muy importante que nos quedó del año pasado es que cuando trabajamos juntos, podemos lograr más.
Todos deberíamos poner de nuestra parte y no perder de vista los compromisos que hemos asumido en este tiempo. Además, la tecnología nunca había sido tan importante para la humanidad, y un mejor futuro necesita que todos nosotros cumplamos con nuestro propósito.