Opinión
En las entrañas de la nueva ruta de la seda digital
La iniciativa ‘Belt and Road’ también tiene una cara digital y su expansión en los países en vía de desarrollo le dará a China el control sobre el 5G global.
China entendió la importancia de la infraestructura física y digital. Por ello, su nueva Ruta de la Seda, también conocida como Belt and Road Iniciative, no solo abarca puentes, viaductos, carreteras, aeropuertos, etc., sino también la construcción de cableado submarino, centros de datos y tecnología 5G.
Esa expansión cobra aún más relevancia hoy con las medidas que Occidente ha impuesto a Rusia. Su aislamiento de la economía mundial lo acerca aún más a su aliado chino.
En 2008, el Banco de Desarrollo de China y demás bancos estatales financiaron, con US$ 600 millones, proyectos de telecomunicaciones destinados a la compra de equipos fabricados por ZTE y Huawei en Rusia. Por lo que en el futuro podemos esperar que esta alianza sea aún más fuerte.
Más allá de la guerra, la Iniciativa Belt and Road ―cuyo costo está ponderado en US$ 4 trillones― tiene en el campo digital una de sus victorias. ¿Cómo se está llevando a cabo la expansión digital china?
Esta es la pregunta que plantea Jonathan E. Hillman en su libro The Digital Silk Road. En este se exploran los métodos con los cuales China ha logrado avanzar tecnológicamente en poco más de dos generaciones.
Hillman, quien es académico del Center for Strategic and International Studies, explica en detalle cómo el surgimiento de Huawei correspondió con el declive de empresas occidentales que eran su competencia. El caso más emblemático es el de Nortel, otrora fabricante de equipos de telecomunicaciones, que empleaba a 90.000 personas y tenía un valor de mercado de US$ 250 mil millones. Nortel representó el 35 % del índice bursátil de referencia de Canadá (TSE 300).
Esta, al igual que otras tantas compañías de telecomunicaciones, vio en la apertura del mercado chino una gran oportunidad: pasó de importar las máquinas a llevar las partes a China y ensamblarlas allí. El mercado era enorme: “solo durante 1994, China agregó 10 millones de líneas telefónicas principales y 930 mil nuevos suscriptores de teléfonos móviles, una tasa de crecimiento anual de más del 50 % y casi el 150 %, respectivamente”.
No obstante, el espionaje chino, más los subsidios que el gobierno le otorgó a Huawei, con los que vendía routers 40 % por debajo del precio de sus competidores, le quitaron a Nortel su cuota de mercado. Esto, sumado a las malas decisiones de los ejecutivos de la compañía, llevaron a Nortel a declararse en bancarrota en 2009.
Sin embargo, tras declararse en bancarrota, Huawei no adquirió las patentes de la compañía, sino que contrató a los directores y líderes de los equipos de investigación y desarrollo, cuyos conocimientos le sirvieron para ofrecer el primer servicio de internet 5G a nivel mundial.
El punto, que explica Hillman, es que los operadores al comprar soluciones de un mismo proveedor adquieren el equipo de una misma compañía, porque “cuantos más equipos se agregan, más costoso se vuelve cambiar de proveedor en el futuro”.
Esta es una característica de la industria que Huawei ha sabido explotar en países en vía de desarrollo y que podemos resumir en tres formas:
- Huawei se promociona con el argumento de que reduce drásticamente los costos operativos de gobiernos y simplifica la prestación de servicios públicos a través de sus servicios.
- Huawei vende tanto las soluciones en la nube como el hardware que lo opera. Esta flexibilidad se acopla a todos los presupuestos gubernamentales de los países en desarrollo.
- La compañía recibe financiamiento de la banca estatal, con la cual construye infraestructura adicional, sin costo para el país, pero sin precisar gastos futuros de mantenimiento y seguridad.
Con esta estrategia, Huawei ha logrado ser líder mundial de la tecnología 5G, superando a Ericsson y Nokia. Este avance de una compañía china es una cuestión de seguridad nacional para Estados Unidos, que ve en esto un riesgo para la ciberseguridad de sus aliados.
La alternativa que ha planteado Estados Unidos al Belt and Road es el Quad, un foro estratégico que reúne a este país, Japón, Australia e India, y que tiene como objetivo contener el avance económico y militar chino.
La expansión del 5G de Huawei también es un incentivo para que Estados Unidos retome la producción de sus manufacturas. Con ello aumentará su productividad, desarrollo y competitividad no solo en telecomunicaciones, sino también en tecnologías cruciales para el siglo XXI, como la computación cuántica y la inteligencia artificial.