OPINIÓN
Informe Ocde 2022: Vamos bien, pero nos falta mucho en materia de empleo
Lastimosamente nos estamos acostumbrando a discursos que solo buscan polarizar, pero que de fondo no proponen nada.
Esta semana se conoció el informe del estudio económico realizado para Colombia por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), en su versión 2022. Los resultados terminaron de ser mucho mejores de lo que los fatalistas señores del caos y la anarquía estaban esperando, sin embargo, existen tareas pendientes que necesariamente deben ser parte del debate electoral en el que nos encontramos.
Para empezar, el informe reconoce que la reactivación económica es notable, incluso por encima de los promedios mundiales. Indica que las medidas de apoyo del gobierno Duque a la población vulnerable durante la pandemia, a través de subsidios directos, ayudaron a mantener el consumo e impidieron una mayor degradación de la economía durante los aislamientos.
La Ocde en materia tributaria reconoce que la última reforma es un buen comienzo en procura de recuperar el “colchón fiscal”, pero su implementación y verdadero efecto solo podrá determinarse en un par de años. En lo estructural, insiste en que las personas que pagan el impuesto a la renta son muy pocas y que el incremento de las cargas fiscales a las empresas, contrario a lo que proponen algunos candidatos populistas, solo generará un mayor hueco en las finanzas públicas por el incentivo a la evasión y la pérdida de la confianza de los inversionistas ante nuevos e inesperados impuestos.
Para tristeza de todos, se prenden las alarmas para advertir que la pandemia pudo haber generado una gran brecha educativa producto de un aislamiento sanitario —mucho más extenso que el del resto de países de la organización—, el difícil acceso a la conectividad digital y la notoria deserción en todos los niveles educativos, pero en especial en los jóvenes próximos a ingresar al mercado de trabajo. Se critica con fuerza la baja cobertura en la educación prescolar, indicando que el 50 % de los niños menores de 5 años no acceden a ningún sistema educativo.
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Quizá en lo que más énfasis hace el informe es en la necesidad de implementar una reforma estructural al mercado de empleo y de los sistemas de protección social. Reconoce que el gran lunar es la informalidad laboral, que se incrementó notablemente con la pandemia, en especial en mujeres y jóvenes.
Se concluye que la aplicación de la normatividad laboral es muy compleja y poco extendida porque la propensión a mantener pequeños negocios, sin vocación de crecimiento, conllevan bajos ingresos y deficiencias muy significativas en la protección pensional, a pesar de que se reconoce una amplia y positiva cobertura, a través de subsidios, de la protección sanitaria.
Al igual que otros estudios, examina que el salario mínimo es muy alto, razón por la cual, las cotizaciones y coberturas pensionales encuentran en ese monto una barrera de acceso muy significativa.
En materia pensional y de cobertura de protección social genera algunas conclusiones que ya conocíamos, sin embargo, es bastante eficiente en generar propuestas concretas, quizá muy difíciles de implementar, pero que marcan un camino a recorrer sin importar quien sea el próximo presidente de los colombianos o cómo quede conformado el nuevo Congreso.
A manera de ejemplo, determina que Colombia, al igual que muchos países de la Ocde, debe establecer una renta básica universal, financiada con recursos fiscales, que se constituya en el primer pilar de un nuevo sistema pensional. Concluye que, en materia de salud, sus subsistemas subsidiado y contributivo deben fusionarse para fortalecer un único régimen sanitario que conjugue y optimice la financiación privada con los actuales subsidios públicos.
Finalmente, el informe hace un llamado urgente a priorizar la agenda medioambiental para impedir que la destrucción acelerada de los recursos naturales, en especial la deforestación, se convierta en una gran carga social y económica en el corto plazo.
Lo sorprendente es que el informe ha pasado inadvertido en la actual agenda política, a pesar de que el diagnóstico es muy bueno, y que a diferencia del informe de la Misión de Empleo que se conoció el mes pasado, en este caso se generan propuestas muy concretas. Prácticamente ningún candidato presidencial ha hecho referencia a cómo manejaría los problemas detectados y lo más importante, cuáles serían las posibles soluciones.
Si en el debate presidencial no se dice mucho, en el debate de un Congreso que está a tres semanas de elegirse, las propuestas concretas son prácticamente inexistentes. Lastimosamente nos estamos acostumbrando a discursos que solo buscan polarizar, pero que de fondo no proponen nada. Mucha retórica de odio y de acusaciones de todo tipo, pero las soluciones se ven muy distantes; finalmente los discursos con argumentos serios y responsables no generan votos.