OPINIÓN
La calificación y no perder de vista la meta
El pasado 19 de mayo la agencia calificadora Standard and Poor’s redujo la calificación de Colombia de BBB- a BB+ con lo que la deuda emitida por el gobierno pasa de ser grado de inversión a grado especulativo, en la columna de esta semana quiero ver cómo fue recibido por los mercados y qué implica para el país.
El pasado 19 de mayo, la agencia calificadora Standard and Poor’s redujo la calificación de Colombia de BBB- a BB+, lo que implica que nuestra deuda pública dejó de ser grado de inversión. Como lo he mencionado antes, la calificación crediticia es una medida asociada al riesgo de incumplimiento de un emisor de pagar los flujos asociados a sus bonos, así que una reducción en esta envía una señal al mercado diciéndole que Colombia es ahora más riesgosa.
LOS TES EN EL CENTRO
Primero aclaremos un par de cosas, en algunos medios he escuchado el símil de que la reducción de calificación es como estar reportado en una central de riesgo, eso no es correcto ya que Colombia nunca ha entrado en default es decir nunca ha dejado de pagar, lo que sucede es que ahora simplemente se percibe más riesgoso en términos de su sostenibilidad fiscal y estabilidad política. Segundo, esta no es la primera vez que las calificadoras nos bajan la calificación, en 1999 después de la crisis económica de ese momento pasó un escenario similar en el que perdimos el grado de inversión e inclusive llegamos a marcar BB, entre 2000 y 2006, en 2011 la calificación aumenta y con ella el grado de inversión hasta este año.
El escenario lógico para evaluar esto es sin lugar a dudas el mercado de deuda pública y para esto he decidido utilizar el gráfico 1 que me permite comparar la tasa de los TES con vencimiento a julio de 2024 con el Credit Default Swap Spread o CDS Spread para los bonos a 10 años colombianos. Tomé datos desde 2009, ya que permite evaluar un periodo donde estábamos calificados con grado especulativo, así como el aumento a grado de inversión en 2011, marcado con la primera elipse roja, en la cual se puede ver cómo la tasa yield de los TES con vencimiento a julio de 2024 va disminuyendo de estar cerca al 9 % hasta 5 % en 2013.
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Sin embargo, los siguientes aumentos tanto en tasas yield de estos TES como en CDS vienen impulsados no por la calificación sino por factores externos, como la caída del precio del crudo que marcó mínimos en 2016 y por supuesto toda la venta masiva de deuda de emergentes en medio de la incertidumbre provocada por la pandemia en marzo del año anterior.
OTRO FACTOR, LOS TENEDORES DE TES
El 7 de mayo se publicó el informe de tenedores de deuda, que muestra a corte del 30 de abril quiénes eran los dueños de todos los TES vigentes en este momento, donde los fondos de pensiones son los mayores con 28,86 % pero seguido muy de cerca de los fondos de capital extranjero con 24,65 %. Este último grupo mostró un aumento importante en su posición frente a 22,43 % a abril de 2020, momento en el cual se sintió un marcado aumento en la percepción de riesgo, lo que llevó a ventas de emergentes por parte de los inversionistas, tal y como puede verse en el gráfico 1.
En este sentido la gran pregunta que queda es, si bien hemos visto un aumento en la posición de extranjeros, cuántos de estos fondos podrían estar sujetos a niveles de calificación mínimos para nuestros bonos en su estrategia de inversión y cómo eso podría afectar la composición de los tenedores y en últimas las tasas yield en el mercado.
NO OLVIDEMOS LA TASA DE CAMBIO
La Tasa de cambio mostró un aumento en 1999 después de la pérdida del grado de inversión junto con las demás consecuencias de la crisis económica de ese momento en Colombia llegando al nivel récord de 3.000 pesos por dólar en 2003. Sin embargo, esta tendencia se corrige y el aumento en los precios del crudo desde 2003 hasta 2008 en el que estuvo por encima de 100 dólares el barril lo llevó a estar por debajo del soporte de $2.000 pesos por dólar.
Es interesante ver cómo el petróleo jugó un papel importante, tanto en sus máximos como en sus mínimos históricos para el dólar y los TES, y vale la pena notar que nos encontramos en un escenario con expectativas de aumento de demanda con el Brent que ha intentado romper al alza el nivel de $70 dólares por barril. Esto sin duda, bien aprovechado puede dar un impulso a la economía en medio de esta coyuntura y por tanto ser un elemento a favor para una mejor estabilidad fiscal.
Para terminar, quiero cerrar con algo que también dije en el episodio de mi pódcast que hice sobre este tema y es que al final del día la calificación crediticia es una consecuencia de que Colombia haga bien la tarea y este se enmarca en tres frentes, mayores tasas de crecimiento económico, reducción del desempleo (en especial el de los jóvenes) y mejorar los indicadores de pobreza, todo esto en un contexto de mayor sostenibilidad fiscal. Lograr todo lo anterior no es fácil, en especial en medio de este ambiente de incertidumbre y protesta social, pero son los mismos objetivos que lograrán atacar precisamente este descontento que no es nuevo pero que agravó la pandemia y que en realidad debe ser el foco de atención, ya la calificación es una consecuencia de no perder de vista la meta.