Opinión
La guerra de la gasolina
Muy mal algunos opositores al Gobierno Petro que utilicen el aumento del precio de la gasolina con propósitos politiqueros, ya que estoy seguro tienen claro que lo correcto es subir el precio y no subsidiar.
Si nos pusiéramos a hacer un estudio detallado sobre las materias primas con mayor volatilidad en los mercados de futuros, seguramente tendríamos en los primeros lugares al petróleo, ya que fuera de ser un bien fundamental para la economía, geopolíticamente es un instrumento de poder muy importante.
El precio futuro del petróleo se mueve por muchos factores adicionales a la oferta y la demanda, temas como las reservas de cada país, el momento actual de exploración, los inventarios y el aumento y disminución de las cuotas de la Organización de Países Productores de Petróleo, Opep, hacen de este una materia prima única.
Obviamente, el valor de todos los derivados del petróleo están sujetos a su precio, por tanto, la gasolina en Colombia siempre lo ha estado. Desde hace años existía una metodología en la cual el precio de la gasolina se movía con el precio del petróleo, pero se le disminuía la volatilidad con un fondo de estabilización que en las subidas perdía plata y en las bajadas ganaba. Durante las marchas del gobierno Duque, decidieron por susto a las revueltas juveniles congelar el precio, el fondo quedó con déficit enorme que pagamos todos los colombianos, un error garrafal. Hoy en día el Gobierno Petro ha venido subiendo el precio solamente de la gasolina, medida que consideramos sana, a pesar de hacerlo sin metodología, $ 600 mensuales el galón.
Cualquier precio por debajo de su costo de un derivado del petróleo es un subsidio. Venezuela lo hace: regala la gasolina a un precio irrisorio y de nada ha servido. En Colombia todavía tenemos demasiado subsidiado el diésel y la gasolina no ha llegado todavía a su punto de equilibrio.
Ahora, a raíz de las manifestaciones de los transportadores y los taxistas por el aumento del precio de la gasolina, el Gobierno ha puesto sobre la mesa algunas ideas sencillamente absurdas, como la de tener una gasolina diferencial solo para los taxis. Esto suena a puro y duro populismo, como en Argentina, que hay más de seis tipos de tasa de cambio entre el peso argentino y el dólar, dependiendo de la actividad económica o del sector al que pertenece la industria. Imagínense el control que debe hacer una estación de gasolina para que solo a taxistas se le venda a menor precio.
Lo que sí debiera hacer el gobierno es retomar la metodología anterior. Su fórmula, que hoy con el petróleo a un precio alto, la gasolina va subiendo, y cuando pase, que va a pasar, que el precio empiece a bajar, el precio de la gasolina también lo va a hacer.
Muy mal algunos opositores al Gobierno Petro que utilicen el aumento del precio de la gasolina con propósitos politiqueros, ya que estoy seguro tienen claro que lo correcto es subir el precio y no subsidiar. No deberían aprovecharse del momento, sino más bien aplaudir que, aunque sea en ese tema, lo están haciendo bien.
Así, las nuevas tendencias de preponderar las energías limpias y eléctricas vienen cogiendo fuerza. Falta mucho para que el mundo no dependa del petróleo, y los vehículos, de la gasolina. Es por eso que Colombia debe seguir explorando y tratando de aumentar sus reservas de crudo. Eso nos dará una mayor tranquilidad económica en el mediano plazo.