OPINÓN
La pobreza, el verdadero enemigo a vencer
En días pasados el DANE publicó su informe de pobreza para 2020 y las cifras son en realidad muy fuertes, pero explican en gran medida mucho del descontento que hemos vivido en estos días con las marchas que se han extendido por las principales ciudades del país. Creo que vale la pena revisarlos y por eso les dedico esta columna.
Antes de iniciar con mi análisis, es necesario aclarar que no estoy a favor de ningún tipo de violencia en las protestas, sin importar su origen. Sin embargo, creo que es un evento que está mostrándonos importantes tensiones sociales y económicas que, si bien se acentuaron con la pandemia, ya venían de antes. Es por eso que vale la pena dar un paso atrás y tratar de revisarlas de la forma más objetiva posible.
En medio de todo lo que ha pasado en estos últimos días con las multitudinarias marchas que llevan más de una semana, es imposible no preguntarse cuáles son las verdaderas razones que están impulsando este descontento masivo. Lo que está pasando hoy en Colombia me recuerda un poco a lo que sucedió en Estados Unidos con las protestas originadas por la muerte de George Floyd, donde ese hecho fue el detonante. Pero las protestas también fueron una válvula de escape en un escenario de alto nerviosismo y desempleo generado por la pandemia, aumentando su intensidad. Esto está pasando con Colombia, ya que, si bien inició con la intención de no aceptar la reforma tributaria del presidente Duque, una vez retirada esta ha seguido con una inercia donde es claro que existen más motivos detrás de la protesta.
Para ahondar un poco más en esto, el DANE nos provee de información muy útil con sus cifras de pobreza y desigualdad para 2020, que debo decir que hasta a mí me sorprendieron. Iniciando con los registros de pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema que se pueden ver en el gráfico 1, donde el 42,5 % de la población en Colombia, aproximadamente 21 millones de personas, se encuentran en situación de pobreza monetaria y otros 7,4 millones en extrema.
Para entender mejor la dimensión estas cifras es necesario revisar los conceptos básicos de la metodología que se basa en calcular dos líneas: la de pobreza monetaria y la de pobreza monetaria extrema. De acuerdo con el DANE y a la Cepal “la línea de pobreza representa un valor monetario en el cual se consideran dos componentes: el costo de adquirir una canasta básica de alimentos y el costo de los demás bienes expresados sobre la base de la relación entre el gasto total y el gasto en alimentos”. Por ejemplo, para el DANE la canasta básica que determina la línea de pobreza monetaria extrema está compuesta de alimentos que garanticen un componente diario calórico de 2.100. Para 2020 la línea de pobreza estaba situada en $331.688 pesos mensuales por persona, es decir, que se deben dividir los ingresos en todos los miembros del hogar calculando el ingreso per cápita, por lo que el número de hijos y la cantidad de personas que aportan ingresos se convierten en factores determinantes en este cálculo.
Tendencias
El DANE en su presentación del informe tiene unos ejemplos muy claros al respecto por si quieren verla.
Volviendo a las cifras, se puede ver como 2020 generó un impacto importante en las cifras de pobreza, donde pasó de 35,7 % a 42,5 % y la extrema de 9,6 % a 15 1 %, lo cual complementa el dato de la encuesta Pulso Social, también del DANE, que manifiesta que 2,4 millones de hogares tienen menos de dos comidas al día. Para completar el panorama, en el resto de la calificación de la población, el 25,4 % pertenece a la clase media con ingresos per cápita entre $331.669 y $3.520.000, y 1, 7 % a la clase alta con ingresos superiores.
En esto orden de ideas se empieza a ver con mayor claridad cómo la pobreza es una de las fuerzas detrás de las protestas sociales que estamos viviendo, pero no hay que perder de vista que esto no se debe a la pandemia, sino que estos niveles se mantuvieron en un promedio de alrededor del 36 % de 2012 a 2019 y para el caso de la extrema dicho valor fue del 9,5 %. Además, como se puede ver en el gráfico 1, estos valores mantenían una descenso entre 2012 y 2018, y ya mostraban de nuevo un aumento en 2019, que solo se agudizó en 2020. Otro hecho que también le agrega más leña al fuego es que el impacto de la pandemia no se registró igual entre todos los quintiles (divisiones de los ingresos en 5 grupos), donde el quintil más bajo registró una reducción del 24,6 % en su ingreso per cápita, mientras el más alto fue de -10,1 %.
Así pues, con estas cifras es fácil poder notar cómo el escenario extremo que fue 2020 solo hizo aún más obvio el impacto de la pobreza en la población colombiana, llevando a que esto se convierta en una olla a presión que explotó. El asunto ahora es enfocar esfuerzos en buscar opciones de dialogo y política económica que permitan erradicar la pobreza generando empleo y oportunidades, y estructurando programas como el Ingreso Solidario, de tal forma que cuando los ingresos per cápita de los hogares vayan superando –por ejemplo– la línea de pobreza se puedan ir desmontando. Al fin de cuentas, la pobreza es el verdadero enemigo a vencer, pero esa victoria deber ser estructural y sistemática para crear esquemas laborales y educativos que eliminen las condiciones que la originaron en primer lugar, generando así una senda de crecimiento realmente sostenible en el largo plazo.