Opinión
La propuesta laboral y pensional del ingeniero Rodolfo
Todo nos lleva a concluir que el siguiente gobierno no generará grandes cambios en materia laboral o pensional por iniciativa del presidente.
El domingo 29 de mayo se definió la carrera presidencial. A pesar de que algunos analistas creen que en las siguientes dos semanas las cosas pueden cambiar, hoy parece claro que Rodolfo Hernández, contra todos los pronósticos, será el próximo presidente de los colombianos.
El exalcalde de Bucaramanga tiene lo que los politólogos expertos llaman “momentum” electoral, esto implica que la gente empiece a verlo como seguro ganador y actúa conforme a esa convicción. Ya se vislumbra en las encuestas una victoria del ingeniero con una ventaja muy cómoda sobre Petro.
Debido a la radicalización que el “progresismo” impuso en la primera vuelta, hoy luce muy difícil que los colombianos que votaron por Fico, por John Milton Rodríguez, por Enrique Gómez o incluso algunos de los que votaron por Sergio Fajardo, cambien repentinamente de opinión y le den su voto de confianza al mesías populista. Más allá del activismo político que pueda darse en estos pocos días, los números son insensibles y no mienten. Petro sembró odio y hoy está cosechando derrota.
Bajo ese panorama, nos vemos obligados a revisar el programa de gobierno de Rodolfo para avizorar qué debe esperar el país en materia laboral y pensional en su inminente gobierno.
Empecemos por indicar que el programa rodolfista hace un “diagnóstico” de los problemas del mercado laboral y de aseguramiento en seguridad social, para coincidir en puntos muy comunes, como el desempleo y la informalidad, con todos sus opositores en la carrera presidencial. La verdad es que no se trata de un gran esfuerzo académico, incluso sin sonrojarse cita a portales económicos en internet para sustentar sus propuestas electorales en un texto bastante corto, fofo y políticamente correcto.
Entrando en las propuestas, no ofrece nada concreto. Se trata más de una lista de “deseos” y del “deber ser”, pero no se compromete con ninguna cifra, promesa o meta concreta. Afirma laxamente que corresponde en algún momento llevar a cabo una reforma laboral y otra pensional, advirtiendo que considera más urgente reformar el mercado del trabajo por encima del aseguramiento de nuestros adultos mayores.
A pesar de que el sistema pensional ha sido un punto central del debate político de los últimos meses, el ingeniero se cuida mucho de presentar propuestas que puedan sonar impopulares. Se limita a pregonar que respetará los derechos adquiridos, pero advierte que es necesario pensar en una reforma para garantizar la “estabilidad del sistema en 40 o 50 años”, sugiriendo, sin comprometerse de frente, con un eventual incremento de la edad de retiro y de los porcentajes de cotización, asuntos que nadie se atreve a plantear abiertamente por ser muy impopulares.
Los analistas coinciden en que el gobierno de Rodolfo Hernández será una especie de “junta directiva nacional” en la cual los ministros tendrán un papel protagónico. Puede que el ingeniero no tenga suficientes competencias ni conocimientos en varios aspectos, tal como él mismo lo reconoce, pero todos alaban su altísima capacidad para saberse rodear y coordinar a sus equipos de trabajo. En las entrevistas que ha dado en estos días, advierte que él les “tirará línea” a sus ministros, pero que ellos serán los que definan y ejecuten las grandes políticas públicas.
Todo nos lleva a concluir que el siguiente gobierno no generará grandes cambios en material laboral o pensional por iniciativa del presidente. Si llegara a darse algún cambio, el mismo sería por decisión del futuro ministro del Trabajo, mas no del primer mandatario, por ende, saber quién será el titular de esa cartera es transcendental.
En consecuencia, una de las actividades más divertidas de los próximos días será activar la ‘gabinetología’. Desde ya en la cartera laboral se barajan algunos nombres que podrían ser muy importantes para el país, como el del exsenador Jorge Enrique Robledo que es cercano a los temas minero-energéticos, pero también podría encajar en el Ministerio del Trabajo por su reconocida cercanía con las centrales obreras. Independientemente de la posición política de Robledo, nadie duda de sus capacidades y podría ser bien recibido, incluso entre los empresarios.
No podemos confiarnos, ni distraernos en votos “protesta”; no se nos puede quemar el pan en la puerta del horno. Nos corresponde seguir cuidando celosamente la democracia en los pocos días que nos restan para pasar la página y seguir nuestras vidas. El país, a pesar de la relativa tranquilidad que genera Rodolfo Hernández, necesita definiciones rápidas y contundentes para continuar con la senda de la reactivación que, en materia de empleo y formalización, ya empieza a dar frutos.