Opinión

Las estrategias de comunicación de Petro… y las del Banco de la República

El país puede estar dando un paso muy grave hacia el populismo autoritario.

Eduardo Lora
22 de octubre de 2022

Es inevitable que haya diferencias de opinión entre el Gobierno y el Banco de la República, puesto que persiguen objetivos distintos. Casi para cualquier gobierno es muy importante que haya crecimiento económico y más empleos en los próximos meses, aunque sea a riesgo de una inflación más alta dentro de uno o dos años. En cambio, para el Banco de la República, lo más importante es que la inflación esté controlada en el horizonte de uno o más años, incluso si eso implica sacrificar algo de crecimiento y de empleos durante unos pocos meses. Justamente porque tienen horizontes distintos, es que en Colombia, como en la mayoría de países que gozan de cierta estabilidad económica, el banco central es independiente del Gobierno. Eso le permite adoptar medidas necesarias, que al Gobierno no le gustan, como subir las tasas de interés cuando la inflación está por encima del 3 por ciento anual.

Con su característico estilo, el presidente Petro dijo en el Congreso Nacional de Acopi: “El Banco de la República ha elevado tasas de 1,75 por ciento a casi 10 por ciento en un año. ¿Permitirá crecer? ¿Permitirá la reactivación económica? ¿Permitirá que la economía popular florezca, que la gran empresa se desarrolle en Colombia? La respuesta es no”.

¿Petro está presionando al Banco de la República? | Semana Noticias

En ese mismo foro, cuestionó que el Banco de la República subiera las tasas de interés con la inflación, pero se abstuviera de recomendar alzas semejantes de salarios. Obviamente, está preparando el terreno para el aumento del salario mínimo, que empezará a discutirse próximamente. Pero podría estar preparando el terreno para cosas más turbias. Así lo sugiere el trino “¿Sirve subir la tasa de interés para contener la inflación?: no”.

Trino muy mal intencionado porque todo economista sabe que subir la tasa de interés es la política más efectiva para bajar la inflación, aunque no en forma automática. Ahora bien, la efectividad de esa política depende de unas cuantas cosas, que a mucha gente pueden no gustarles. Depende de que haya disciplina fiscal, lo cual implica controlar el gasto público y aumentar impuestos cuando hay déficit fiscal, como ahora. Depende de que la tasa de cambio sea flexible y haya libre movilidad de capitales, de modo que cuando sube la tasa de interés haya entradas de capitales y se abaraten los dólares (es muy preocupante que eso no esté sucediendo: el dólar ha llegado a valer cerca de 4.900 pesos, a pesar de las mayores tasas de interés; ¿por qué será?). Y, finalmente, depende de que las tasas de interés de los bancos sean flexibles, así la gente piense que eso solo favorece a la banca privada.

Todo esto quiere decir que mientras que la estrategia de comunicación del presidente Petro es muy efectiva, en parte porque es cortoplacista e irresponsable, cualquier estrategia de comunicación del Banco de la República es mucho más complicada, porque requiere recordarle al público cosas desagradables. Quizás lo más desagradable que el Banco tiene que recordar cada año por estos días es que los aumentos excesivos del salario mínimo destruyen empleos formales y atizan la inflación. En semanas recientes, sus técnicos han desplegado una verdadera campaña de concientización sobre eso, con base en una batería de estudios rigurosos. Aunque yo no estoy de acuerdo con el énfasis que les ponen a ciertos resultados a costa de otros, se trata de un esfuerzo serio y necesario, así sea menos efectista que los mensajes del presidente.

Sería iluso esperar que el Gobierno y el Banco de la República se pongan de acuerdo en los mensajes de política. Pero debería prevalecer el espíritu de conciliación frente al de confrontación que parece animar el presidente (y que, en ocasiones, su ministro de Hacienda tiene que moderar). Si el presidente se empeña en destruir la credibilidad de instituciones y políticas claves como el Banco de la República y su política monetaria, el país puede estar dando un paso muy grave hacia el populismo autoritario, que consiste en que el líder interpreta directamente los deseos del público y pasa por encima de las instituciones para tomar las decisiones que a su juicio son las más acertadas.