ALEJANDRA CARVAJAL

¿Le conviene a Colombia el ascenso de China?

Nuestro país tiene unas excelentes relaciones bilaterales con China, sin embargo, por cuenta de las 5G está en duda qué tan conveniente sea el ascenso del gigante asiático para nuestro país. Sus relaciones con Venezuela, un ingrediente adicional que preocupa.

Alejandra Carvajal
19 de enero de 2021

Por: Alejandra Carvajal

La caída de los Romanov es quizá uno de los acontecimientos que más ha marcado la historia de la humanidad; sus consecuencias las vemos claramente en nuestra cotidianidad cada vez que vemos nuestro celular, escribimos en nuestro computador o nos vestimos. China replicó el modelo ruso, convirtiéndose en lo que es ahora, exportando hoy en día buena parte de los bienes y servicios que consumimos diariamente como consecuencia de los muy baratos costos de producción y bajos salarios.

El comunismo emergente luego del fin de la era zarista en Rusia ha tenido impactos importantes en todo el mundo, muy especialmente en Colombia, cuyo conflicto interno inicialmente se dio por cuenta de grupos inconformes que hicieron de esta ideología su bandera, la cual posteriormente sería alimentada por una guerra macabra, que luego de la firma de los acuerdos de La Habana aún subsiste en algunas regiones del país. La labor continua de estos grupos entorno a la economía de la droga aniquilaron por completo su ideología y raíces, pero sigue siendo la fachada de varios grupos ilegales.

Estados Unidos se consagró luego de la Segunda Guerra Mundial como la primera superpotencia del planeta, promoviendo ideas democráticas en todas partes. Si bien es cierto, Francia puso la cuota inicial con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, cuyas ideas fueron difundidas por todo el orbe, teniendo un arraigo importante en Colombia y en nuestra tradición democrática, gracias a su traducción por parte de Antonio Nariño, cuyo nombre está estampado en la sede de gobierno, la Casa de Nariño, en honor a esta tradición que debemos honrar y salvaguardar. Estados Unidos ha sido un país que por excelencia ha promovido la democracia en todo el mundo, y su poderío económico y bélico ha ayudado a que esto sea así.

Haciendo un análisis global, los recientes incidentes que observamos en el Congreso de Estados Unidos golpearon a los regímenes democráticos del planeta. Sobre este episodio, el presidente de Irán, Hasán Rohaní, manifestó que estos hechos “constataban el fracaso de la democracia occidental”, declaraciones a las que se unirían los portavoces de Rusia y China. Aunque estos últimos hicieron referencia más directa al Gobierno del país norteamericano, teniendo en cuenta que la de Estados Unidos es una de las democracias más emblemáticas del mundo, el asunto no deja de ser preocupante.

Luego del coronavirus

Como consecuencia de la pandemia, la economía de China se expande a un ritmo más rápido que antes del virus; el PIB aumentó en un 6,5% en el último trimestre mientras las otras grandes economías aún luchan por recuperarse. La economía colombiana cayó un 7,5%, de acuerdo al Banco Mundial, y un 7%, según Fedesarrollo. Este año mejoraremos parcialmente, sin embargo, cabe recordar que en tan solo un año perdimos las conquistas de 20 años en materia de reducción de pobreza.

La producción industrial de China creció un 7,1% en el cuarto trimestre. La economía de Estados Unidos, así como de la Unión Europea están en crisis. Las democracias occidentales, muy especialmente las latinoamericanas, han tenido fallos que han dado lugar a golpes de Estado, que más allá de si eran inconvenientes o no, generaron cambios abruptos para sus sociedades. Preocupa el Gobierno de Cuba y el de Venezuela, que preconizan el socialismo en su peor expresión, trayendo miseria a su pueblo y exportándola a otros países como Colombia, que ha tenido que sobrellevar la hecatombe a la que ha sido sometido el pueblo venezolano. China y Rusia son los principales aliados internacionales de Venezuela, por lo que el ascenso de China geopolíticamente hablando, inquieta.

China es un país que ha hecho aportes invaluables a la humanidad, como la pólvora, la brújula, el papel, la seda, los billetes, por solo mencionar algunos. La hermosura de sus murallas y del ejército de terracota, la exuberancia de sus territorios y la exquisitez de su cultura hacen que sea catalogado como un gran país. Sin embargo, preocupa mucho el manejo y restricción que hacen de las libertades individuales, algo completamente opuesto a los valores democráticos que sirven como pilar para países como el nuestro.

La comunidad internacional ve con preocupación el ascenso de China como primera superpotencia mundial, frente a la debacle y deterioro de la democracia y economía de Estados Unidos. Justamente Joe Biden, presidente electo de ese país, ha encendido todas las alertas, por lo que ha intentado convocar una cumbre de las democracias del mundo con el fin de menguar los efectos del poderío chino y las repercusiones políticas que esto pueda tener.

El G7, compuesto por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, tiene ahora la idea de invitar a Australia, India y Corea del Sur y conformar el D10, que tendría como uno de sus propósitos centrales el evitar que China domine la tecnología 5G, lo cual cambiaría el panorama mundial por completo.

A Colombia le conviene el ascenso de China en la medida en que se consolide como un importante aliado comercial, que de hecho ya lo es, pues es el segundo destino de las exportaciones del país. También si no se involucra en asuntos internos y continuamos manteniendo unas relaciones bilaterales sanas, como lo ha sido hasta ahora.

Así las cosas, si no va a existir una restricción a las libertades que vulnere los derechos de los ciudadanos del mundo, el ascenso de China no representaría mayores inconvenientes para nuestra nación y para las demás naciones del mundo. Sin embargo, si este país decide implantar a nivel mundial por cuenta de las 5G un régimen en el que se espía a todos sus ciudadanos y se les controla, como lo hacen actualmente allí, no es conveniente para nadie y todas las democracias del mundo tendremos que unirnos para que esto no suceda.

El ascenso de China convendrá en la medida que no afecte las democracias y las libertades de occidente.

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