Opinión
Le gusta la gasolina
Ajustar los precios de la gasolina demanda sanear el déficit del FEPC, cuidar las finanzas de Ecopetrol, y no afectar el bolsillo de los consumidores.
Es difícil lograr un equilibrio entre esas tres variables, sin embargo, para la Nación es un imperativo impedir que el déficit del FEPC siga creciendo, de acuerdo con cálculos del Ministerio de Hacienda ese déficit crece a un ritmo de $2,2 billones mensuales. Además, hay que cuidar las finanzas de Ecopetrol, que, aunque prácticamente financia ese déficit, tampoco se le puede obligar a vender los combustibles por debajo de los costos, o a cargar la cuenta de cobro sobre el FEPC de forma indefinida, menos cuando la Nación recibe ingentes recursos por dividendos, regalías e impuestos desde la empresa, para este año la cifra se aproxima a $26 billones.
Por el lado de los consumidores, elevar los precios de la gasolina al precio internacional significaría pagar por cada galón entre $18 y $20 mil pesos, algo que previsiblemente tiene implicaciones económicas al presionar la inflación que va en 10,84%, y naturalmente el costo político que ese movimiento trae consigo, en un momento donde el presidente Petro está tramitando la reforma tributaria y busca hacer otras reformas como la pensional, y del sistema de salud.
Por ahora, lo anunciado por el Gobierno para evitar que el FEPC siga acumulando déficit es aumentar paulatinamente el precio de la gasolina en una senda de 200 pesos mensuales hasta octubre, mientras que no tiene previsto hacer ajustes en el precio del ACPM.
El consumo de combustibles a nivel nacional se aproxima a 11 millones de galones por día, de los cuales 6 millones son gasolina y 5 millones son ACPM, ajustar únicamente el precio de la gasolina implica no tocar la mitad de lo que provoca el déficit, por supuesto subir los precios del ACPM eleva los costos del transporte de carga y pasajeros, de los sistemas de transporte masivo, y en últimas de los alimentos, más el consabido paro de transportadores, que desde el punto de vista político de la oposición necesitan de esa excusa válida.
Los cálculos desde diferentes centros de estudio estiman que cada $1.000 pesos de alza en los combustibles pueden acelerar la inflación entre el 0,5% y 1% por lo que incrementos sustanciales pueden traer más problemas que soluciones. Pese a la dificultad para hacer los ajustes, es un hecho que el déficit del FEPC es un pesado lastre en las finanzas públicas y cerrarlo permite usar más recursos para la expansión en el gasto que tiene prevista el gobierno, puesto que hacer el cruce entre dividendos que paga Ecopetrol a la Nación y la cuenta de cobro del FEPC al final priva a la hacienda pública de emplear esos recursos en financiar el presupuesto.
Algunas propuestas para equilibrar la balanza entre las finanzas públicas, la rentabilidad de Ecopetrol, y los precios de los combustibles, hablan de desvincular el precio nacional del precio internacional, pero esto debe hacerse utilizando una metodología objetiva de remuneración del capital e inversiones de Ecopetrol, porque cualquier precio debe ante todo tener en cuenta la sostenibilidad de las finanzas y continuidad del negocio de Ecopetrol, que es el principal productor de crudo, y único refinador de combustibles en Colombia.
Ahí se fija una clara diferencia entre las voces que abogan de que si Colombia es productor de petróleo, venda a través de Ecopetrol el crudo que carga a las refinerías y los productos derivados simplemente por debajo del precio internacional o únicamente cubriendo los costos a ras, esa visión es equivocada porque desconoce que la empresa opera en más de siete países y varios de sus costos tienen indexación a los precios internacionales, así como su comparación en términos de valor es frente a otras petroleras que operan bajo condiciones de mercado, igualmente que una Ecopetrol fuerte es la que garantiza la transición energética, y los abultados dividendos e impuestos que paga al Estado provienen de su esquema de operación.
Contener el déficit del FEPC demanda de la reestructuración de la fórmula de fijación de los precios de los combustibles que debe propender por proteger las finanzas de Ecopetrol que es donde reposa gran parte de la riqueza de todos los colombianos, sin afectar bruscamente a los consumidores.