Opinión
Mercado de capitales y reforma pensional
En Colombia, la desconexión entre riesgo y regulación es una restricción importante para el desarrollo del mercado de capitales.
Una amplia literatura académica permite concluir que un país no puede crecer ni puede mejorar los estándares de vida a sus ciudadanos sin un sistema financiero profundo y eficiente, dijo Roberto Rigobon en las recomendaciones de la Misión del Mercado de Capitales que promovió el Gobierno Duque en 2019.
Si bien por las criptomonedas y la economía disruptiva muchos colombianos saben que los mercados de capitales son mercados financieros que reúnen a compradores y vendedores para negociar acciones, bonos, divisas y otros activos financieros, pocos entienden bien que los mercados de capitales ayudan a las personas con ideas a convertirse en emprendedores y ayudan a las pequeñas empresas para convertirse en grandes empresas. También brindan a las personas como usted y como yo oportunidades de ahorrar e invertir para nuestro futuro, como sostiene la Reserva Federal de Saint Louis.
Los mercados de capitales no son lo mismo que la intermediación bancaria, entre otras razones porque los mercados separan los riesgos de un activo financiero de todos los demás. Ello es una fundamental diferencia con los sistemas de intermediación bancaria, en los que el banco asume todo el riesgo frente a los créditos otorgados con los depósitos de sus clientes.
Los préstamos bancarios regulares no son transacciones del mercado de capitales. Los préstamos bancarios tradicionales no toman la forma de un valor revendible como una acción o un bono que pueda negociarse en los mercados. Por ello, los depósitos bancarios tienden a ser más reacios al riesgo que los inversores en los mercados de capitales.
En el siglo pasado, la mayor parte de la financiación empresarial se obtuvo mediante préstamos bancarios. Pero desde aproximadamente 1980 ha habido una tendencia constante hacia la desintermediación. Las empresas han descubierto que efectivamente tienen que pagar menos intereses, encuentran muchos mecanismos diferentes de financiación y diferentes concepciones del riesgo cuando buscan recursos y financiación directamente de los mercados de capitales en lugar de hacerlo con los bancos.
La preferencia de las empresas a pedir préstamos a los mercados de capitales en lugar de a los bancos ha sido especialmente fuerte en Estados Unidos. Allá, en 2009, los mercados de capitales superaron a los préstamos bancarios como principal fuente de financiación a largo plazo, y en 2024 la financiación a empresas privadas no financieras a través del mercado de capitales llegó al 75 por ciento del total del crédito al sector privado no financiero.
En contraste, la Misión del Mercado de Capitales del 2019 concluyó que el mercado de capitales colombiano manifiesta varias insuficiencias. Primero, el mercado es poco competitivo y existe una gran concentración tanto en actores como en actividades. Segundo, la regulación genera duplicidades, inconsistencias y problemas de incentivos. Se carece de un organismo que determine la política a seguir. Esto genera un mercado poco profundo, ilíquido, en el que muchas oportunidades son desaprovechadas. Por eso, no sorprende que la financiación a empresas privadas no financieras en Colombia apenas supere el 5 por ciento del total del crédito al sector privado no financiero.
En Colombia, la desconexión entre riesgo y regulación es una restricción importante para el desarrollo del mercado de capitales. Eso solo se puede cambiar si el paradigma que guía la regulación y la supervisión es la gestión profesional del riesgo de las actividades y no del tipo de institución autorizada a ejercerlas. Entre otras razones, porque no hay una competencia en los mercados financieros. “En este momento existe una gran concentración de agentes; es decir, existen pocas instituciones financieras en cada tipo de actividad, que exhiben comportamientos similares”.
En el mismo sentido, la Misión se pronunció sobre los fondos de pensiones, que hoy manejan 405 billones de pesos ahorrados por los trabajadores colombianos. La concentración es extrema, dos administran el 90 por ciento de esos recursos. Los dos forman parte de conglomerados financieros que son dueños de bancos, tienen una regulación que los lleva a invertir y tomar riesgos como los bancos y no como la naturaleza de muy largo plazo del ahorro pensional. Además, los lleva a tener entre sí estrategias de inversión y decisiones similares. Por eso, no hay dispersión de alternativas para los ahorradores colombianos y diferencias en sus resultados.
Dejar atrás este legado de la Ley 100 de 1993, con su desarrollo regulatorio y reglamentario, con los resultados que critica la Misión, para desarrollar un verdadero sistema capitalista basado en la iniciativa privada, el libre mercado y la libertad de competencia sin barreras de entrada, es lo que más me gusta de la aprobación del texto de reforma que hizo el Senado de la República.