Claudia Varela

OPINIÓN

No conozco a mis colegas

No es ciencia compleja, es un poco de empatía e interés. Pensar en que otros están ahí y tienen diferentes preocupaciones es lo básico para caminar exitosamente como equipo.

22 de agosto de 2021

Seguimos viendo lecciones de liderazgo y de nuevas formas de trabajar que nos deja la pandemia. Duramos casi un año en un modelo de trabajo desde casa y solo hace unos meses estamos empezando a tener un comportamiento híbrido, de alternancia o como lo quieran llamar, donde ya se mezclan la oficina y la casa.

Muchos siguen todavía en casa al 100 %. Otros han descubierto las bondades de trabajar remoto, sobre todo en ciudades que no son muy amigables como Bogotá y resulta ser tremendamente productivo trabajar desde casa evitando los desplazamientos.

En medio de toda esta historia es una realidad también que hay gente que no conocemos, porque han sido colegas virtuales. ¿Hasta dónde se pueden crear relaciones cuando solo ves un pedazo de la persona que tienes al frente, en un tiempo establecido?

En una reunión (Zoom) que tuve hace poco con gente de Estados Unidos, escuchaba cómo una mujer no había socializado en un año. Vive sola y con los que habla permanentemente son los de la oficina. Por razones de tiempo y quizá de estilo, nunca se daba espacio para hablar de otra cosa, así que nos confesó que era la primera vez que hablaba con alguien de temas no laborales. Tal vez sea un caso muy particular, pero es un caso.

De otro lado, una amiga me contaba que su niño de cuatro años no sabe aún lo que es tener una clase presencial por varios días seguidos. Intentó ir un par de días y cuando ya se estaba adaptando cerraron el jardín de nuevo. Ahora esperan un permiso para regresar, pero su niño no está muy convencido.

Los chicos que están empezando universidad están haciendo su inducción virtual y tienen algunas clases presenciales. Pero los que empezaron hace ya un año hasta ahora están empezando a reconocer el campus y a ver, en la vida real, a sus compañeros.

Así las cosas, la virtualidad nos ha llevado a vivir momentos no planeados a todos los seres humanos.

En las empresas se han presentado situaciones similares. Por ejemplo, hay colegas a los cuales no hemos conocido personalmente. Hay chicos practicantes que ya cumplieron su periodo de trabajo empresarial, se fueron, consiguieron otro empleo y quizá nunca los vimos sin la impersonal pantalla del computador como intermediaria.

Escuché hace un par de semanas una conversación de dos mujeres jóvenes diciendo que nunca habían ido a su oficina y que no conocían a sus colegas, ni jefes porque cambiaron de trabajo durante el confinamiento. Su opinión era que fue muy difícil tener un buen proceso de inducción, que a veces se sentían fuera de lugar, pero que estaban haciendo un esfuerzo para conocer mejor su ambiente.

Es innegable que las cosas cambiaron. Y un buen líder debe tener la capacidad de adaptarse a ellos teniendo en cuenta el contexto propio y el de los demás. Así que seamos sensatos y entendamos que hay personas a las que no hemos visto y otras que necesitan un abrazo y aún no lo han recibido.

Generemos entonces ambientes que ayuden a los “nuevos” a sentirse parte de algo, y a los que ya conocemos a saber que nos interesamos por ellos. Hago unas preguntas de reflexión: ¿qué tan interesado he estado por lo que les pasa a los demás en el equipo de trabajo? ¿Cuántas veces he sentido como pérdida de tiempo estas conversaciones que suceden antes de la reunión virtual? ¿Cuándo fue la ultima vez que me di cuenta de algún cambio particular en el look de mis colegas? ¿Cuándo observé un estado de ánimo diferente a través de una videollamada? Mejor aún: ¿qué tanto enciendo la cámara para ver a los demás?

No es ciencia compleja, es un poco de empatía e interés. Pensar en que otros están ahí y tienen diferentes preocupaciones es lo básico para caminar exitosamente como equipo.

Dale la bienvenida a los valientes que son nuevos en un equipo de trabajo sin conocerlo presencialmente y dale la oportunidad de conocerlos y ayúdalos para que todo el equipo los abrace. Vamos caminando juntos para seguir cambiando y retomando lo que algún día consideramos normal y que a mi juicio no volverá a ser (afortunadamente) como antes.