Opinión
Precio de la gasolina y el FEPEC
Si no existiera el fondo de estabilización de precios de los combustibles, fácilmente, hoy la gasolina estaría en un rango entre 17 mil y 20 mil pesos.
El precio de los combustibles es alto frente al ingreso medio del país por dos razones. La primera es porque está vinculado al precio internacional del petróleo y dos porque la carga de impuestos es alta, al punto que en un galón de gasolina se pagan cinco impuestos: impuesto nacional a los combustibles, IVA al componente fósil, impuesto al carbono, IVA en la distribución mayorista y sobretasa. Con cinco impuestos, naturalmente, el precio se eleva, así el precio del petróleo se modere.
De los $ 9.400 por galón de referencia para Bogotá, hacia Ecopetrol —como productor— van cerca de $ 5.340; en impuestos, $ 2.211; transporte por poliductos y a estación de servicio, $ 193; de margen al mayorista y minorista, $1.267, y los restantes $ 389 son evaporación, marcación y plan de continuidad.
El ingreso para Ecopetrol no es elevado, como normalmente se piensa, puesto que representa el 57 % del precio, mientras que los impuestos llegan al 25 %; los demás rubros son menos representativos y remuneran al mayorista, a las estaciones de servicios y los costos de transporte y evaporación. El precio de los combustibles puede ser menor, solo si se disminuyen los impuestos, o si se rebaja el ingreso para Ecopetrol por producir el crudo, refinarlo y luego llevar los derivados a las plantas mayoristas.
Esta última opción no tiene lógica económica, porque actualmente a Ecopetrol no se le reconoce completamente el precio de paridad de exportación de los derivados que produce; si así fuera, el precio de la gasolina estaría en el rango de $ 17 mil a $ 20 mil por galón, ya que el ingreso al productor rondaría los $ 10 mil y los impuestos se dispararían, porque son calculados como un porcentaje del ingreso al productor.
El problema actual del FEPEC está en que para el cálculo de la remuneración al productor, de acuerdo con la fórmula actual de fijación de precios, se usan como variables principales el precio de la gasolina en el Golfo de México nominado en dólares y la tasa de cambio. Para atenuar la volatilidad del precio, la fórmula incorpora que la variación mensual no puede ser superior al 3 % hacia arriba o hacia abajo, entonces con precios del petróleo por encima de US$ 100 y tasa de cambio superior a $ 3.800, el FEPEC ha venido acumulando un déficit sustancial que pasa del 1 % del PIB.
El esquema de estabilización de precios funcionó relativamente bien porque, cuando subía el precio del crudo, el precio del dólar bajaba, y viceversa, pero ahora esas dos variables se desacoplaron y el tipo de cambio ya no compensa las subidas del precio del petróleo. En su lugar, ambos indicadores han aumentado sustancialmente con devaluaciones del peso superiores al 8 % e incremento del petróleo de más del 20 %.
La salida en la coyuntura actual no es fácil, porque se estima que una subida de $ 1.000 por galón aumenta la inflación en 1 %; entonces, corregir el precio llevaría a inflaciones superiores al 10 % más el consecuente paro camionero en plena época electoral. Por otro lado, continuar aumentando el déficit es dejar un pesado lastre en las finanzas públicas, que hoy ya pesa $ 14,1 billones, que es la cuenta por cobrar que Ecopetrol tiene frente al FEPEC, y precisamente ahí es donde está la salida.
Para cerrar el déficit, o por lo menos algo, habrá que echar mano de una parte de los dividendos que paga Ecopetrol al Estado, que este año son $ 10,2 billones; también, a algunas partidas no ejecutadas en el presupuesto general, y otro tanto que debe continuar siendo financiado por Ecopetrol. Este último, como activo público, tiene la capacidad de actuar como una bisagra en medio de la coyuntura. De hecho, la empresa no tiene necesidades de caja pues, según reportó, finalizó el primer trimestre con $ 16,5 billones, mostrando que un activo como estos, además, contribuye a financiar al Estado y estabilizar las finanzas. De no ser así, habría que pagar la cuenta de inmediato o transferir todos los costos al consumidor, provocando una inflación de dos dígitos.