OPINIÓN
Qué hacer con un tóxico
Palabras de moda entre los más jóvenes, las relaciones tóxicas. No es sin embargo un tema puntual de edad ya que ocurre de manera bastante frecuente en las organizaciones y en general donde haya un grupo de seres humanos.
El ego, esa vocecita malintencionada que te lleva con recurrencia a equivocarte y a pensar que siempre tienes la razón, puede hacer de tu propia presencia en ocasiones un mortal que produzca relaciones y momentos tóxicos.
Sucedió alguna vez años atrás. Un equipo motivado y con un ritmo de trabajo imparable tuvo la desdicha de sufrir un desajuste sistémico en una de sus ruedas. Cada persona en el equipo tenía una gran responsabilidad que cumplir para el propósito final, pero cuando esta pieza, una chica de increíbles cualidades, empezó a fallar poco a poco, dañó la dinámica del equipo.
Ella era muy inteligente, pero viendo hacia atrás creo que no respondía muy bien a la presión. Cuando trabajas en negocios y por resultados muchas veces hay que ser implacables y desde hace unos años que el tema de procesos internamente en las compañías se triplicó, la presión es permanente y hay que tener cierto aguante para sobrevivir.
Ella después de ser una palanca del equipo empezó a generar un mal ambiente que fue muy difícil de controlar. Empezó a aislarse, sentía cualquier comentario contra ella, no escuchaba un reconocimiento, pero todo el tiempo se flagelaba por lo que ella consideraba sus errores.
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Poco a poco de ser una influenciadora en el equipo paso a ser una “tóxica”. Le gustaba ir de un lado a otro haciendo comentarios de víctima, generando mal ambiente y quejándose. Descubrió que debía compartir sus culpas así que siempre tiraba cortinas de humo para que cuando la responsabilidad era suya, se diluyera en detalles de otros y ella pasara agachada.
Esta auto- víctima de las circunstancias se dejo guiar demasiado por sus propios saboteadores mentales y se volvió una presencia difícil para el equipo. Lo más difícil fue para el líder de este grupo porque al final debía hacerle entender a cada uno que era una situación que la “tóxica” no se podía llevar por delante. No tengo idea si ustedes se imaginen el final de esta historia, pero no terminó muy bien para ella. Después de un año de hacerse la vida imposible, perder foco en su trabajo y querer acabar con la cohesión de equipo salió despedida por bajos resultados y mal relacionamiento.
Y es que las empresas muy estructuradas y sobre todo las que traen procesos internacionales, que adaptan en nuestros países, califican cada año cómo estuvo el qué y el cómo. En otras palabras, no solo miran los resultados financieros sino cómo se estructuraron las estrategias para alcanzarlos y cómo se gestiona la labor de las personas para sumar a un equipo.
Normalmente vemos a los tóxicos como ajenos a nosotros mismos. Como si fueran seres interplanetarios. Pero la mala noticia es que en algún momento de nuestra vida cualquiera puede ser el toxico del grupo. Es bien cierto que hay personalidades que buscan serlo de manera orgánica, pero ningún ser humano esta exento. Sin embargo jamás he escuchado una confesión en primera persona, que diga “soy un tóxico” ósea que no hay consciencia.
Cómo manejar la situación entonces. En otros años tal vez solo era cuestión de apretar tuercas y que doliera un poco, pero ahora puede generar un lío más grande ese apretón por que suele verse como afrenta personal.
Lo mejor es hacer consciencia en el equipo de que hay una situación que puede distraer y generar desconexión. Los tóxicos apelan a los egos ajenos para generar discordia interna y así tener un poco más de control. Respalda la inteligencia del resto de tu equipo y no caigas en el juego del tóxico, hazlo entender que el equivocado es él, reconócelo cuando haya que hacerlo, pero mantenlo al margen de decisiones o conversaciones relevantes para el equipo.
En otras palabras, potencia lo técnico, acompáñalo en el proceso, dale herramientas, un coach de ser posible pero no dejes que dañe al resto del equipo.
Recuerda que Nicolas Maquiavelo lo dijo desde 1513″Divide y vencerás”, así que no caigas tan fácil.