OPINIÓN
¿Se estarán equivocando los que están sacando plata de Colombia?
Cada vez se oye más de empresas y familias que están sacando plata de Colombia. Que por el problema fiscal, que por los paros, que por las elecciones de 2022, que por quién sabe qué cantidad de cosas. ¿Será esta una buena decisión de inversión? ¿Será que las cosas van a empeorar?
Parece que la mala noticia de la pérdida del grado de inversión y la incertidumbre que trajeron consigo los paros, no están dejando ver las buenas noticias que está dando la economía, como por ejemplo las nuevas proyecciones de crecimiento que se tienen para 2021, que ya superan el 8 %.
También pasó desapercibido que el precio del petróleo Brent y del café, medido en pesos colombianos, se ubicaron a cierre de julio 36 % y 82 % por encima de los niveles de cierre de 2019; y que se espera que las remesas que lleguen este año a Colombia sean aproximadamente un 35 % más de las recibidas en 2019. Además, las tasas de interés en Colombia y en el extranjero se mantienen bajas, y el Gobierno ha anunciado que mantendrá sus estímulos fiscales financiados con la venta de ISA a Ecopetrol y con la reforma tributaria.
Es una realidad que Colombia se sigue recuperando de los efectos económicos de la pandemia, y que muy probablemente a finales de 2021 recuperemos los niveles de producción que se tenían en 2019. De los casi 6 millones de empleos perdidos entre febrero y abril de 2020 ya se han recuperado 4 millones, y probablemente esta recuperación se acelere una vez se acabe de materializar la reapertura de las ciudades.
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Los bancos ya están viendo la luz al final del túnel, lo que se demuestra con su cartera de créditos que hace 3 meses no crecía y hoy presenta crecimientos anuales de más del 4 %, y los inversionistas extranjeros, que en teoría deberían estar asustados con la pérdida del grado de inversión, compraron en mayo y junio de este año 6,7 billones de pesos en TES.
Hay métricas que muestran que quienes están vendiendo hoy en Colombia para salir del país lo están haciendo a un bajo precio. Por un lado, el índice de la tasa de cambio real (según la metodología del FMI) está 15 % más arriba del registrado en diciembre de 2018 y se ubica en el nivel máximo de 155 puntos. Por otro lado, la Bolsa de Colombia se ve barata al compararse con la de Estados Unidos: mientras que el índice MSCI Colcap se transa (según Bloomberg) a 10,7 veces las utilidades esperadas para el próximo año –un múltiplo muy inferior al promedio de los últimos 10 años (14,7 veces)– el índice Standard and Poor’s se está negociando a 22,1 veces.
Es cierto que la incertidumbre electoral genera nerviosismo, sobre todo luego de ver que la rentabilidad en dólares de la bolsa argentina desde la elección de Alberto Fernández ha sido a corte de julio de 2020 de -30 %, y que la Bolsa de Perú –también en dólares– ha caído 27 % desde la elección de Castillo. Sin embargo, no se puede asumir que los retornos de la bolsa de un país dependen solo de las ideas políticas de un presidente.
Si bien es cierto que quien invirtió en la Bolsa de Colombia durante el primer mandato de Uribe multiplicó por 7,5 veces su inversión medida en dólares (10 % de revaluación del peso y 573 % de subida del Colcap), también lo es que quien lo hizo en la Bolsa de Brasil durante el primer mandato de Lula lo hizo en 6,5x (39 % se revaluó el real y 294 % se incrementó el Bovespa).
Más recientemente, a pesar de la llegada del coronavirus, ha sido posible ver cómo la Bolsa de México ha tenido una rentabilidad en dólares cercana a cero desde la elección de López Obrador hasta el cierre de julio, mientras que a la Bolsa de Colombia no le ha ido tan bien con Duque. El Colcap ha caído aproximadamente un 40 % en dólares desde que fue elegido (19 % ha bajado el índice y 34 % se ha devaluado el peso colombiano).
Por tanto, aunque analizar la política es clave para invertir en países emergentes como Colombia, no se puede afirmar con certeza que todo presidente de izquierda trae malos retornos y que todo presidente de derecha genera altas rentabilidades en su país.
La rentabilidad de invertir en un país depende también de otros factores, como el desempeño de la economía global, el precio de las materias primas, la salud de las empresas o los múltiplos a los que se transan sus compañías. También es importante reconocer que muchas de las empresas listadas en la bolsa de Colombia son hoy verdaderas multinacionales, cuyos resultados dependen no solo de lo que pase en el país.
Hoy en día las variables macro y los múltiplos de valoración de las acciones, muestran una condición atractiva para invertir en Colombia. Con esto no quiero decir que hoy existe certeza absoluta de que las inversiones locales van a ser la estrella en los próximos años. Lo que pretendo es mostrar las buenas cifras recientes que viene presentando el país, e invitar a todos los que están sacando la plata a considerar la probabilidad de que se materialice un escenario positivo hacia adelante.
¿Qué tal que en 2022 Colombia tenga un presidente que saque adelante una buena historia de crecimiento para el país y se dispare la rentabilidad de la bolsa? ¿Qué tal que el peso colombiano tenga de nuevo un proceso de revaluación como el que tuvo entre 2003 y 2012? ¿Qué tal que las acciones en países desarrollados recorten la ventaja que han tenido en su desempeño frente a las bolsas de otros países emergentes como Colombia?
Los principios de siempre a la hora de invertir siguen vigentes: diversificar, asesorarse para seleccionar muy bien cuáles empresas son las ganadoras y decidir siempre con cabeza fría. No se debe tampoco olvidar que invertir en países en desarrollo como Colombia, y en mercados como el de acciones, debe hacerse con una lupa de largo plazo. En esa línea, hace poco un buen amigo me contó que alguien cercano a él quería comprar un lote en Urabá por la época en que Alfonso López fue candidato a la Presidencia por el MRL. Esta persona desistió de comprarlo por la incertidumbre política que existía en la época, y se arrepintió por muchos años adelante.