OPINIÓN
Sicarios digitales
Ese es el nombre que deben recibir los asesinos de Felipe Pasos. Los delincuentes digitales deben ser castigados, pues van por más: la Casa de Nariño.
Con el paso del tiempo las armas de guerra han tenido sofisticaciones, las cuales han dado la victoria a aquel que las domina. Es el caso de las armas de fuego españolas en la conquista, o de la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial. Las armas biológicas dieron la ventaja militar a los dictadores de Irak o Siria. Algunos se atreven a afirmar que la covid-19 es un arma de este tipo, como el ántrax, por citar un ejemplo.
La Colombia rural históricamente ha sido el escenario de la guerra, sin embargo, las Farc y Pablo Escobar la urbanizaron, generando un mayor impacto, terrorismo a gran escala. Ahora la guerra se ha digitalizado, siendo el campo de batalla las redes sociales. Es a través de ellas que se convocan desmanes y desórdenes de todo nivel, en Bogotá, Washington o Beirut.
Es inocente pensar que los mercenarios son solo hombres como los que vimos en Haití, acompañados de un fusil, vestidos de botas y camuflado. Las guerrillas del siglo XXI las puede manejar cualquier vecino sonriente desde la comodidad del sofá de su casa armado de un Apple, Toshiba, Hp o Dell con 8 núcleos y 10 gb en Ram. Ellos son el verdadero peligro ahora. Los peores bandidos no son los que vemos diariamente en la televisión, son estos, que nunca dan la cara.
La ética en las redes sociales no existe, murió desde hace rato. El arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar y en eso las redes son expertas. La familia de Felipe Pasos hoy llora a su hijo, víctima de esta cruenta y despreciable guerra que se esconde detrás de un meme o amenazas en las cuentas de correo.
Hemos llegado a límites inesperados, pues era absolutamente impensable un ejército armado de teclados y pantallas led, pero es así. En las conversaciones cotidianas les llamamos “bodeguitas”, pero realmente son sicarios morales que se venden al mejor postor, actuando de manera organizada y sincronizada, al mejor estilo de cualquier banda delincuencial, cuyo único propósito es manipular, amenazar, matar.
Los asesinos de Felipe Pasos se encuentran sueltos, pues hasta ahora no existe un tipo penal que sancione este tipo de conductas. El derecho penal se quedó en los tiempos de Ferrajoli al no poderse emitir condena contra los autores de este tipo de crímenes. El Congreso de la República deberá urgentemente legislar sobre el tema.
Encuentro que muchas de estas mal llamadas “bodegas” hacen parte del estandarte de algunos políticos de pacotilla que fungen de decentes, pues tienen constituidas sus propias guerrillas en redes sociales, ultrajando a cualquiera que esté en contravía de sus intereses. Se reparten Twitter, Facebook o Instagram, y como asesinos a sueldo buscan su próxima víctima sin dar la cara. Actúan a través de perfiles falsos, son en esencia fantasmas.
Era impensable que el no pago de una deuda por parte de Gustavo Bolívar generara ya dos muertes, la del hijo de Bruno Díaz y la del joven Pasos. Las bodeguitas cumplieron su cometido, esa es la ética que manejan algunos grupos políticos. ¿Qué podemos esperar en caso de que lleguen al poder?