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Claudia Varela, columnista

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Solo en ti

Vuelvo a un concepto que me sigue cautivando y es el estoicismo. Concepto tan viejo como la filosofía.

Claudia Varela
18 de agosto de 2024

Pregúntate en este momento cuánta gente que conoces realmente deja el ego a un lado y es consistente en eso de que “es más rico el que vive con menos”. Seguramente tu lista es corta o nula. Ahora pregúntate qué tanto practicas la humildad en tu vida, la empatía como un tema solidario y cada cuánto buscas las respuestas afuera de cosas que te pasan por dentro.

Vuelvo a un concepto que me sigue cautivando y es el estoicismo. Concepto tan viejo como la filosofía

pero que en un mundo sobre informado y que vive tanto del que dirán, cobra valor en los nuevos modelos de liderazgo, de esos líderes que inspiran más allá de lo técnico.

Los estoicos creen que la humildad implica reconocer nuestras propias limitaciones y aceptar que no tenemos control sobre muchos aspectos de la vida. Esta aceptación nos ayuda a mantener la serenidad y a enfocarnos en lo que realmente podemos controlar: nuestras propias acciones y reacciones. Esto implica que no culpamos a otros de lo que nos pasa, no nos volvemos víctimas de nada sino actores de un mundo interconectado.

Y es que vivimos pegados a la vanidad. La humildad en el estoicismo nos enseña a evitar la vanidad y la ostentación. Los estoicos valoran la simplicidad y la moderación, y creen que la verdadera grandeza proviene de la virtud y no de la riqueza o el estatus social. Esto me encanta porque se vuelve tremendamente incluyente, el dinero no nos define, ni lo que llamamos éxito. Para mí es más exitoso quien se siente libre y feliz con lo que hace a quien está apegado al título de una empresa que, al final, es temporal.

Practicar la humildad también implica aceptar las circunstancias adversas con serenidad. Estamos entonces lejos del estoicismo como sociedad, si ni siquiera toleramos un trancón por las vías que todos tenemos por obligación que compartir. Los estoicos nos animan a ver los desafíos como oportunidades para crecer y fortalecer nuestro carácter, en lugar de lamentarnos por lo que no podemos cambiar.

De otra parte, la humildad nos ayuda a cultivar una actitud de gratitud. Al reconocer nuestras limitaciones y aceptar la vida tal como es, podemos apreciar más profundamente lo que tenemos y ser agradecidos por las pequeñas cosas que a menudo damos por sentadas. Cada vez encuentro más gente que no solo deja de agradecer, sino que olvida al menos observar lo que tiene.

Para los estoicos, la humildad es una virtud esencial que nos mantiene centrados en lo que realmente importa. Nos ayuda a mantenernos enfocados en desarrollar nuestro potencial más elevado y en vivir de acuerdo con nuestros principios éticos.

Camila me preguntaba hace poco como podría ser estoica. Ya había escuchado varios podcasts, leído varios libros y hasta se anotó en un curso desde la India. La miré escuchándola y esperando que la respuesta estuviera en ella, no en mí (quizás porque tampoco la tengo, o porque quizá en mi propia búsqueda no debo creer en mi respuesta absoluta). Después de cuestionarle mucho porque buscaba tanta aceptación y certificación hacia afuera, no miraba un poco más hacia adentro.

¿Qué tan vanidosa eres Cami? No mucho yo me cuido más por salud, me respondió, lo que por supuesto me pareció incompleto porque a veces dura días sin comer y eso no me parece muy saludable. ¿Qué tanto ayudas a otros y devuelves lo que el Universo te da? Si claro me dijo, hace poco le doné algo a una sociedad animalista y saqué mi ropa (que sobraba) para otra fundación. Seguí mirándola y le pregunté ¿cada cuánto paras y haces silencio para entender las señales de Dios? No creo en Dios me dijo, le respondí entonces cuéntame si crees en algo espiritual, me dijo que sí que creía en un Universo interconectado, así que le dije si entendía las señales que le daba esa luz a su lado, su mirada cambió y pareció hacer clic.

Cami quería ser estoica porque eso sonaba bien, pero hay cosas que hay que lograr por decisión, por voluntad y convicción. Sin importar cuántos cursos hagas, la humildad solo se nutre con entender que la vanidad y el ego nos habla. Así que Cami decidió tomar otras acciones y empezar por realmente vivir con menos y empezar a hacer más silencio. Buen comienzo, Cami, la voluntad y la decisión están solo en ti.