Columna de opinión Marc Eichmann

Opinión

¿Tigo UNE, un problema del sector?

El regulador del mercado, por extraer todo lo que pudo de la gallina de los huevos de oro, terminó matándola.

Marc Eichmann
19 de septiembre de 2023

En su entrevista del domingo pasado en este prestigioso semanario, el gerente de EPM, Jorge Carrillo, hace un recuento ilustrado de la situación de Tigo UNE. De esta hay que resaltar su apego a la verdad, a pesar de las pildoritas ideológicas que inserta. Lo cierto es que las razones de la situación actual de Tigo UNE salen de boca del actor con información más fidedigna.

Es de recalcar que el gerente confirma de manera ineludible que EPM recibió los 1.4 billones de pesos, que, con rendimientos, se transformaron obras por 2.2 billones de pesos como resultado de la fusión de 2014. Múltiples observadores afiliados a universidades públicas de la ciudad de Medellín han afirmado tendenciosamente que ese dinero no se recibió, con el propósito de crear un mito urbano lejano de toda realidad.

Segundo, el gerente confirma que, en 2021, la valoración del 50 % remanente de EPM realizada por EPM resultó en un valor de entre 2.2 y 2.8 billones de pesos. Es decir, que, en pesos de 2023, el valor de UNE para EPM era el recibido de 2.2 billones de pesos en obras realizadas más 2.5 billones de pesos en valoración. A este valor hay que sumar el dividendo recibido por EPM en 2016 (que el gerente en su entrevista parece haber olvidado) de 233 mil millones de pesos para un total de alrededor de cinco billones de pesos por el 100 % de UNE. En comparación, el valor en bolsa de la ETB es de 300 mil millones de pesos, la dieciseisava parte se lo valdría UNE a 2022. Absurdo es que, como lo hace el alcalde Quintero, se argumente que la transacción de 2014 no fue 100 % exitosa.

Como lo menciona el gerente de EPM, Tigo UNE, después de invertir más de nueve billones de pesos en su operación entre 2014 y 2023, tiene un problema de liquidez temporal de 600.000 millones. Pareciera que la historia se repite en este rubro. La operadora, a partir de 2014, aprobó desde su junta un plan de inversión agresivo, el cual venía funcionando muy bien: el EBITDA, equivalente a la caja que produce la operación, prácticamente se duplicó. Pero pasó lo impensado, la tormenta perfecta: en coincidencia, la estatal Comisión de Regulación de Comunicaciones acaba de tirar la toalla, manifestando que a pesar de todas las medidas que tomó, la concentración en esta industria está poniendo a sufrir a la mayoría de las empresas en este sector.

La tasa de interés interbancaria se triplicó, disparó los pagos de intereses de la operadora y disminuyó su valoración. Esta es la razón de la caída en la valoración contable de un billón de pesos en los libros de EPM que no manifiesta el gerente de EPM en su escrito: el incremento del riesgo país le pasó factura a la valoración de Tigo UNE, como se la está pasando a la mayoría del sector productivo del país. La entrada al mercado de WOM y su rebaja en tarifas móviles tampoco ayudó. Hoy en Colombia 1 GB de datos vale mil pesos, cifra que se encuentra entre las más económicas del mundo. Y eso que ese precio es con voz ilimitada gratis.

La tormenta perfecta cogió a Tigo UNE en un mal momento en el que debía constituir garantías para el pago a la nación del espectro. Esa es la deuda que está poniendo en dificultades a la operadora. En condiciones normales no debería ponerla en líos: una empresa privada capitalizaría y ya, obstáculo vencido.

Como en Colombia necesitamos culpables para todo, pensaría que el primer culpable es el cambio que ha surgido en el entorno en el sector de telecomunicaciones. Las dificultades de hoy en Tigo UNE pronto se verán en la ETB, cuyo contrato por centros poblados parece ser un obstáculo infranqueable. Telefónica Movistar, con el fin de mitigar su crisis en vez de invertir, se ha dedicado a vender la empresa a pedazos: vendió su sede, sus redes (en un buen negocio) y ahora limita al máximo su operación en este entorno complicado. DirecTV prácticamente está saliendo del mercado, después de haber sido vendida dos veces.

El regulador del mercado por extraer todo lo que pudo de la gallina de los huevos de oro terminó matándola. Los precios del espectro, su falta de control para garantizar la pluralidad de empresas y permitir que llegará un tercero de manera dudosa a irrumpir en el mercado con bajos precios le está pasando factura.

Por otro lado, es innegable que, ante el espejo retrovisor, Tigo UNE fue demasiado agresivo invirtiendo en el país, pero ¿quién puede censurar que haya creído en Colombia? La estrategia la realizó en conjunto con EPM, que tenía veto a todas las decisiones que tomó la compañía, lo cual, si no lo hace responsable a la administración Quintero, por lo menos la hace cómplice.

Por último, el gerente de EPM le echa la culpa de la situación al concejo que no aprobó la cláusula de protección del patrimonio, otro acierto de quienes hicimos la fusión. La verdad es que cada vez que EPM hizo el esfuerzo de solicitar su aprobación, el mismo alcalde Quintero la aniquiló por debajo. Él, el alcalde, es el verdadero responsable, no de la situación actual, pero sí de que no se haya ejercido la cláusula que ya se venció en términos prácticos.

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