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Tres formas de relacionarse con el dinero: tener, hacer y ser

Los seres humanos tienden a relacionarse con el dinero a través de tres verbos: tener, hacer y ser. Curiosamente, cada uno de estos verbos no solo describe nuestra relación con el dinero, sino que también revela algo más profundo sobre cómo vemos el mundo.

Guillermo Valencia
8 de octubre de 2024

El 80 % de las personas vive en el “tener”. Para ellos, el dinero es algo que se gana o se hereda, y lo más importante es protegerlo a toda costa. Aquí es donde aparece el miedo. A pesar de poseer riquezas, quienes se enfocan en el “tener” encuentran constantemente nuevas razones para preocuparse: un gobierno inestable, una recesión global o una posible guerra en tierras lejanas. El miedo a perder lo que se tiene puede ser tan poderoso que paraliza. En este marco, la inacción se convierte en un refugio, una manera de evitar el riesgo, aunque ese mismo miedo sea el mayor riesgo de todos. Cuando nos enfocamos en “tener”—en alcanzar la casa, el carro, la vida que nos dé estatus en nuestro entorno social—, solo creamos decepción y frustración, porque no estamos trabajando para nosotros mismos, sino para los demás.

Luego está el 17% de las personas que vive en el “hacer”. Para ellos, el dinero es un subproducto de la acción. No importa la situación económica o política del momento; lo que importa es lo que se hace con las circunstancias. Los hacedores saben que la única manera de escapar de la ansiedad es actuar. En lugar de temer al error, lo aceptan como parte del proceso, conscientes de que cada fallo es una oportunidad para aprender. Para ellos, la abundancia es un resultado natural, no un objetivo. El “hacer” no es solo una estrategia para sobrevivir, sino una forma de prosperar a largo plazo.

Finalmente, tenemos al pequeño, pero significativo 3 %, los outliers, que operan desde el “ser”. Estas personas han pasado por la fase del “hacer”, han acumulado experiencias y conocimientos, pero lo que los distingue es su capacidad para ver más allá. Para ellos, el dinero no es el objetivo, sino el resultado de vivir con propósito. Los outliers no solo acumulan riquezas materiales; también crean riqueza en forma de relaciones, aprendizajes y experiencias compartidas. Con una sola conversación, pueden cambiarte la vida, y la velocidad con la que generan abundancia es exponencial.

Hay un dicho común que afirma que somos el promedio de las personas que nos rodean. Pero, si eso fuera verdad, la mayoría de nosotros estaría condenado a una mentalidad de escasez. Por eso es crucial rodearnos de aquellos que viven en el “hacer”. Si tienes la suerte de encontrarte con un outlier, alguien que vive desde el “ser”, invítalo a cenar, apóyalo en su misión, y participa en su proyecto. Porque ese tipo de personas no solo cambian su vida, también tienen la capacidad de transformar la tuya.

Tal vez no seamos el promedio de las personas que nos rodean. Quizás seamos el resultado de las cinco personas más interesantes que han tocado nuestras vidas. Lo más hermoso es que nosotros podemos elegir a esas personas, y así construir el núcleo de la vida que realmente queremos.