OPINIÓN
Turismo responsable
La búsqueda de la reactivación económica de uno de los sectores más afectados por la pandemia de a poco se está materializando. En el caso de Colombia, pese a sus existentes retos ambientales y sociales, agregarle al turismo responsable un componente bioseguro ahora es crucial y determinante para ampliar las posibilidades de consolidación.
Uno de los sectores que se preveían dentro de la recuperación y reactivación económica en Colombia desde hace varios años es el turismo. Luego de meses de confinamiento obligatorio y cuarentenas extendidas por causa del coronavirus, son muchas las personas que aprovecharán cualquier oportunidad para planear un viaje que mejore los ánimos en medio de esta pandemia, y esto no es un asunto menor.
El año pasado se hablaba de pérdidas en el sector turismo de más de USD 230.000 millones en la región latinoamericana y de la pérdida de hasta 100 millones de empleos directos en todo el mundo. Ahora, según proyecciones de la ONU, la amenaza que afectaría a este sector en lo corrido de este año son las nuevas variantes del coronavirus que se han desarrollado en diversas partes del mundo.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) afirmó la semana pasada que uno de cada tres destinos de viaje en el mundo está por el momento completamente cerrado para viajeros internacionales. Precisamente, las variantes de la covid-19 se catalogaron como la principal razón que llevó a varios gobiernos a revertir los esfuerzos en flexibilizar las restricciones a los viajes, y ajustar la rigurosidad de la entrada de viajeros y sus correspondientes cuarentenas estrictas.
En el caso de Colombia, con temporadas de Semana Santa y vacaciones/descanso de mitad de año tan cerca, se han evidenciado algunos repuntes en sitios de reservas, e incluso un aumento en las tarifas de varios alojamientos por el aumento de la demanda. Y si bien, para finales del año pasado el 75 % de los colombianos encuestados por Booking afirmaron que tenían un mayor deseo de conocer el mundo, esta tendencia no es una excepción para la región.
Así, reportes de plataformas virtuales como Booking y Kayak afirmaron que, en América Latina, México es el país de preferencia, seguido por República Dominicana, Panamá, Chile y Colombia.
En el caso de México, desde 2020 figura como uno de los países con más visitas internacionales gracias a las pocas restricciones que impone a los viajeros. Por ello, Cancún es hoy día uno de los destinos favoritos de muchas personas para buscar un lugar de descanso que tenga buena disponibilidad.
No obstante, México ha buscado adaptarse a la pandemia con pruebas de covid-19 o brindando hospedaje con altos descuentos, o incluso gratuitos, a quienes resulten contagiados, asumiendo los respectivos riesgos. Esto le llevó a alcanzar una ocupación hotelera del 43 % el primer fin de semana de marzo.
Por lo pronto, Colombia es el tercer país en recuperar su conectividad internacional en América Latina, según ProColombia. Y aunque aparece como parte de un plan de una reactivación del sector responsable, casos actuales como los de Santa Marta y su gran concentración, nos llevan a preguntarnos qué tan responsable evaluamos el turismo hoy día.
Para la semana pasada, en Santa Marta se declaró la alerta roja hospitalaria y se volvieron a instaurar una serie de medidas como el pico y cédula, y el toque de queda. No obstante, hay que reconocer que mientras se trabaja en la reactivación del turismo, las restricciones son sólo una parte de la solución.
En contraste, países como República Dominicana han adoptado un Plan de Recuperación Responsable del Turismo, que incluye medidas como ofrecer un plan de asistencia gratuito para turistas que cubra varios tipos de emergencias, incluido un posible contagio, y la realización de pruebas aleatorias a pasajeros que lleguen vía aeropuerto. Dicho plan ha sido avalado y certificado por organizaciones como Bureau Veritas y el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).
Hay que sumarle a la concepción de turismo responsable un apartado para el turismo bioseguro. Lo más cercano que tenemos al momento es el sello de bioseguridad “Check in certificado, COVID-19 bioseguro” que busca generar confianza entre los viajeros y consumidores, minimizar los riesgos de contagio del coronavirus e incentivar el turismo en nuestro país, esto según los propósitos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
No obstante, es de carácter voluntario. Recuperar la conectividad aérea es una apuesta a la reactivación del sector, pero debe priorizarse en paralelo un plan que también le apueste a la responsabilidad biosegura en medio de una pandemia que aún no termina y que al parecer dista de acabarse en el corto plazo. Un plan que le apueste, especialmente, al cumplimiento de protocolos obligatorios en bioseguridad, en los principales destinos turísticos del país para evitar la propagación del contagio que tanto afecta a estas ciudades.
Otro punto para destacar viene de la mano del último reporte de Our World in Data que considera los cinco destinos turísticos favoritos a nivel mundial por ser líderes en vacunación contra el coronavirus. El ranking viene liderado ya por Chile e Israel gracias a su campaña de inmunización. Hasta hace poco, Israel era el país que más rápido vacunaba con promedio de 1,03 dosis diarias por cada 100.000 habitantes. Chile registra un promedio de 1,08 y supera ya los 4 millones de personas vacunadas. Los otros países que podrían reactivar pronto su sector turístico gracias a sus reactivos planes de vacunación son Emiratos Árabes, Estados Unido y Reino Unido.
El mismo WTTC considera que los protocolos alinean al sector privado con estándares comunes para garantizar la seguridad de su fuerza laboral y, al mismo tiempo, de los viajeros en la medida en que el sector migra a esta nueva normalidad.
Nuestro sello de bioseguridad local es un muy buen primer paso, pero debemos homogenizar y reglamentar como mandatorios estos protocolos, para que estas reglas comunes posibiliten un futuro en viajes mucho más seguro tanto para viajeros nacionales como extranjeros.