ANÁLISIS
¿Víctimas de las guerras del gas?
No obstante ser un combustible fósil contaminante y no renovable, son múltiples las voces en Colombia que insisten en que el país debe aumentar el consumo de gas natural incluyendo el importado, argumentando que la oferta de gas natural doméstico es incierta y que el gas es el combustible ideal para una transición energética, transición que para ellos debe durar entre 50 y 80 años.
Por ahora, los faraónicos planes de expansión para el gas importado no se van a dar ya que al gobierno no le quedó alternativa diferente de declarar desierta la licitación para la “Regasificadora del Pacífico”, una obra monumental que nos hubiera colocado en medio de la geopolítica mundial del gas.
¿Y qué es la geopolítica y la guerra del gas? Europa registra actualmente precios récord del gas, que en septiembre superaron los US $1.000 por mil metros cúbicos y apenas esta semana comenzaron a bajar. Los precios del gas en Europa han aumentado estrepitosamente por dos razones principales: el frío invierno del año pasado, que puso presión sobre los suministros y redujo los niveles de gas almacenado, y el aumento de la demanda en Asia de gas natural licuado.
Según la BBC, “Muchos en Europa han acusado a Moscú de recortar deliberadamente los suministros para aumentar el costo del combustible y temen que el gasoducto Nord Stream 2 le permita aumentar y explotar aún más su poder de mercado, además de utilizarlo como una herramienta política a disposición de Putin.
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Para el diario El Mundo de Madrid, “Varias circunstancias determinan que la posesión de yacimientos, la distribución por gasoductos y el transporte por mar de esta materia prima marcará la diferencia entre los países que podrán disfrutar de un invierno caldeado y los que no. Además, los que consigan abastecerse, lo harán a precios nunca vistos. Es el paso de la pobreza energética a la guerra del gas.”
Europa, en vez de hacer todo lo posible por desarrollar sus propias fuentes de energía, incluyendo la nuclear, le aposto al gas natural. El resultado de dicha apuesta naturalmente es que hoy son rehenes de la Rusia de Putin. Colombia no tiene ninguna posibilidad que el gas natural importado sea abastecido por gasoductos. Nuestra alternativa es el Gas Natural Licuado, GNL, una opción mucho más costosa que el gasoducto. Debido al altísimo costo del GNL, la utilización de las instalaciones de importación de GNL de la Unión Europea ha disminuido de aproximadamente el 50 por ciento en 2010 a entre el 20 por ciento y el 25 por ciento en los últimos años.
Colombia no debería apostarle al GNL. En primer lugar, puede ser una apuesta costosísima. En un invierno extremo, la demanda muy posiblemente superará la oferta, haciendo que los precios del GNL se disparen. En segundo lugar, el peso estratégico de Colombia en los mercados mundiales es casi inexistente. Para cualquier productor internacional, dejarnos sin gas no reviste ninguna importancia. Tercero, si hay un país que dispone de un enorme potencial de generación eléctrica limpia y renovable es Colombia.
Nuestra apuesta debe ser la electricidad limpia, no el GNL importado. El gas natural, especialmente el importado, necesariamente conlleva multimillonarias inversiones en regasificadoras, gasoductos y centros de distribución del gas. Es una tristeza que en un mundo cada día más conciente de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, Colombia siga pensando en embarcarnos en aumentar el consumo de un combustible sucio y no renovable.
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Apostilla: Salario promedio mensual de países con un “salvaje capitalismo explotador”:
- Suiza: US$ 8.209 (8 % de pobres)
- Estados Unidos US$ 5.565 (11 % de pobres)
- Alemania: US$ 5.218 (15 % de pobres)
Salario promedio mensual de países socialistas con un “estado presente con políticas igualitarias redistributivas de la riqueza”:
- Argentina: US$ 290 (60 % de pobres)
- Cuba: US$ 37 (93 % de pobres)
- Venezuela: US$ 3,5 (91 % de pobres)
- Corea del Norte: US$ 3,5 (99 % de pobres)”