Buen balance para un año complejo

Colombia se ubicó como el país con el mejor clima de negocios en América Latina, al ascender 16 posiciones. La economía colombiana, que empezó la crisis con menor margen de maniobra que la mayoría de economías de la región, salió con un mejor balance en términos relativos. Luis Guillermo Plata, ministro de Industria, Comercio y Turismo, escribió para Dinero.com, donde presenta un positivo panorama comercial colombiano, en medio de la crisis.

30 de diciembre de 2009
Luis Guillermo Plata, ministro de Industria, Comercio y Turismo.

El año que termina será recordado como uno de los más complejos en materia económica en los últimos tiempos, no sólo para Colombia sino para el mundo. Difícilmente pueden confluir tantos factores adversos como los que se han registrado durante 2009.

Para empezar, la economía mundial sufrió la crisis más profunda desde la Segunda posguerra. Todas las economías desarrolladas y la mayoría de las subdesarrolladas sintieron su impacto y apenas están empezando la fase de recuperación.

Los precios internacionales de los productos básicos, que habían repuntado a niveles sin precedentes en las últimas décadas, se desplomaron como respuesta a la caída de la demanda mundial. Sólo para recordar el caso más conocido, el barril de petróleo alcanzó un precio cercano a los US$150 a mediados de 2008, pero unos meses después estaba alrededor de US$50.

Las exportaciones también se derrumbaron tanto por la caída de la demanda como por los menores precios de los productos básicos. Los datos de la Organización Mundial de Comercio muestran que las exportaciones trimestrales del mundo cayeron desde US$4.3 billones hasta US$2.7 billones entre el tercer trimestre de 2008 y el primero de 2009.

La moneda, que arrancó el año devaluándose, volvió a la tendencia revaluacionista que se viene registrando en los últimos años. El comportamiento del peso colombiano ha seguido el comportamiento observado en la mayor parte de las monedas del mundo, especialmente por los déficits en cuenta corriente y fiscal de los Estados Unidos; las presiones a la apreciación de las monedas han aumentado por la enorme emisión monetaria de la Reserva Federal para apuntalar el sistema financiero y contribuir a la superación de la crisis financiera.

El gobierno del Ecuador impuso una salvaguardia de balanza de pagos al comienzo del año, con un impacto superior sobre los socios andinos que sobre el resto del mundo. No sólo llevaba los aranceles de cero hasta el nivel que aplica a terceros países, sino que sobre ese nivel aplicaban las cargas adicionales. Con la mediación de la Comunidad Andina, se logró la suspensión de esa salvaguardia, pero inmediatamente el gobierno ecuatoriano impuso una nueva sólo aplicable a Colombia; las gestiones del gobierno colombiano llevaron a un acuerdo con las autoridades de Ecuador para el desmonte gradual de esta salvaguardia, pero aún así alcanzó a tener efectos negativos sobre el comercio bilateral.

Adicionalmente, Venezuela que venía adoptando medidas de restricción al comercio, aplicables a todos los socios comerciales, decidió a partir de julio discriminar contra los productos originarios de Colombia. De las diversas medidas adoptadas, la que más ha impactado el comercio es la no realización de las inspecciones sanitarias, que prácticamente tiene paralizadas las exportaciones agropecuarias.

Una de las decisiones que los consumidores adoptan en escenarios de recesión es el recorte de consumos que no son de primera necesidad; esto comprende el aplazamiento de la compra de vivienda, la no renovación del vehículo y el recorte de los gastos de turismo, optando, en el mejor de los casos, por recorridos más cortos. De ahí que la Organización Mundial de Turismo proyectara una caída entre el 4 y el 6% para las llegadas de turistas extranjeros a nivel mundial.

Y, por supuesto, en situaciones de crisis, los capitales externos son muy sensibles. Puesto que la crisis mundial inició con el colapso del sistema financiero de las economías desarrolladas, la reacción inicial fue el cierre de los mercados y el posterior racionamiento de crédito. En consecuencia, las economías subdesarrolladas sufrieron fuertes reducciones en el acceso al crédito, dificultades para realizar nuevas colocaciones de bonos, contracción de los flujos de inversión extranjera directa y caída de las remesas.

En ese medio tan complejo, la economía colombiana salió bien librada; desde luego golpeada, porque ninguna nación del mundo escapó a la suma de estos efectos negativos, pero menos que otras economías de la región.

Por el lado de la financiación, el gobierno colombiano logró en 2009 la colocación de tres emisiones de bonos en los mercados internacionales, tuvo acceso a los recursos de crédito de la banca multilateral necesarios para financiar el presupuesto y contó con una línea contingente del FMI por US$10.400 millones, que no ha tenido que utilizar.

Los flujos de inversión extranjera, que la Unctad estima se reducirán en 29% a nivel mundial, apenas caerán un 15% en Colombia. En América Latina se proyecta una contracción del 46%.

Donde es más evidente la diferencia con el resto del mundo es en el turismo, pues contra toda lógica la llegada de viajeros del exterior a Colombia está creciendo al 9% anual.

En el comercio internacional, que fue el principal canal de transmisión de la crisis desde las economías desarrolladas hacia las subdesarrolladas, el balance también se puede considerar satisfactorio. Mientras que las proyecciones indican reducciones de las exportaciones del orden del 24% en Europa, Asia, Norteamérica y Latinoamérica, las de Colombia cerrarán el año con una disminución del 17%.

Es indudable que las políticas adoptadas por el gobierno contribuyeron a moderar los efectos de la crisis mundial. Pero también lo es que la forma en que los empresarios han afrontado la coyuntura es encomiable. No sólo han capoteado el vendaval de una tasa de cambio volátil y con tendencia a la apreciación, sino que han realizado grandes esfuerzos por mantener los empleos, por conservar sus mercados y por buscar alternativas a aquellos en los que los discriminan.

Esa fortaleza y ese empuje, son los que explican que una economía como la colombiana, que empezó la crisis con menor margen de maniobra que la mayoría de economías de la región, haya salido con un mejor balance en términos relativos.

 


Luis Guillermo Plata Páez

Ministro de Comercio, Industria y Turismo