CRÉDITO
Cómo se mueven los créditos de educación superior en Colombia
Crece el número de entidades que prestan para la educación superior. ¿Cuál es su oferta y qué tanto contribuyen a combatir la deserción universitaria?
Cada día hay más opciones para financiar el acceso a la educación superior: créditos, becas, subsidios educativos, auxilios, entre otros, les han permitido a miles de estudiantes cumplir sus objetivos académicos.
De acuerdo con un análisis de Bancolombia, en el país más de la mitad de las matrículas universitarias (58%) se financian con crédito –porcentaje que está dividido en 53% en instituciones oficiales y 47% en privadas–, y el porcentaje restante se sustenta con otras formas de pago.
Además, en el más reciente reporte de Sistema para la Prevención de la Deserción de la Educación Superior, en 2015 esta fue de 46,1% para los programas del nivel universitario y de 56,9% para los niveles técnicos profesionales y tecnológicos. Esto implica un resultado mixto frente a 2014, pues hubo un aumento de la deserción universitaria, que ese año era de 45,58% y una reducción de este fenómeno a nivel técnico, dado que en 2014 era de 61,38%.
El crédito ha puesto su parte en este proceso, con distintas entidades que han sacado al mercado líneas de financiación y créditos especializados que les han permitido a los estudiantes culminar sus carreras.
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Ese es el caso de la Cooperativa Financiera Confiar, que actualmente tiene una cartera de crédito educativo de alrededor de $2.000 millones además de ofrecer auxilios. Al respecto, Andrés Mauricio Velásquez, director de mercadeo de la entidad, explica que a través del programa de auxilios educativos la cooperativa ha entregado $4.880 millones a 19.534 personas. “En becas de educación superior hemos entregado $12.878 millones a 3.641 personas y en proyectos especiales alrededor de la educación hemos invertido unos $1.605 millones. Estas cifras a diciembre de 2017”, comenta.
Siguiendo con la línea de las cooperativas, Fincomercio ofrece financiaciones con tasas de interés desde 1,48% –que disminuye si hay un buen comportamiento de pago llegado hasta 1,30%–. Esta entidad trabaja con unas 140 universidades en el país y espera superar las cifras de 2017, cuando colocó 42.000 créditos por $142.000 millones, la mayoría a 6 meses. Arturo Vega, gerente general de la cooperativa, atribuye los buenos resultados a un reacomodo del mercado del crédito educativo, en el que entidades como el Icetex y otras financieras han bajado su participación.
“Esto se debe al cambio de dueños de Corpbanca, que pasó ahora a manos del brasileño Itaú, pero también está la reestructuración del Banco Pichincha. Probablemente hayan tenido dificultades con la línea y también por obedecer a las políticas propias de cada entidad”, resalta Vega.
En este negocio también compiten bancos como el de Bogotá, con su línea Crediestudiantil, que exige ingresos de por lo menos de 1,5 salarios mínimos para aprobar préstamos como mínimo de $700.000 por semestre, que pueden ser cancelados entre 3 y 12 años, sin tener codeudor y a una tasa de 1,7%. Adicionalmente, hay entidades bancarias que ofrecen un periodo de gracia para que el estudiante se estabilice económicamente y pueda pagar sus cuotas en plazos más largos. Por ejemplo, Sufi de Bancolombia, en algunas de sus líneas de crédito estudiantil, permite aplazar el pago de la primera cuota. Bajo este modelo, cerraron 2017 con 27.000 nuevos estudiantes aproximadamente 50% más que en 2016.
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También está el banco AV Villas, que, aunque tiene una cartera relativamente nueva en el mercado –dos años–, se ha posicionado con su línea de crédito que cobija pregrados y posgrados. Este banco maneja una tasa de 1,65% mes vencido, lo que implica una cuota fija durante toda la carrera, pues ofrece financiar 100% de la misma en una sola solicitud crediticia. Camilo Lerzundy, gerente del Segmento Masivo de AV Villas, estima un crecimiento de 30% para la temporada de matrículas de junio y agosto de 2018.
Cada vez son más las personas que están accediendo a créditos y auxilios educativos para alcanzar la meta de la educación superior. No obstante, queda la duda de si las colocaciones tendrán el éxito esperado por las entidades financieras, pues estamos en un año en el que aún se sienten los coletazos de la recesión y crece la incertidumbre por las elecciones presidenciales.