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El mundo

La incertidumbre por la prolongada crisis económica en el primer mundo continúa. América Latina y Asia dependerán del comportamiento de las materias primas, que tendrán un año turbulento.

12 de diciembre de 2012, 6:00 p. m.

Amenaza abismal

Calificado por el Deutsche Bank como el principal riesgo para el crecimiento mundial en 2013, el llamado precipicio o abismo fiscal estadounidense dejó de ser una preocupación local para convertirse en una alerta global.

Tras ser reelegido, el presidente Barack Obama se reunió con republicanos y demócratas para lograr un acuerdo que evite un aumento de impuestos, que reduciría el gasto de los hogares y le restaría a la economía US$500.000 millones en 2013.

La expectativa es que se logre un acuerdo, aunque en la fecha límite. La discrepancia, que ya le costó la máxima calificación de riesgo a Estados Unidos, está entre aumentar impuestos (demócratas) y recortar gastos (republicanos). Si no hay consenso, el 31 de diciembre expirarán varios beneficios fiscales, que venían renovándose de forma regular y que en su mayoría fueron decretados en la era Bush. El 2 de enero se empezarán a hacer recortes en sectores como defensa, mientras que a finales de enero la deuda pública volverá a llegar a un máximo, lo que requerirá un nuevo ajuste de su techo.
Expertos como Bob Doll, –hasta hace dos semanas estratega principal de BlackRock–, piensan que habrá un acuerdo que permitirá extender temporalmente la mayoría de las gabelas de impuestos, subir algo los tributos a los más ricos y retrasar algunos recortes programados en el gasto. Esto se haría mientras se preparan unas reformas más profundas para reducir el déficit. “Si esto sucede, calculamos un impacto de 1,5% en el crecimiento estadounidense, menos que el pronóstico actual de más de 4%, pero aún significativo”, estimó Doll. 

Commodities en sube y baja

Pese a las políticas monetarias laxas de la mayoría de bancos centrales del mundo, y las tensiones geopolíticas en Oriente Medio, todo apunta a que los precios internacionales del petróleo se reducirán en 2013 ante la débil demanda que traerá la desaceleración económica global. El precio del Brent caerá por debajo de US$100 por barril, mientras el WTI estará alrededor de US$85 por barril (en 2012 promediaron US$110 y US$92, respectivamente). Sin embargo, hay analistas que estiman precios incluso por debajo de US$80 ante el sobreabastecimiento de muchos países. Algunos hablan incluso del fin de un ciclo de precios altos del crudo –y de otras materias primas como el carbón y el níquel– ante la desaceleración de la economía china y la revolución energética estadounidense, lo cual podría disminuir su dependencia de otros productores.

En contraste, en 2013 podríamos ver un fuerte aumento en los precios de los alimentos básicos alrededor del mundo debido a los efectos rezagados de las intensas sequías que se vivieron este año en países como Estados Unidos, Rusia y Australia. La cosecha de maíz, por ejemplo, tuvo su nivel más bajo desde 1995. Dado que los fenómenos climáticos y la falta de agua pueden pueden extenderse más de los previsto, podemos estar ante tendencias de largo plazo donde los commodities energéticos y mineros caen mientras los agrícolas aumentan.

La incógnita china

Luego de siete trimestres de crecimiento flojo, China, considerada locomotora del mundo, le apuesta a su demanda interna y a las millonarias inversiones en infraestructura para volver a coger impulso. La meta para 2013 es crecer más de 8%, con una estrategia basada en fortalecer la urbanización, aumentar la infraestructura y esperar que mejore la salud económica de sus principales clientes.

Los resultados del tercer trimestre alientan este objetivo, pues en ese periodo creció 7,4% y algunos, como en el Instituto de Investigación Económica, de la Universidad del Pueblo, creen que este resultado marca un punto de quiebre hacia la recuperación y al cierre de 2012, la economía china superará 8% y el próximo año alcanzaría un saludable 9%. 

Pero los nubarrones no han desaparecido y no la tendrá fácil el nuevo presidente de China, Xi Jinping, quien tomará posesión de su cargo en marzo próximo. La crisis económica en Europa y Estados Unidos tiene bajo presión a China, pues estos son sus principales destinos de exportación, que durante la década pasada crecían 22% y en los últimos años solo lo hacen a un dígito. Para 2013 y 2014 se prevé que las exportaciones de China crezcan a 8% y que, si no empeoran las condiciones de deuda y de mercados en los países desarrollados, el país vuelva a crecimientos saludables en su economía.

Devaluación anunciada

Inaplazable. Así se anticipa la decisión de devaluar el bolívar en 2013. Luego de un año de alto endeudamiento y fuerte presión fiscal, el gobierno de Hugo Chávez tendrá que tomar la impopular medida en el primer trimestre para aliviar las finanzas venezolanas y relajar el estricto control de cambios impuesto desde 2003.

Un escenario de precios del petróleo para 2013 que, de acuerdo con analistas del Citi, estaría alrededor de US$91 por barril –frente a US$104 promedio de 2012–; y el vencimiento de dos emisiones importantes de bonos soberanos –el Pdvsa 2013, en noviembre, y el Global, en septiembre– pueden poner en aprietos las finanzas. Con una devaluación, el gobierno podría conseguir dinero extra al convertir sus petrodólares en más bolívares, aunque tendrá que medir el impacto en los precios.

Sin la presión de los comicios presidenciales y tras las elecciones regionales del 16 de diciembre, el gobierno tendrá que dedicarse a ordenar las finanzas, y la devaluación es la salida. El profesor de la Universidad Central, José Guerra, calcula que esta podría ser de por lo menos 30%. Así, el dólar oficial pasaría del actual 4,30 a 5,50. Pero, incluso, hay quienes no descartan que la divisa supere los 8 bolívares.

¿Tercera reelección?

El 22 de septiembre de 2013, Alemania celebrará sus elecciones legislativas en las que escogerá los diputados del Parlamento Federal y al Canciller, cargo que hoy ostenta Angela Merkel, quien aspira a un tercer mandato.

La democristiana Merkel lidera los sondeos con 53% de intención de voto, frente a 38% de su más cercano competidor Peer Steinbrück, del Partido de Centro Izquierda.

Aparentemente, la nueva dama de hierro europea no tendría de qué preocuparse. Sin embargo, aunque los votantes la apoyan por su mano dura para resolver la crisis europea, también le critican su labor interna.

Según Der Spiegel, en el sondeo más reciente, 65% de los votantes considera que su gobierno no está haciendo lo suficiente para solucionar los futuros problemas de Alemania en temas como educación, pensiones y salud.

Otro país que también elegirá Parlamento y nuevo Primer Ministro el año entrante es Italia. En marzo de 2013, escogerán al sucesor de Mario Monti, que hace un año llegó al poder cuando Silvio Berlusconi se retiró en medio de una profunda crisis económica. Al cierre de esta edición, Berlusconi formalizó su interés por participar en las elecciones.

A ritmo de samba

Las tradicionales fórmulas de austeridad para enfrentar la crisis económica no son del gusto de la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, quien ha optado por la estrategia contraria: gastar más para enfrentar los tiempos difíciles. Y a juzgar por los resultados que se observan y las proyecciones para 2013, el plan le podría funcionar. Luego de varios trimestres de bajo crecimiento, Brasil emprendió en 2012 una estrategia enfocada en mejorar las condiciones para la producción, aumentar la disponibilidad de créditos para el sector privado, devaluar y adoptar medidas proteccionistas.

Los mayores flujos de inversión en infraestructura, de cara al Mundial de Fútbol 2014 y los Olímpicos de 2016, también han servido para fortalecer su economía. A esto se suma que el gobierno ha realizado reformas financieras, de pensiones, en las concesiones y prepara una tributaria. Los pronósticos de la Ocde apuntan a que esta nación crecerá 4% en  2013 y 4,1% en 2014.

El coletazo del conflicto

Cuando parecía que 2012 iba a ser un año marcado por una tensa calma entre Israel y Palestina, los cruentos ataques terroristas de comienzos de noviembre atizaron el conflicto y sus implicaciones, más allá del tema socio-político, todavía están por verse.

Las constantes tensiones en el Medio Oriente generan un escenario poco halagüeño para la paz. A esto se suma el impacto en el mercado del petróleo, debido a que cualquier evento de violencia podría disparar su precio el próximo año.

Las tensiones podrían aumentar ahora que la Autoridad Palestina acaba de entrar como estado observador en las Naciones Unidas, en una estrategia que lideró el presidente Mahmud Abas.
El nuevo estatus le permitirá a Palestina tener acceso a algunas de las agencias de la ONU como la Unesco y la Corte Penal Internacional, lo que podría ir acompañado de más presiones por parte de Israel y derivar en nuevos enfrentamientos.

Tan cerca, tan lejos

En febrero, el tratado de Maastricht, que le dio vida a la Unión Europea (UE), cumplirá 20 años. Pero en Holanda, cuna de esa ciudad y una de las pocas economías sanas de la región, no saben si celebrar.

Pese a ser una de las naciones que promovía la unificación, hoy la mayoría de sus habitantes piden abandonar el euro para no seguir con el lastre de sus vecinos. Al mismo tiempo, en Finlandia la discusión sobre esta posibilidad se ha vuelto pública, mientras en el Reino Unido, uno de los 10 países de la UE que no usa el euro, ya se estableció un referendo para en 2015 determinar si siguen siendo parte del bloque comunitario.

Además de los altos costos de la crisis, uno de los factores que más los espanta es el remedio para la enfermedad: más unión. Por ahora, el proceso comenzará con una integración financiera; pero, para que la receta funcione, los expertos creen que deben unificar también sus presupuestos y la forma de gastar, lo que para muchos es perder soberanía.

¿Crisis gaucha?

La probabilidad de que la tercera economía latinoamericana declare una nueva cesación de pagos es cada vez mayor. Fitch acaba de bajar cinco escalones la nota de su deuda soberana de B a CC –a solo dos escalones de la categoría D, que corresponde a emisores en default–, y muchos analistas ya la comparan con Grecia.

La situación económica está en franco deterioro: hay desaceleración en el consumo interno, crecientes déficits fiscales y comerciales, pérdida de competitividad, caída de la inversión extranjera, salida de capitales, crisis energética y una alta inflación de alrededor de 25%.

A estos problemas se suman los escándalos de corrupción recurrentes y pronunciamientos de aliados de la presidente Cristina Kirchner sobre una enmienda constitucional que le permita optar a un tercer mandato.

Según la Cepal, es la economía de la región que menos crecerá en 2013 junto con Venezuela; apenas 3,5%, aunque algunos analistas hablan de 0%.

Commodities en sube y baja

Pese a las políticas monetarias laxas de la mayoría de bancos centrales del mundo, y las tensiones geopolíticas en Oriente Medio, todo apunta a que los precios internacionales del petróleo se reducirán en 2013 ante la débil demanda que traerá la desaceleración económica global. El precio del Brent caerá por debajo de US$100 por barril, mientras el WTI estará alrededor de US$85 por barril (en 2012 promediaron US$110 y US$92, respectivamente). Sin embargo, hay analistas que estiman precios incluso por debajo de US$80 ante el sobreabastecimiento de muchos países. Algunos hablan incluso del fin de un ciclo de precios altos del crudo –y de otras materias primas como el carbón y el níquel– ante la desaceleración de la economía china y la revolución energética estadounidense, lo cual podría disminuir su dependencia de otros productores.

En contraste, en 2013 podríamos ver un fuerte aumento en los precios de los alimentos básicos alrededor del mundo debido a los efectos rezagados de las intensas sequías que se vivieron este año en países como Estados Unidos, Rusia y Australia. La cosecha de maíz, por ejemplo, tuvo su nivel más bajo desde 1995. Dado que los fenómenos climáticos y la falta de agua pueden pueden extenderse más de los previsto, podemos estar ante tendencias de largo plazo donde los commodities energéticos y mineros caen mientras los agrícolas aumentan.