EDITORIAL

La hora de la tecnología

Es hora de usar todas las herramientas e instrumentos para reactivar la economía. Pero especialmente para mitigar, hasta donde sea posible, el impacto de la pandemia y las grietas que tenemos en lo social.

15 de octubre de 2020
| Foto: Crédito: iStock/Getty Images Plus/Metamorworks

Dinero llega a su edición 600. En más de 25 años, la revista y sus plataformas han presenciado decisiones económicas trascendentales, cambios empresariales, el nacimiento de modelos disruptivos y profundas crisis que marcaron época.

Desde la apertura económica de los 90, pasando por movimientos globales y nuevos escenarios de competencia, Dinero ha interpretado las transformaciones de la economía, las finanzas y los negocios. Este siglo comenzó enmarcado por la modernización de la economía y el boom de las nuevas tecnologías.

No han faltado crisis, como la de finales del siglo pasado, que dejó huellas profundas. Se inició en los países asiáticos entre 1997 y 1999 y estremeció los mercados mundiales. Al llegar a Colombia hizo colapsar el modelo financiero hipotecario y constribuyó a generar una contracción económica de más de 4%.

La edición 600 coincide con una crisis mucho más profunda que la vivida dos décadas atrás. La pandemia doblegó la economía, sepultó millones de empleos y seguramente hará retroceder décadas al país en materia social. 

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La economía colombiana, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), para este año caerá -8,2%, lejos del estimativo del Gobierno de -5,5%. Con la reactivación, algunas señales empiezan a dar signos de esperanza, pero muchos creen que la economía tardará al menos dos años para volver a los escenarios de 2019.

Sin duda, la pandemia ha propinado un terrible golpe al país y al planeta. Colombia, al cierre de esta edición, bordeaba el millón de contagios y se acercaba a los 30.000 muertos.

Sin embargo, también ha dejado poderosas lecciones. En una de ellas ha acelerado la incorporación de diversas tecnologías a la vida nacional. El teletrabajo se convirtió en una opción permanente, los niños y jóvenes tuvieron que adecuarse a nuevos procesos educativos por medios virtuales, la telemedicina se volvió prioritaria y el e-commerce vive hoy el mayor auge en su historia.

Las empresas tuvieron que dar un salto tecnológico gigante y veloz. Según una encuesta de McKinsey, en promedio adelantaron en siete años sus cambios digitales.

Para esta edición especial, Dinero analizó cómo van las empresas y los sectores en el proceso de adoptar las nuevas tecnologías y acelerar hacia la cuarta revolución industrial. 

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Encontramos decenas de casos empresariales que han logrado reacomodarse, en medio de negocios tradicionales, a esta nueva realidad, gracias a la tecnología y al comercio electrónico.

También hay un auge en la banca electrónica y nuevos escenarios ampliados por medio de la tecnología y las telecomunicaciones para sectores como el agrícola. Se trata de uno de los mayores retos para la transformación productiva.

A pesar de los esfuerzos, los resultados no son los mejores. Hace apenas unos días, el International Institute for Management Development publicó su ranking de países digitalizados. En la muestra de 63 naciones, Colombia ocupa el puesto 61.

La tecnología es fundamental para el desarrollo económico y social del país en los negocios, el gobierno, la educación y la salud, entre muchos otros frentes. No solo porque le da una mayor productividad al aparato empresarial y a la gestión pública. También porque, lo más importante, reduce brechas de desigualdad y democratiza el acceso a los servicios. 

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Esto resulta fundamental en momentos en que las tensiones sociales aumentan y la pobreza en el planeta crece por la pandemia. Según cálculos del Banco Mundial, en 2021 cerca de 150 millones de personas caerán en situación de pobreza extrema. Colombia, por supuesto, no se salva.

Es hora de usar todas las herramientas e instrumentos para reactivar la economía. Pero especialmente para mitigar, hasta donde sea posible, el impacto de la pandemia y las grietas que tenemos en lo social.