Editorial

El legado de Gutiérrez

El mercado petrolero está bastante agitado. La caída en el precio del barril de crudo en 40% en los últimos meses ha concentrado la atención en el futuro de la industria: los presupuestos de todas las petroleras del mundo están siendo revisados a la baja.

Editorial
18 de diciembre de 2014

Ecopetrol no podía ser la excepción: no solo se recortó en 26% su presupuesto de inversiones para 2015, sino que se anunció un proceso de sucesión que la junta directiva consideró necesario ante el nuevo panorama energético mundial: en marzo próximo se irá Javier Gutiérrez de la presidencia de la compañía.

Las agitadas aguas del mercado petrolero mundial no pueden hacernos perder la perspectiva. El anunciado cambio de presidente en la empresa más grande de Colombia significa el cierre de un ciclo para uno de los ejecutivos más importantes de las últimas dos décadas en Colombia y nos sirve para hacer el balance de una carrera empresarial destacadísima.

Gutiérrez ha jugado un rol fundamental en la historia empresarial reciente del país, en especial en las empresas con un alto componente de capital público.

A principios de los 90, en medio del apagón, Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) estaba en el ojo del huracán. Su gerencia estaba vacante y su reputación, como la de las otras empresas del sector eléctrico, muy golpeada.

Gutiérrez aceptó en ese momento el reto de tomar las riendas de la empresa. Por varios años trabajó no solo en recuperar la confianza en la principal transmisora de energía del país, sino que enderezó el rumbo de la compañía y logró desarrollar el primer proceso de capitalización y democratización accionaria de una compañía del sector público, buscando recursos para apalancar su crecimiento. El resultado fue la llegada de 93.000 nuevos accionistas, lo que fue en su momento, año 2000, la inyección más importante de capital para una compañía por la vía de la democratización accionaria.

Además de adelantar el vuelco de la estructura societaria de ISA, Gutiérrez y su equipo lograron convertirla en una de las principales empresas de transmisión de energía de la región, con operaciones en Colombia, Perú, Bolivia y Brasil. La proyectó, la hizo crecer y la convirtió en un referente de la economía nacional. Fue la primera multinacional pública del país.

No solo fue el salvador de ISA, en medio de la crisis del apagón en los 90. Su papel fue protagónico en profundizar el mercado de valores y abrirle campo a la inversión colombiana en el exterior. Representó la apertura a un nuevo modelo gerencial en el sector oficial que siguieron ETB, Isagen y luego Ecopetrol.

Estos procesos les permitieron a las firmas ganar una sólida estructura de gobierno corporativo para funcionar como empresas del sector privado, en áreas de alta competencia y con operaciones eficientes. De esta manera se logró el objetivo de blindar a las compañías públicas de malos manejos administrativos.

Por todos esos logros, Gutiérrez fue tenido en cuenta para una tarea monumental: consolidar la transformación de Ecopetrol y convertirla en una multinacional. A su llegada a la compañía, en 2007, Ecopetrol invertía al año entre US$500 millones y US$1.000 millones, producía alrededor de 399.000 barriles por día y era una compañía con utilidades de menos de $4 billones.

Hoy, a pesar de las dificultades del mercado, la firma casi llega a los 800.000 barriles de producción diaria, invierte US$8.000 millones por vigencia, deja utilidades al año de $12 billones y aparece entre las primeras 40 compañías en los rankings mundiales del sector. Durante la era Gutiérrez, Ecopetrol pasó de solo producir petróleo y gas a fabricar otros productos como biocombustibles. Hasta 2009, la empresa más grande del país solo tenía operaciones en Colombia y hoy ya ha llegado a Estados Unidos, Brasil y Perú. Gutiérrez sacó adelante varios de los más grandes negocios de Ecopetrol en su historia, como la compra de Hocol, los activos de BP en Colombia y la petroquímica Propilco. Consolidó los mercados de Asia –que hoy significan más de 60% de sus ingresos– y la creación de Cenit, la empresa de transporte de hidrocarburos.

Además, tuvo éxito en la democratización de la firma, que ha sido el negocio bursátil más grande en la historia del país. En total fueron dos rondas (2007 y 2011), con las que se vendió al público en general 11,5% de la propiedad y se recaudaron $8 billones que fortalecieron la caja de la petrolera. Hoy la acción de Ecopetrol se transa no solo en Colombia, sino que su ADR circula en el mercado de Nueva York. Finalmente, aunque pocos hablan del tema, Gutiérrez se concentró en mejorar la calidad de los combustibles que vende Colombia y hoy están dentro de los tres primeros en toda América Latina, al lado de Chile y México.

No son tiempos buenos para el sector petrolero en Colombia: con apenas seis años de reservas por delante y una reciente ronda que no llenó las expectativas. Para Ecopetrol tampoco ha sido fácil, su acción ha caído, los niveles de producción no han crecido al ritmo esperado y el precio está a la baja. Aun así, el balance de la gestión de Gutiérrez al frente del mayor activo empresarial de Colombia es positivo. Sus decisiones marcaron cambios profundos en los mercados de valores, energético y petrolero colombiano. Ese es un legado digno de un hombre trabajador, humilde y que forjó una nueva clase de liderazgo en Colombia.