EL PERFIL

Así es Alejandro Cheyne, el nuevo rector de la Universidad del Rosario

El nuevo rector de la Universidad del Rosario es un educador por formación y convicción. Cree en el pensamiento ‘glocal’ y en el emprendimiento y la innovación.

11 de octubre de 2018
Muy joven descubrió su vocación: la educación. Aunque ha sido tentado para ir a otros sectores, no lo ha considerado. | Foto: Juan Carlos Sierra

Una de las grandes pasiones de Alejandro Cheyne es la navegación a vela, enfrentarse a los vientos y poder definir el rumbo de su embarcación. Ahora, tendrá que aplicar muchas de esas destrezas y principios para llevar a buen puerto la gestión en su nuevo cargo: la rectoría de la Universidad del Rosario.

Aunque su apellido es de origen escocés, él es un bogotano muy tradicional, amable, dedicado y atento que desde temprano encontró su vocación. “Algunos se demoran más tiempo, yo la descubrí siendo muy joven: es la educación”, dice.

A finales de los 80 entró a la Universidad del Rosario para formarse como economista y su compañero de pupitre fue José Manuel Restrepo, su predecesor y hoy Ministro de Comercio. Empezó a participar activamente en la vida universitaria, fue nombrado colegial e inició lo que algunos llaman el liderazgo universitario.

Además de Economía, cursó una especialización en Administración en el Rosario, donde también estudió docencia universitaria. Realizó cursos de alta gerencia internacional en el Icesi y en la universidad Sergio Arboleda y cuenta con maestría y doctorado en pedagogía de la UPAEP en México.

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Ha sido profesor durante más de 25 años, y en su etapa más reciente se desempeñó como decano de la Escuela de Administración del Rosario.

También fue rector de Uniempresarial por diez años, la universidad de la Cámara de Comercio de Bogotá, donde adaptó el modelo de educación dual y colaboró en su expansión en países como México, Perú y Ecuador.

Uno de los conceptos que más lo han permeado es la importancia de lo glocal –pensar global, actuar local–. Desde joven, el trabajo de su padre en una multinacional llevó a su familia a diferentes ciudades y le permitió tener una perspectiva internacional, pero con miradas locales.

Cree firmemente en el emprendimiento y la innovación como instrumentos de creación y crecimiento, y esta fue la razón por la cual en el doctorado se dedicó a estudiar la pedagogía del emprendimiento. “Académicamente, ese es mi fuerte”, señala.

Hace 10 años empezó a trabajar en la implementación de estándares no solo nacionales sino internacionales y llegó a la acreditadora internacional ACBSP, con más de 1.200 universidades en el planeta. Fue presidente para América Latina y este año fue nombrado presidente mundial de esta acreditadora, siendo el primer latinoamericano en ocupar el cargo.

En la decanatura de la Escuela de Administración del Rosario trajo y adaptó para las maestrías uno de los modelos pedagógicos de Apple, en un sistema de aprendizaje basado en retos; y desarrolló la primera fase de unos laboratorios –con una inversión superior a los $10.000 millones– para la renovación pedagógica.

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Ahora, en la nueva etapa en la rectoría de la Universidad del Rosario busca construir una propuesta académica con todos los actores: estudiantes, profesores, empresarios, gobierno, egresados… “Mi tarea es ayudar a construir un sueño y convertirlo en proyectos estratégicos para la universidad”, señala.

Varios son los sueños preliminares: tener una universidad acreditada nacional e internacionalmente para que sea un referente de clase mundial. Ser una universidad multicultural y para eso se requiere movilidad: estudiantes y profesores del extranjero que lleguen y locales que vayan al exterior; es decir, un espacio universitario abierto al mundo.

Pero también varios son los retos, en especial ante los milenials de hoy que no demandan una pedagogía tradicional, sino innovadora, que les ayude a desarrollar nuevas y mejores competencias, con elementos clave como la apropiación y el uso de las tecnologías en el proceso educativo.

Y está convencido de la necesidad de desarrollar mayor investigación, pero que sus resultados transformen a la sociedad. La Universidad del Rosario cumple 365 años. “Desde la creación de la República, siempre ha estado comprometida y ha sido protagonista en la construcción de la agenda. Y se debe fortalecer su aporte y contribución en la regional -que tanto me gusta– y en lo internacional”, dice. El capitán está ajustando la brújula.