Entrevista

Álvaro Uribe Vélez

Colombia es hoy un país al cual está llegando la inversión extranjera para quedarse. Los avances en este frente son incuestionables. La mayor crítica a su gobierno es el prácticamente nulo avance en el tema de infraestructura.

12 de septiembre de 2008, 12:00 a. m.
“Para la economía, ni la comodidad de las ayudas ni el fundamentalismo de la sustitución de sectores”.

Alvaro Uribe es de lejos el más popular de los cuatro presidentes y también el que más controversia genera. Gracias a su dedicación permanente y perseverancia, Colombia es hoy un país al cual está llegando la inversión extranjera para quedarse. Los avances en este frente son incuestionables. La mayor crítica a su gobierno es el prácticamente nulo avance en el tema de infraestructura, más aún cuando su gobierno está empeñado en la firma de acuerdos de libre comercio.


— D. Presidente, hay un gran consenso entre los ex presidentes sobre las virtudes de los logros que usted ha tenido en el frente de seguridad. Le critican el poco avance en infraestructura y su política social.

— Sí, la seguridad es muy importante, pero hay que complementarla con otras cosas. Los tres pilares que nos propusimos construir en el Gobierno son seguridad desde la democracia, inversión desde la responsabilidad social y cohesión social. Los dos primeros generan un ambiente de prosperidad que permiten tener cohesión social, sin la cual no tendría sentido el crecimiento.

Pero, para desarrollar la confianza inversionista no basta la seguridad. Se requiere garantía política para la inversión doméstica e internacional, sobre todo en un momento en el cual en América Latina hay una discusión sobre el tema, porque hay países que están regresando a apoyos estatales productivos como fundamentos del desarrollo. Somos un país que da garantías a la inversión con responsabilidad social, basada en transparencia, las relaciones inversionistas-Estado, contratos, etc.

Otra condición para garantizar la inversión es el saneamiento macroeconómico. Que se vea un esfuerzo y una tendencia continuada para reducir el endeudamiento y reducir el déficit fiscal. Para esto ha sido muy importante la reforma administrativa. Se han reformado 411 instituciones y, con esto, se van a ahorrar 6,28% del PIB, entre 2002 y 2010. La idea no es desmantelar el estado, sino liberarlo de la nefasta politiquería y los excesos sindicales, que le sirva más a la comunidad.

También, los incentivos tributarios son importantes. Las zonas francas, los acuerdos de estabilidad normativa y los acuerdos de comercio para darle más posibilidades a la economía. El esfuerzo por impulsar los nuevos sectores, por impulsar los biocombustibles y la energía alternativa, como la eólica. Además, una estrategia de innovación que debe ser parte fundamental de la etapa final del Gobierno y para lo cual va a haber un Conpes próximamente.

— D. ¿Cómo se entiende una política de comercio exterior que se basa en acuerdos de libre comercio, cuando no existe la infraestructura, ni para sacar las mercancías del país ni para moverlas dentro del país?

— Usted me ha preguntado por las vías por las que me preguntan los alcaldes todos los días, las intradepartamentales, y me ha preguntado por los grandes corredores de comercio exterior. Es la primera vez que las presentan como convergentes.

Estamos trabajando en todo. Vamos a concluir el Plan 2500, ya van 2070 kilómetros y, para concluir, estamos aprobando los créditos en muy buenas condiciones de plazo y tasa de interés a los Departamentos. En cuanto a las grandes vías, están reactivadas. Los pleitos de las concesiones de primera generación ya están prácticamente resueltos. Adicionalmente, se han adjudicando una serie de concesiones que están en plena ejecución. Hay otras de la mayor importancia que están ya en proceso de adjudicación o para abrir licitación.

— D. Sí, pero, ¿cuánto tiempo toma sacar adelante estos proyectos?

— Esto toma mucho tiempo, pero lo importante es que se está poniendo en marcha. Es un plan de vías muy ambicioso. La preocupación que ustedes tienen, la compartimos. Estamos haciendo el esfuerzo para que el país se desatrase en infraestructura.

Podríamos hablar de lo que se está haciendo en puertos, donde ya se ve una inversión muy grande. Ha ayudado mucho permitirle a los puertos utilizar la figura de zonas francas. De la concesión del Aeropuerto El Dorado, otras aeroportuarias, ferrocarriles. Vamos en la tarea.

— D. Y, ¿el transporte fluvial?

— Se han hecho unas obras en el Magdalena y se están haciendo obras en el río Meta. Diría yo que hemos avanzado mucho en Bocas de Ceniza, en el puerto de Barranquilla. Falta mucho y la gran preocupación que tengo es que este gobierno tiene que dejar resuelto el gran problema de contaminación del Canal del Dique sobre la bahía de Cartagena. Estamos a la espera de que nos entreguen los estudios definitivos para ver cómo vamos a financiar esa obra.

Es muy importante, en materia de competitividad, tener en cuenta el tema energético, el tema petrolero. El país acaba de adjudicar la construcción de plantas de generación de energía por cuatro millones de kilovatios, cuando la instalada actualmente tiene trece y medio. ¿Que es lo importante? Que lo adjudicamos sin comprometer un peso del presupuesto nacional, sin comprometer el endeudamiento público. Todo lo van a hacer empresas independientes. ¿Cómo lo hacen? Porque hay seguridad en Colombia, porque van a utilizar el incentivo tributario de zonas francas, porque se ha creado un mecanismo que es el pago del cargo por capacidad.

En este tema de la infraestructura se podría hacer un recorrido por el mapa de Colombia para ver cómo estamos despegando. Yo diría, comparto la preocupación de ustedes, pero estamos despegando

— D. Si hay un hallazgo petrolero, el dólar podría caer nuevamente. ¿No cree usted que una forma de prepararse para esa eventualidad es siendo más rigurosos con el gasto público?

— El Gobierno es amigo de una tasa de cambio en un nivel competitivo. Al Gobierno le preocupa que, cuando hay devaluación, se afecte el endeudamiento y la confianza en el país, y que cuando hay revaluación se afecte la competitividad. El ideal es mantener una tasa de cambio que gire alrededor de un punto de gravedad que sea la competitividad y la confianza.

Cuando nosotros llegamos, la autosuficiencia petrolera estaba garantizada hasta el año 2008; hoy, hasta el año 2016. Es posible que al final del año se pueda certificar hasta el año 2017. Ha habido varios pequeños hallazgos. Uno grande, lo deseamos y es posible, porque mientras en el pasado perforábamos 10 pozos, este año vamos a perforar más de 100. Ha aumentado muchísimo la posibilidad de hallar uno grande.

Si se llegara a dar este hallazgo; primero, el Gobierno tiene la decisión de fortalecer los mecanismos de ahorro, el Faep etc. Segundo, hay un proyecto de regalías nuevo en el Congreso de la República, presentado por el Gobierno. Tercero, este Gobierno ha hecho un enorme esfuerzo. Hemos reformado 411 entidades del Estado, hemos hecho reformas constitucionales importantes, como la eliminación de los privilegios pensionales, que regula las transferencias a las regiones, y hemos eliminado, desde 2005, los presupuestos adicionales. Como resultado, el déficit del Gobierno Nacional Central, que era de 7,5%, se ha reducido a 3,2%, y ojalá este año lo pudiéramos llevar a 2,9%. Hemos bajado el endeudamiento público de 48,5% del PIB a 27% este año, sin incluir Ecopetrol.

Nosotros hemos hecho un esfuerzo enorme en gasto público. Lo que se nos critica ahora es gasto público en políticas sociales como familias en acción.

— D. ¿Por qué se financia con crédito externo?

— No, nosotros no hemos monetizado ni un dólar del Gobierno Nacional Central desde noviembre de 2006. Todo lo que hemos contratado en dólares, lo hemos pagado afuera. Lo que más le conviene a la inversión es garantizar estabilidad en el largo plazo y esto exige hacer un esfuerzo social. Por eso nuestro afán de avanzar en programas como Familias en Acción, porque crea cohesión social, legitima la confianza inversionista y la seguridad.

— D. ¿Cuánto vale ese programa?

— Tres millones de familias en acción van a valer $2 billones el año entrante y $3 billones en 2010. Eso aplaza en algo la llegada al equilibrio fiscal, pero adelanta el equilibrio social. A mi me preocupa ver países que tienen muy buenos indicadores macroeconómicos y una confrontación social muy pronunciada, porque no da garantía de estabilidad política a futuro En cambio, Colombia tiene mucho de debate político, pero tiene menos confrontación social. Hay que avanzar en el tema de inversión social para tener menos confrontación social y dar garantías de estabilidad política hacia el futuro.

Un programa social como Familias en Acción, como todo programa educativo, se demora muchos años para producir efectos en la distribución del ingreso. Por eso hay que persistir. Mejorar la distribución del ingreso en una senda de crecimiento y competitividad no se logra de la noche a la mañana. Se hace con procesos sólidos, como el proceso educativo, apoyado con procesos nutricionales, como el de Familias en Acción, pero hay que tener paciencia, porque demora tiempo en dar sus frutos.

— D. ¿Cómo se compara la Colombia de los primeros años de los noventa con la Colombia que tenemos hoy?

— Hacer comparaciones es muy difícil. Tasas de inversión es aquello que más debería medirse, porque es la garantía del crecimiento en una senda de largo plazo. Creo que tenemos unas tasas de inversión más altas y más sostenibles, con menos fluctuaciones. Ya llevamos tres años con tasas de inversión superiores al 25% del PIB. Hay que sostenerlas.

La inversión extranjera directa es más alta y más sostenible. Teníamos valores de US$700 millones, de US$1.500 y de US$2.000. Teníamos altibajos. Había el descubrimiento de un pozo de petróleo, la oferta de canales abiertos de televisión, la telefonía celular y llegaba mucha inversión extranjera; pero no había un flujo constante. Ahora lo empezamos a tener. Tenemos un flujo más constante y mayor.

En los últimos años, cuando entró la cervecera SABMiller, ese año fue de más de US$10.000 millones, el siguiente fue de US$6.500 millones, el año pasado, de US$10.058 millones y, hasta mediados de julio de este año, llevábamos US$5.300 millones. Lo importante, además, es que está bastante bien distribuida, irrigando todos los sectores del economía. La hay en hidrocarburos, en minería, en el sector manufacturero, en los almacenes de cadena, en puertos y en hoteles.

— D. ¿Qué se puede hacer para mejorar la generación de empleo?

— Nosotros veníamos con una buena dinámica de creación de empleo. Este año se ha ido desacelerando esa dinámica y nos preocupa. Creemos que la cifra de julio es una llamada de atención. Hay temas estructurales y coyunturales. En los estructurales hay que resolver lo concerniente a competitividad. En el tema de vías y de educación, creo que hay que seguir haciendo un gran esfuerzo, así como en el tema de capacitación técnica.

El país está en presencia de una gran revolución en el Sena. No es algo futurista, sino que se está dando hoy. El Sena ha pasado de capacitar un millón de estudiantes antes por año a capacitar casi seis millones. De cinco, seis millones de horas de enseñanza, a quince, diez y seis millones. Está ya la plataforma que le permite tener un buen nivel de estudiantes por internet. Va a tener un millón de estudiantes aprendiendo inglés a través de internet, desde San Andrés.

Hay que solucionar los problemas estructurales para que Colombia tenga la mejor posible dinámica de empleo. Yo creo que la tasa de inversión podría llegar a ser mayor si se define el TLC con Estados Unidos. Por eso hay que seguir buscando los otros acuerdos de comercio. Cuando haya un acuerdo de comercio, dicen, vamos a invertir a Colombia. Por eso el afán de aprobar este que se acaba de cerrar con Canadá, de hacer el acuerdo con la Unión Europea, de cerrar el acuerdo de inversiones recíprocas con China y adelantarlo con la India.

Los problemas coyunturales de empleo son la desaceleración de la economía mundial, la inflación, las tasas de interés.

— D. ¿Cuál es la relación entre las tasas de interés y la menor dinámica de empleo?

— El consumo se ha frenado y, al frenarse el consumo, inmediatamente se va desacelerando la creación de empleo. Si la disminución del consumo continúa, se pasa de una situación de desaceleración de empleo a una disminución de empleo. Estamos en la fase de desaceleración. Sería fatal que pasáramos a la siguiente fase, que es la fase de la eliminación de empleos. Se encarecen las tasas de interés, se frena el consumo y se frenan las ventas. Las empresas tienen que empezar a desacelerar sus planes de expansión. Y eso puede llegar a generar problemas graves de empleo y también de oferta productiva.

— D. Pero, ¿y la inflación?

— Sí, pero yo creo que no estamos en presencia de una inflación monetaria, sino de una inflación de petróleo y de alimentos.

La inflación básica está en niveles de 4%.

— D. Sí, pero, cuando se negocian los salarios lo que se mira es la inflación total.

— El Banco ya cumplió bien esa tarea. La de dar unas señales con tasas de interés para evitar esas expectativas inflacionarias. Yo creo que ahora en el país, en lugar de que la gente esté comprometida con expectativas inflacionarias, está comprometida por bajar inflación. Yo le abono eso al Banco de la República, como también le abono que con la elevación oportuna y temprana en las tasas de interés haya frenado lo que podría ser una tendencia hacia el exceso de confianza en el endeudamiento. ¿Qué me preocupa? Que, conseguidos esos dos resultados positivos, continuar con una alta tasa de interés es poner un obstáculo al consumo y a la creación de empleo. No hay duda.

— D. Y, ¿que pasa con las tasas de interés reales que son las que mira el Banco de la República?

— De todas maneras, al consumidor que va a un supermercado y saca la tarjeta de crédito le están cobrando el 32%. Y me hago esta pregunta. La inflación le ha quitado este año a los colombianos poder adquisitivo, no hay duda. Entrar a resolver eso con aumento de salarios ya es imposible, porque sería estimular la hoguera inflacionaria. Tener imprudencia en la negociación de salarios en diciembre será imposible. Es el año en el cual el Gobierno habrá de aproximarse con más rigurosa prudencia a la negociación de salarios. En todos los años anteriores se acordaron o decretaron aumentos reales por encima de inflación. Este año va a ser muy difícil, justamente para poder tener toda la prudencia y evitar espirales inflacionarias.

El Gobierno está haciendo esfuerzos que tienen que contribuir a cambiar esta espiral inflacionaria. Estamos haciendo un gran esfuerzo, y la prueba es nuestro rigor en la reforma de la administración pública, nuestro rigor en el gasto público y ahora nuestro rigor en estimular la oferta de alimentos, que va respondiendo. No ha sido fácil recuperar la dinámica del campo, porque el campo estaba perdido en la violencia y el narcotráfico. Generar confianza para volver a producir en el campo es muy difícil y yo creo que empieza a haber una buena respuesta productiva. Hay estímulos estructurales, como la ley Ingreso Seguro y unos coyunturales, como los estímulos puntuales este año para producir maíz, para producir trigo, para producir arroz, productos básicos de la canasta familiar. Para no perder la leche y prepararnos para la época de la sequía en diciembre.

— D. Presidente, se eliminaron los controles de capital para las acciones y el dólar no cayó como se pensaba. ¿No cree que esto demuestra que el cambio peso-dólar está relacionado especialmente con lo que pasa en los mercados mundiales?

— Primero, ¿por qué pusimos los controles? Porque lo que más afecta la confianza es si una economía fracasa. El Gobierno no podía quedarse impávido, inactivo, ante esa acentuada revaluación y su amenaza frente a las exportaciones y el empleo. Había que reaccionar. Un país que quiere invertir, que quiere proteger exportadores y empleo y que esté enfrentando esa amenaza revaluacionista tiene que decir: bueno, lo que es la inversión productiva de largo plazo no la puedo afectar, voy a ayudar a mitigar esa revaluación poniéndole límites a la de corto plazo. Por eso se pusieron los controles. Si fuera inversionista diría, ese gobierno es juicioso, porque está haciendo esfuerzos para que no naufrague una economía exportadora que es generadora de empleos de buena calidad.

¿En qué momento levantamos el control? En el momento en que empezó a perfilarse una tendencia que reversa la revaluación. En el que el dólar quisiera buscar en Colombia un punto de equilibrio. En ese momento lo hacemos. ¿Qué miramos? ¿Cómo está reaccionando la economía de Estados Unidos? Menos mal de lo esperado, el susto europeo, con problemas como el de Gran Bretaña, el peor resultado económico en sesenta años, el de Alemania y España. Un euro y una libra esterlina sustentados en unas economías débiles y una economía en Estados Unidos amenazada por el doble déficit y por el problema de las hipotecas, que ojalá no se el agregue al de las tarjetas de crédito y, a pesar de esas amenazas, comportándose mejor, porque está exportando más gracias a la debilidad de su moneda y a una tasa de interés baja. Europa se da cuenta de su debilidad y permite que se devalúen el euro y la libra. Esto empieza a mostrar una tendencia de fortalecimiento del dólar. Y, por tanto, es el momento de hacerlo.

Se hizo con el buen cuidado de desmontarlos para el mercado secundario de acciones que era el que estaba limitado, pero evitando que ese dinero se traslade a los papeles de renta fija, para que la cosa sea moderada y estimule la inversión en acciones. Debo advertir que esos controles no afectaban la compra de acciones de emisión primaria, ni tampoco los fondos que salen a comprar acciones al extranjero.

Ahora, yo sinceramente creo que lo que más le conviene a la Bolsa de Valores es una economía sólida. Y dejar quebrar los exportadores es cambiar la solidez por la fragilidad económica.

— D. ¿Cómo ve la transformación productiva del país?

— Hablemos de sectores. Los floricultores, nadie les puede negar el gran esfuerzo que han hecho en productividad. Basta ver la escasa variedad de flores que había hace 25 años y la gran cantidad que hay ahora, gracias a ese espíritu innovativo que ellos han tenido. Que en algunos casos hacen falta esfuerzos, sí, pero el esfuerzo general ha sido muy grande. Y yo creo que ahí tienen una masa crítica para utilizar los mismos fundamentos tecnológicos para producir otro tipo de productos. ¿Cómo los dejamos quebrar?

Debemos tener mucha claridad que, si bien necesitamos tener una economía de energéticos, una economía minera, necesitamos una economía de sectores nuevos, necesitamos preservar una economía de sectores tradicionales, que además necesitamos porque tienen mucho margen.

Hay que buscar equilibrios. Hay que darle cero de fundamentalismo proteccionista, cero de fundamentalismo aperturista: equilibrio. Que los productores nacionales puedan producir, exigiéndoles más productividad, que los importadores puedan importar, pero en condiciones en que no se constituyan en competencia desleal.

Qué tal que nosotros en la caso del azúcar no nos hubiéramos preocupado por cuidar nuestra industria azucarera, que hoy es una industria estratégica que, como quiera, hay ese imperativo mundial de biocombustible. Por eso es que hay que ser muy cuidadoso. El Gobierno se gastó en el primer semestre $614 mil millones en apoyos a los exportadores.

— D. ¿Que le preocupa hacia delante?

— En competitividad hay que tener un gran ritmo de infraestructura, una gran persistencia en educación y en los programas de apoyo. Hay que tener paciencia y persistencia. Lo que más me preocupa es mantener la confianza inversionista. En la crisis de este año, vemos dos países, uno con los problemas de inflación y desaceleración sin confianza inversionista y un segundo país con los mismos problemas, pero con confianza inversionista. La confianza hace que los problemas de la economía sean más llevaderos y que se permita ver una salida para superarlos. Gracias a Dios, estas dificultades de la economía han encontrado a Colombia con confianza inversionista.

— D. ¿Cómo asegurar que hacia adelante se siga trabajando en este tema?

- Es un problema político. Hay que asegurar la seguridad democrática y los fundamentos de la confianza inversionista. Me preocupa que cuando los incentivos tributarios apenas están empezando a producir resultados, ya algunas voces se expresan en el sentido de que hay que desmontarlos porque son regalos a los ricos. Es bien importante que cada colombiano familiarizado con el tema repita: no son regalos a los ricos. Son incentivos para que finalmente este país con inversión genere empleos de buena calidad. ?