PANORAMA 2019
Así se moverá la economía del mundo en 2019
Algunos de los mayores riesgos para la actividad económica global provienen del proteccionismo, el Brexit desordenado y la falta de cohesión en la Zona del Euro.
Aunque las perspectivas permanecen favorables, a medida que se acerca 2019 los riesgos para la actividad económica y la estabilidad financiera global se van incrementado. En seguida repasamos algunos de ellos tanto en América Latina como en el resto del mundo.
Costos del proteccionismo
La posibilidad de que el proteccionismo de los Estados Unidos desate una guerra comercial es uno de los principales riesgos a la baja del crecimiento mundial y una fuente de incertidumbre en los mercados financieros.
La guerra generaría interrupciones en las cadenas globales de valor, con consecuencias adversas sobre la producción, la inflación y el bienestar de los consumidores en los países afectados. Las presiones inflacionarias requerirían incrementar las tasas de interés, lo cual elevaría los costos financieros globales.
La extensión de los conflictos comerciales ocasionaría un descenso de la confianza de los consumidores y los inversionistas, que disminuiría la demanda en casi todos los países. La elevación de las tasas de interés en las economías grandes dificultaría la financiación externa de aquellas con grandes desbalances macroeconómicos, les ocasionaría pronunciadas depreciaciones de sus monedas y obligaría a sus bancos centrales a incrementar sus tasas de interés.Por estas causas la ralentización de la actividad económica se generalizaría alrededor del mundo, de manera que el Fondo Monetario Internacional estima que la guerra comercial desaceleraría en 0,75 puntos porcentuales el PIB mundial. Un costo muy elevado para todos.
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¿Salida costosa?
El acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) les garantizaría a los ciudadanos británicos una menor desmejora de su bienestar de la que experimentarían si se retiran del bloque sin ningún tipo de trato. Con base en un modelo de simulación del gobierno británico, que replica las fricciones comerciales y los cambios regulatorios que ocurrirían con el tratado de salida, en el largo plazo el ingreso nacional del país sería 3,9% menor que el que generaría como miembro de la UE. La situación sería peor en el caso de que la salida ocurriera sin un acuerdo, porque el ingreso nacional se reduciría 9,3% en el largo plazo, respecto del que produciría si no dejara la UE. La desmejora del bienestar de los ciudadanos británicos por causa de la salida, tanto con acuerdo como sin él, no sería compensada por los beneficios obtenidos por la firma de otros tratados comerciales.
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Las perspectivas no son negras
Los precios del petróleo alcanzaron un máximo en octubre, bajo la creencia de que las sanciones de Estados Unidos contra Irán, el colapso de la producción en Venezuela y la prolongación de la restricción de las exportaciones de la Opep, mantendrían un exceso de demanda. Sin embargo, el aumento de la producción de Estados Unidos y el temor de una ralentización del crecimiento mundial generaron la expectativa de que surgiría un exceso de oferta, que originó un descenso de los precios cercano a 30%.
Por tal motivo, existe una gran incertidumbre sobre las perspectivas para 2019. No obstante, de acuerdo con los pronósticos de la Administración de Información Energética de los Estados Unidos el panorama no es desfavorable. Su predicción del precio promedio del Brent para el año entrante (US$ 71,9 por barril) es apenas un poco menor que el de este año (US$ 73,1).
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Amlo no te rajes
El pasado primero de diciembre Andrés Manuel López Obrador (Amlo) se posesionó como el primer presidente de izquierda de México, al tiempo que reabrió las puertas para los candidatos antiestablecimiento en América Latina.
Arranca con un fuerte mandato anticorrupción, un flagelo que está reformando el panorama político en la región. Se estima que tan solo en México este doloroso fenómeno le resta 2 puntos a su Producto Interno Bruto (PIB), al tiempo que promueve la violencia.
Amlo comienza sus seis años de gobierno con mayoría en ambas cámaras del Congreso y se espera que a mediados de diciembre presente un presupuesto para 2019, cuya promesa, por parte del equipo de transición, es que apuntaría a un superávit primario del sector público no financiero (de 0,8% del PIB). Así mismo, se ha comprometido a no aumentar los impuestos durante los primeros tres años de la administración.
Si bien los mercados financieros le están dando un compás de espera a Amlo, su decisión de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México prendió las alarmas sobre cambios en las reglas de juego para la inversión. Su mandato será clave para que la izquierda latinoamericana pueda recuperar su imagen entre los votantes.
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Un activo persistente
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Aunque se preveía que 2018 sería el año de las criptomonedas, su balance no ha sido favorable. Tan solo el bitcoin, insignia de este grupo, ha caído 80% este año. Si bien hay más sectores propensos a utilizar la tecnología blockchain, que soporta las criptomonedas, también ha habido noticias que han decepcionado a los inversionistas. Varios gobiernos han sometido estas criptodivisas y sus mercados de intercambio a férreas regulaciones, mientras que otros las han prohibido. Si bien los expertos no ven alzas pronunciadas en el corto plazo, tampoco creen que las criptomonedas van a desaparecer, sino que se van a ajustar a las condiciones del mercado. Son un activo que llegó para quedarse.
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¿Trump tropical?
El ex militar Jair Bolsonaro tomará las riendas de Brasil, la mayor economía de América Latina el primero de enero de 2019. Tras su elección, los mercados reaccionaron positivamente, pues entre sus promesas está la de continuar con la consolidación fiscal e impulsar reformas como la de pensiones (que consumen casi 50% del gasto público), así como realizar privatizaciones. Pese a estos anuncios, persiste la incertidumbre sobre el nuevo mandatario por ser antisistema, polarizante y políticamente incorrecto. Algunos expertos lo califican como un ‘Trump Tropical’. Sin embargo, algunas de sus propuestas y la realidad política de sus países son distintas, por eso, las dudas radican en si Bolsonaro se moderará una vez en el poder o, como Trump, seguirá lanzando dardos.
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Lío y oportunidad
Cifras de la Organización Internacional para las Migraciones indican que en el mundo hay 258 millones de migrantes, que equivalen 3,4% del total de la humanidad y 50% de ellos están en diez países. Este fenómeno, lejos de reducirse, cada día se exacerba más por las dificultades económicas de muchas naciones, al punto de que la migración se ha convertido en un factor político relevante. El presidente Trump usó la caravana de centroamericanos que camina hacia Estados Unidos para las pasadas elecciones de Congreso; en Inglaterra ganó el brexit ante el temor de una creciente migración turca. En el resto de Europa, los migrantes han impulsado a los partidos de extrema derecha y, en Colombia, los venezolanos que cruzan a diario la frontera han sido usados para mantener vivo el fantasma del castrochavismo. Al no ser 2019 un año electoral, el discurso sobre los migrantes tendrá que cambiar y el trabajo consistirá en buscar la forma de integrarlos a la economía de cada país receptor. No en vano, diferentes estudios muestran que alrededor de dos tercios del crecimiento de Estados Unidos entre 2011 y 2016 se debió a la mano de obra de los inmigrantes.
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¿Habrá recesión?
La prolongada duración de la actual fase de expansión, que es una de las más largas en la historia de Estados Unidos, sumada a la exuberancia de sus mercados financieros, sobre todo la exagerada valoración de las acciones, y a la proximidad de la economía al pleno empleo, que combinada con un exceso de demanda generan presiones inflacionarias, son algunos de los factores que crean el temor de que el país del Norte podría caer en una recesión. No obstante, ese escenario no está en las cuentas de los expertos. Estimaciones de BBVA Research en Estados Unidos indican que la probabilidad de una recesión en 2019 es muy baja (4,8%). Quizá por ello la mayoría de los analistas predice un tránsito gradual a la normalidad de la postura monetaria de la FED, acompañado por una convergencia suave del crecimiento hacia la tasa potencial (cerca de 2%) en el próximo lustro.
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Pesos y contrapesos
La normalización de la política monetaria de Estados Unidos, es decir, que su banco central (FED) suba sus tasas de interés, dado que la economía ya no necesita un impulso extra, seguirá siendo el principal factor para determinar el comportamiento del dólar. Este año muchas monedas, en especial emergentes, cerrarán con devaluaciones frente al dólar, pues se creía que la FED iba a subir sus tasas rápido, pero algunos expertos ahora estiman que el tono es menos agresivo, debido a la disminución en las expectativas de crecimiento económico global, lo que implica que en 2019 las alzas serían más moderadas y, por ende, el dólar se fortalecería menos. Sin embargo, a favor de la moneda estadounidense juega la volatilidad de la Zona Euro, lo que hace que el dólar gane atractivo. Paralelamente, la expectativa de que el crecimiento del país del Norte haya alcanzado su punto máximo juega en contra del billete verde.
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Juntos pero no revueltos
La cohesión de la Unión Europea está amenazada por el populismo, el nacionalismo y el racismo en muchos de sus miembros, el declive de las fuerzas políticas del establecimiento y la falta de consenso sobre la inmigración.
Además, la estabilidad económica se podría perturbar por la indisciplina fiscal de Italia. El temor a una ampliación de su déficit fiscal, que impidiera estabilizar la deuda pública, podría precipitar su desvalorización, con efectos adversos sobre el patrimonio de los bancos. Eso podría forzar un recorte del crédito y un contagio al resto del sistema financiero europeo.
Esas amenazas podrían resultar agravadas por la desaceleración en ciernes de la actividad económica. En el peor de los casos, la Zona del Euro podría tener que enfrentar de manera simultánea una crisis política y otra recesión.
Para impedirlo, sus miembros deberían coordinar un estímulo fiscal en los países que tengan espacio para implementarlo, de manera que no origine desconfianza en los mercados financieros. Prevenir una recesión podría ayudar a evitar una crisis política.
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¿Paso lento a la normalidad?
El Banco Central Europeo dejará de comprar activos en diciembre y, como prevé una ligera desaceleración del crecimiento y la inflación, no modificará sus tasas de interés en 2019.
Las predicciones del Comité de Operaciones de Mercado Abierto de la Reserva Federal indican un aumento de 25 puntos básicos de su tasa de interés en diciembre y 3 en 2019. No obstante, las minutas del FOMC sugieren que esas decisiones dependerán de la información disponible, porque la tasa de interés está próxima a la neutral.
Además, en Europa, Estados Unidos y la economía mundial aumentan los riesgos a la baja del crecimiento. En esas condiciones, el tránsito a la normalidad monetaria de la FED y otros bancos centrales continuará de una manera pausada, lo cual permitirá que el entorno financiero no se estreche rápido.
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