
La campaña Maxi Mini atrae la atención del consumidor por medio de la dramatización del contenido, al exaltar las condiciones del envase, que es mínimo, aunque también es máximo. No solo es este el máximo tamaño supermini, sino que su precio es el mismo de antes: un sabor Maxi a precio Mini.
Igualmente, la campaña usa imágenes humorísticas que resaltan la aparente paradoja entre lo máximo y lo mínimo. Un ascensor sucumbe ante el peso de un envase que, aunque miniatura, es grande en sabor. Y un camión tampoco es capaz de soportar el peso de las máximas cualidades del nuevo envase miniatura.