LA GRÁFICA
Los Conpes ahora serán más dignos
Estos documentos habían perdido credibilidad porque pocos se volvían realidad. Con los cambios adoptados en 2014, la transformación es evidente.
La frase que había hecho carrera entre empresarios, gremios e incluso los propios funcionarios del Estado, según la cual “un Conpes no se le niega a nadie”, se convirtió en una de las principales mortificaciones para Simón Gaviria, quien, luego de posesionarse el 28 de agosto de 2014 como director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), decidió que uno de sus objetivos centrales sería cambiar esta percepción.
Aunque por décadas fueron una línea de orientación clara para la formulación de sesudas políticas económicas, macroeconómicas y sociales en el país, el uso y el abuso en su promulgación provocaron que desde comienzos de este siglo se pusiera en duda su utilidad. Por eso, en octubre de 2014 el entonces director de Planeación decidió darle un giro al tema para recobrar la dignidad de los documentos del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes). El primer paso fue poner ‘la casa en orden’, definiendo los criterios básicos de los nuevos documentos técnicos: institucionalidad, funcionalidad y calidad de los documentos y seguimiento.
No solo se trataba de hacer menos y mejores documentos, sino de tener claro alcance, compromiso y efectividad de las políticas allí consignadas, asegura Luis Fernando Mejía, director del DNP. Una de las primeras decisiones fue actualizar las funciones del Conpes dentro de la nueva Ley del Plan de Desarrollo (1753 de junio de 2015) que unificó el Conpes y el Conpes Social. También se eliminaron decisiones de puro trámite, que se habían colgado a esta instancia de Planeación. Aunque hoy todavía se aprueban algunos trámites con impacto fiscal, otros como la distribución del Sistema General de Participaciones (SGP), el certificado de incentivo forestal o la aprobación del presupuesto de ciencia y tecnología ya se eliminaron, lo que redujo de 11 documentos promedio anual entre 2002 y 2014 a solo 4 en 2016.
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El segundo paso clave fue el fortalecimiento, adoptando nuevos estándares de calidad y simplificación de procesos. Esto implica que no solo se redefinieron los estándares de calidad y el contenido de los documentos, sino que además se creó un sistema para verificar su cumplimiento, denominado Plan de Acción y Seguimiento (PAS), que define compromisos concretos en términos de acciones, responsables y recursos. Para Mejía, si bien muchos documentos eran ‘bonitos’ en términos técnicos, nadie sabía de dónde salía la plata o cuál era la entidad que debía cumplirlos.
Además, en marzo de 2015, se implementó un sistema de seguimiento de documentos, que permite verificar el cumplimiento de todas las decisiones de política adoptadas a partir de 2013. Para complementar este seguimiento, se estableció un sistema de rendición de cuentas denominado ‘Semáforo’, que ha sido de utilidad para que las entidades cumplan los compromisos adquiridos. Este sistema incluso estará disponible en las próximas semanas no solo para que las entidades sino cualquier ciudadano puedan monitorear qué se está cumpliendo y qué no.
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Los resultados de estas decisiones para devolverles la dignidad a estos documentos ya son tangibles, no solo en términos de menor aprobación de documentos Conpes, sino también en un mejor seguimiento de acciones y compromisos, que redundan en el bienestar de todos los colombianos.