COMERCIO EXTERIOR

Cinco razones para estar preocupados por la guerra comercial

La guerra comercial reducirá los negocios entre Estados Unidos y China y afectará la confianza inversionista. Podría llevar a triangulación de exportaciones, afectando a Colombia.

17 de mayo de 2019
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cree que la guerra comercial beneficiará a la industria manufacturera de su país. | Foto: Afp

Está demostrado que en las guerras no hay ganadores. Y todo el mundo perderá con el actual conflicto comercial que empezó el viernes 10 de mayo cuando Estados Unidos subió de 10% a 25% los aranceles para unos 5.000 productos de China, equivalentes a un comercio de US$200.000 millones.

China respondió a la decisión hostil de Donald Trump solo tres días después. Lo hizo con una medida similar que entrará en vigencia el primero de junio, en la segunda fase de esta escalada contra el comercio mundial. Cálculos de entidades multilaterales indican que causará un daño gigantesco.

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El Fondo Monetario Internacional calcula que los aranceles anunciados por Estados Unidos podrían llevar a una caída de 25% de las exportaciones chinas. Pero a su vez las exportaciones de la mayor potencia mundial a China podrían caer 36%. Esto implicaría una reducción del PIB de 0,6% para el gobierno de Donald Trump y de 1,5% para el de su colega chino, Xi Jinping. El Banco Central Europeo, más pesimista, calcula en 2,2% la caída del PIB de Estados Unidos, que en el primer trimestre de este año marcó un crecimiento de 3,2%. El Banco Mundial y la Ocde piensan que los mayores efectos aparecerán con la recesión de la economía mundial, por la caída del comercio y la pérdida de confianza.

Las medidas retaliatorias anunciadas por el gobierno chino que preside Xi Jinping son en principio menos letales que las de Estados Unidos. Pero de todos modos tendrán impacto.

Por estas cinco razones esta guerra trae la peor noticia para la economía global.

1. Desorden mundial:

Imponer aranceles arbitrariamente genera tensiones en el comercio y desafía el orden vigente desde hace 70 años y formalizado en 1995 con la Organización Mundial del Comercio (OMC). La semana pasada el secretario general de la ONU, António Guterres, lo recordó: tener un sistema de comercio basado en normas, no discriminatorio y equitativo resulta esencial “para salvaguardar los intereses de las economías más pobres y vulnerables”. Las decisiones de Trump le están quitando fuerza al comercio mundial. La OMC dice que el ritmo de comercio desaceleró el año pasado hasta un magro 3% –en 2017 creció 4,7%–. Y para 2019 calcula que solo crecerá 2,6% y de seguir las tensiones, podría bajar aún más para 2020.

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2. Vienen retaliaciones:

La ley del Talión o el ‘ojo por ojo’ sigue vigente en materia comercial, con resultados nefastos en materia de proteccionismo. Está permitida bajo un esquema ordenado, por ejemplo, cuando los países firman acuerdos multilaterales o bilaterales y pactan este tipo de reglas. Pero pocas veces la aplican por su impacto. Sin embargo, esta vez las retaliaciones podrían tener un efecto de bola de nieve. Trump ha dicho que así busca compensar el ‘maltrato’ que ha sufrido el comercio de su país y generar mayor demanda para las empresas gringas. Pero omite una información clave: que todo les costará más a millones de consumidores. En un año electoral, las causas populistas son llamativas, aunque resulten contraproducentes.

3. Desviación comercial:

Todo el planeta va a sentir efectos de esta guerra. Ofrecerá una oportunidad para algunos, pues Estados Unidos podría buscar en sus socios latinoamericanos los productos que ya no le comprará a la potencia asiática. En ese sentido la cercanía de países como México y Colombia se convierte en una gran oportunidad para estas economías. La mala noticia es que, al no poder vender sus mercancías en Estados Unidos, buena parte de los productos chinos podrían terminar en economías como la de Colombia, que tienen vulnerabilidades. Eso agudizaría fenómenos como el contrabando a precios irrisorios. Esto causaría una debacle para las empresas manufactureras del país.

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4. Más volatilidad:

Los mercados de valores son hipersensibles. Por eso desde la semana pasada, cuando comenzaron los rumores de que las negociaciones entre China y Estados Unidos no iban por buen camino, las bolsas cayeron en Asia, Europa y Estados Unidos. Al estar interconectados los mercados de bienes y de valores, el riesgo es gigantesco y la preocupación cunde entre quienes han apostado por el comercio internacional. Cada noticia del fracaso de las negociaciones hace caer las bolsas mundiales, incluida la de Colombia, que cada vez depende más del comportamiento de los mercados internacionales.

Pero también suben estrepitosamente cuando hay esperanzas o rumores de que las negociaciones se reactiven. Este ritmo de ‘montaña rusa’ ha caracterizado el mercado de valores durante los últimos meses, pero hay quienes temen que en algún momento el tren pueda descarrilarse. Un informe del diario La Vanguardia de España en que un informe del Bank of America Merrill Lynch calculó en US$20.500 millones los valores que salieron la semana pasada de las bolsas hacia los bonos por el trauma comercial.

5. Bajos comercio y crecimiento:

Nadie quiere ser ave de mal agüero. Pero a medida que crecen las tensiones en la guerra comercial, ha aumentado el número de analistas económicos que creen que está cerca la hora de una nueva recesión mundial. El Banco Mundial, la OMC y la Ocde vaticinan que viene una nueva ola de proteccionismo que reducirá el comercio, alejará los capitales y desanimará las inversiones. Quienes veían la recesión mundial a partir del segundo semestre de 2020 creen que esta se puede anticipar, con nefastas consecuencias para la economía global.