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En 2016, Azteca Colombia invertirá US$50 millones en mantenimiento y expansión de la red y otros US$20 millones en redundancia. | Foto: Alejandro Acosta

TELECOMUNICACIONES

La ambiciosa inversión de US$50 millones en fibra óptica

Más de US$50 millones invertirá este año Azteca Comunicaciones en Colombia para mantener y expandir la operación que realiza en la red dorsal de fibra óptica.

21 de enero de 2016

No solo en el deporte o la música Colombia se ha convertido en ejemplo para muchos de sus vecinos de Latinoamérica. También es modelo a seguir en un tema más sofisticado, en el que muchos no pensarían que es un país pionero: la construcción de una poderosa red de fibra óptica que garantizará los servicios vía internet por los próximos 50 años.

Se trata de una red dorsal de 20.000 kilómetros que recorre más de 800 municipios del país para interconectarlos con el mundo digital y que se ha convertido en una de las más ambiciosas apuestas estatales por mejorar la conectividad y competitividad en telecomunicaciones.

Al frente de la construcción de esta poderosa red de vanguardia está la mexicana Azteca Comunicaciones, que hace algo más de dos años ganó la licitación lanzada por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, MinTIC, entonces en cabeza de Diego Molano. La construcción de esta red –que utilizó en buena parte el recorrido del tendido eléctrico, cruzando cañones y montañas–, terminó el año pasado y logró completar un tendido de fibra óptica que es la envidia del vecindario.

La construcción de esta red exigió inversiones superiores a los US$350 millones. A estas se suman los elevados costos recurrentes mensuales –parar mantener la operación–, que han impedido que se llegue al punto de equilibrio. Ese momento se dará, sin embargo, a comienzos de 2017, según proyecta la compañía, que el año pasado tuvo ventas cercanas a los US$50 millones y que este año espera alcanzar unos US$70 millones en ingresos.

Además del componente comercial que genera la operación de la red dorsal –atiende a las grandes empresas de internet y telefonía celular–, también tiene un propósito social: llevar internet por primera vez a los municipios más apartados del país, que 25 años después de que llegara a Colombia, por fin tendrán ahora acceso a la red.

Nibaldo Toledo, presidente de Azteca en Colombia, explica que en el proyecto original del MinTIC estaba contemplado conectar 753 municipios, pero luego de alcanzar algunas eficiencias y debido a la topografía del país, se logró conectar 788 municipios al término del proyecto.

Hoy ya están en más de 800 municipios, debido a las solicitudes de sus clientes de red –Claro, Telefónica y Tigo, entre otros–, que han encontrado nuevas oportunidades de negocios en sitios que hasta el momento no tenían fácil acceso. “Nuestra vocación es ser carrier de carriers; es decir, que atendemos los servicios de los grandes operadores que llegan a los usuarios finales. En la medida en que ellos tienen más clientes, requieren más cobertura y nosotros les damos mayor capacidad para que puedan atender a sus usuarios, especialmente ahora que con el 4G la gente busca más velocidad en sus comunicaciones”, explica Toledo.

Aunque en México Azteca tiene una operación más integrada, que incluso llega al usuario final, en Colombia la compañía se ha dedicado básicamente a construir y manejar la red. 

Esto implica que no compita con los operadores de internet y telefonía celular en los grandes municipios del país –que llegan al usuario final–, aunque después de ganarse una licitación de conexiones digitales para los municipios más pobres y apartados del país, la compañía atiende de manera directa a unos 140.000 colombianos.

El presidente de Azteca Comunicaciones en Colombia sostiene que el estar enfocados en atender a los grandes operadores de internet y celular del país no restringe los planes de desarrollo y expansión que tiene en mente la empresa en Colombia; antes, por el contrario, la compañía tiene un trabajo importante con el mantenimiento y operación de esta poderosa red.

De hecho, este año la compañía planea invertir alrededor de US$50 millones en los procesos de mantenimiento de la red así como en la atención de los nuevos requerimientos de los grandes operadores, pues cuando se trata de atender más usuarios, en muchos casos requieren el tendido de fibra para conectar los nuevos puntos con la red dorsal. Esto también pasa cuando se trata de que los clientes buscan tener mayor velocidad. Otros US$20 millones serán invertidos para darle redundancia a la red.

Uno de los negocios más interesantes ocurre, por ejemplo, cuando un gran operador debe manejar las conexiones de internet en todas las sucursales de un banco o una entidad del Estado que requiere presencia en pequeños municipios.

Pero no todos los clientes de Azteca son grandes operadores. Toledo destaca, por ejemplo, que en el oriente del país atiende a Teleorinoquia, que presta sus servicios a cerca de 6.000 hogares en Yopal y algunos de los municipios aledaños, donde ahora la fibra óptica suple las necesidades con gran eficiencia y mayor velocidad.

La filosofía de inclusión digital que tiene el proyecto en Colombia inspiró al gobierno de Perú a tomar la decisión de convocar una licitación similar –que en ese país también ganó Azteca– para construir una red de 13.000 kilómetros y otros países de la región también están planeando ejecutar proyectos similares.

Eso sí, no todo es color de rosa en la operación. Uno de los principales escollos que ha enfrentado Azteca Colombia tiene que ver con la seguridad, que se ha convertido en un desafío para muchas compañías de servicios, pues además de las dificultades geográficas, algunos actos vandálicos como el corte de la red están haciendo mella en la operación.

Los cortes se producen por varias razones, desde reclamos sociales hasta la búsqueda de un mayor rédito económico y aunque ya han firmado con estas compañías, buscan el pago de mayores derechos de servidumbre.

“El sector en general está sufriendo este problema”, acota Toledo, quien sostiene que es necesario que el Gobierno tome cartas en el asunto para crear la conciencia en el país de que un corte de este estilo genera dificultades para muchos colombianos, especialmente para los más pobres.

Otro de los nubarrones tiene que ver con la devaluación, pues buena parte de la operación requiere insumos que se pagan en dólares, cuyos costos han subido entre 30% y 40% en el último año y no pueden ser trasladados en esta misma magnitud al usuario final, afectando de paso la rentabilidad del negocio.

Para Toledo, 2016 luce como un año bastante retador por la coyuntura económica. Pero también va a ser un periodo de nuevos negocios y de consolidación de la operación.

El hecho de que Colombia tenga una penetración de internet interesante –80% en las grandes ciudades y 60% a nivel general– hace que las oportunidades se multipliquen, pues todavía hay campo para seguir creciendo. Sin duda, este será un año frenético para las telecomunicaciones y para ratificar el liderazgo colombiano en la red.