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El promisorio futuro del negocio de las llantas en Colombia
Estudios internacionales aseguran que el consumo de llantas en el país se acelerará a 2021 hasta alcanzar los US$1.500 millones. Pero la incertidumbre económica y los atrasos en infraestructura podrían frenarlo.
La venta de vehículos nuevos tradicionalmente ha marcado el comportamiento del mercado de las llantas: si aumenta la colocación de automotores, también crecen las compras para las segundas. Pero 2016 tuvo un comportamiento diferente en el país.
Mientras la comercialización de vehículos nuevos registró una caída cercana a 15%, las importaciones de llantas crecieron 16,43%, de acuerdo con el vicepresidente de Fenalco, Eduardo Visbal.
La cifra alienta a los empresarios del sector, que en 2015 vieron afectados sus ingresos y utilidades por efectos de la devaluación, ya que las llantas en su mayoría son importadas. En 2016, cuando ya había bajado la volatilidad cambiaria, las compañías pudieron programar mejor sus compras, hacer ajustes en los precios e, incluso, colocar más unidades, logrando mejorar sus balances.
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A esto se sumaron las agresivas estrategias de negocios adoptadas por las más grandes compañías del sector, lo que les permitió convertirse en proveedoras de equipo original para las ensambladoras. Pero, quizás la tendencia más fuerte de este mercado, en el que compiten cerca de 180 marcas en el país, tiene que ver con la creciente demanda de productos del segmento económico. Según Visbal, de Fenalco, en 2016 “vimos un desplazamiento de la demanda hacia las marcas de nivel 2 y nivel 3, y estimamos un mayor sesgo en la demanda durante 2017 hacia las marcas de nivel 3”.
La creciente importación de marcas de bajo costo –nivel 3– de China, India y Corea ha obligado a los competidores tradicionales a desplegar nuevas estrategias.
“El año pasado el mercado de llantas en Colombia mantuvo su dinámica de ventas, pero principalmente en el segmento de precios más económicos”, explica Luigi Cannelloni, presidente de Michelin en Colombia, que vende en el país las marcas Michelin, BF Goodrich y Tgar. Para enfrentar la dura competencia, la compañía amplió su portafolio a 400 referencias y tiene una fuerte presencia de marca en el segmento de bajo costo Tgar, con altas prestaciones de calidad. Además, está ampliando la red de distribución, que ya suma 170 puntos en el país, 30 de ellos abiertos o renovados en el último año.
De acuerdo con Cannelloni, las ventas de Michelin en el mercado colombiano crecieron el año pasado cerca de 5%. Esta cifra ya tiene descontado un fenómeno muy particular que se dio el año pasado: la gran demanda de productos en la frontera, principalmente con Venezuela, que hicieron elevar las ventas cerca de l5%. Para este año, la compañía tiene previsto un crecimiento cercano a 5%, apalancada en su nueva estrategia comercial para financiar a sus clientes.
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Otra de las marcas líderes del mercado, Bridgestone, también prepara todo su arsenal para mantener el positivo resultado de 2016. Miguel Pacheco Ancona, gerente general de ventas de la compañía para Colombia y Ecuador, asegura que el que acaba de pasar fue un año excelente, pues la marca mantuvo su participación de mercado de 10% y aumentó su participación en el segmento de llantas para camión, al convertirse en proveedor de equipo original para las marcas Isuzu e Hino, que se ensamblan en el país.
Para Pacheco, el año pasado “fue muy bueno porque pudimos transferir los costos y gastos que venían rezagados de 2015, cuando la devaluación fue muy fuerte y los incrementos de precios no se pudieron hacer al mismo ritmo, generando pérdidas importantes. El resultado del año pasado nos ayudó a tener un mejor reporte”, explica Pacheco.
El desafío de crecer
Con un parque automotor calculado en 12,5 millones de vehículos al cierre del año pasado –de los cuales 5,2 millones corresponden a vehículos particulares, otros 370.000 son camiones, tractomulas y servicio público y unos 7,1 millones son motos–, las ventas de llantas en el país el año pasado estuvieron cerca de los 10 millones de unidades.
Del total de llantas vendidas, unas 4 millones fueron para vehículos particulares, alrededor de 800.000 para el transporte pesado y público y 5 millones se colocaron entre los propietarios de motocicletas, de acuerdo con Pacheco, de Bridgestone. En términos de valor, se estima que las ventas del sector estuvieron alrededor de $1,5 billones, de acuerdo con cifras de la industria.
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Pero, aunque suena elevada, la cifra de ventas en unidades del año pasado implica que el parque automotor colombiano adquirió menos de una llanta en promedio, una cifra que para algunos expertos está muy por debajo de los estándares internacionales.
Este fenómeno, según Pacheco, se explica por varias razones. Por un lado, el índice de motorización en Colombia es de los más bajos de América Latina e, incluso, del mundo: apenas 1 vehículo por cada 12 ciudadanos, mientras que en México es de 1 carro por cada 6 habitantes y en Argentina de 1 por cada 3.
A esto se suma el mal estado de las carreteras, y la falta de una infraestructura vial de calidad lleva a los colombianos a utilizar menos sus vehículos para realizar viajes. De hecho, los expertos aseguran que, en promedio, el número de kilómetros recorridos al año por un vehículo en Colombia es muy inferior a los que realizan los habitantes de países de la región.
Un tercer factor tiene que ver con los elevados costos de peajes y cargas por combustibles que deben asumir los propietarios de vehículos y los transportadores de carga o pasajeros por carretera, que incluso hacen que en algunos trayectos les resulte más competitivo a los consumidores realizar viajes por vía aérea.
Estos factores han motivado a los dueños de vehículos a buscar alternativas más económicas y ha agudizado la competencia en el mercado de llantas en el país, que ahora se enfoca en productos cada vez más económicos. Según Cannelloni, de Michelin, actualmente las llantas de bajo costo pesan 70% en el segmento de autos y camionetas.
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¿Qué perspectivas ofrece 2017? Después de un año de recuperación, este que acaba de comenzar no da señales claras. La desaceleración de la economía, pero principalmente la incertidumbre, están motivando a los consumidores a aplazar sus compras o pasarse a productos de menor precio, ya que en el país esta no es una compra programada.
Para Pacheco, en el primer trimestre hubo una leve caída en las ventas, pero se espera que el segundo trimestre mejore el resultado, una vez el consumidor comience a recuperar la confianza.
Mientras tanto, las compañías mantienen sus agresivas estrategias para tratar de ‘despinchar’ el resultado de los primeros meses de un 2017 todavía incierto.
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