NEGOCIOS
Arturo Calle quiere liderar la fabricación de calzado de cuero
Con la construcción de una moderna planta, Baenamora & Cía (Arturo Calle) quiere liderar la fabricación de calzado de cuero en Colombia.
Aunque las ventas de calzado en Colombia cayeron 5% en el último año y el contrabando y dumping siguen golpeando la producción nacional, la compañía creada hace 23 años por el empresario Arturo Calle y la familia Mora (Baenamora & Cía), tiene entre sus planes construir una planta de última generación para convertirse en el mayor fabricante de calzado de cuero en el país.
Otras cifras reportadas por el Dane describen con mayor detalle la actual situación del mercado.
Por ejemplo, entre enero y octubre de 2018, la fabricación de calzado cayó 4,2% (interanual). En ese mismo periodo de análisis, la producción nacional de este bien bajó 7,2%. Todo esto se explica por los altos niveles de inventario, menor número de licitaciones, disminución de la demanda y menores pedidos de clientes nacionales.
La explicación a esta aparente contradicción económica (gran inversión en medio de la crisis) es que es necesario apostar fuerte en momentos difíciles. “Uno no debe desenfocarse con las circunstancias del presente, debe concentrarse en el producto, el mercado y en la situación a largo plazo de los países”, dijo a Dinero Leonardo Mora, gerente y segunda generación de la empresa Baenamora.
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Además, el ejecutivo explica que esta firma crece desde sus inicios. En sus primeros pasos producían al día unos 50 pares, con un total de 20 operarios, luego –con el crecimiento de la actividad y la asesoría italiana en la producción de calzado– se incrementó la producción a unos 250 pares. En la actualidad se producen 1.500 pares de zapatos, así como billeteras, cinturones y chaquetas de cuero, entre otros accesorios.
“Cuando comenzó esta empresa el calzado representaba 4% o 5% de las ventas de Arturo Calle, hoy puede ser 20%”, explica Mora.
La nueva planta de Baenamora tendrá lo último en tecnología para fabricación de calzado
Baenamora funciona en 6 bodegas ubicadas al occidente de Bogotá. Allí están tanto las líneas de producción como los lotes de almacenamiento. Sin embargo, el espacio en Bogotá se volvió limitado con el paso del tiempo y eso llevó a los directivos a contemplar un traslado a otro municipio de la Sabana.
“Ahí es cuando se toma la decisión de construir una planta en Mosquera, Cundinamarca, donde podremos operar con lo más reciente en tecnología e innovación”, dijo. La nueva instalación industrial requerirá de una inversión aproximada de $25.000 millones y desde allí operarán unas 900 personas.
La meta es producir 1,2 millones de unidades al año, lo que podría convertir a la compañía en el primer o segundo productor de calzado de cuero en Colombia.
En un recorrido que Dinero hizo por la empresa se destacó el uso de maquinaria automatizada que permite optimizar la productividad. “Esto nos ha permitido reducir los costos, mejorar la competitividad y crecer. En últimas, hemos contratado más personal, rompiendo ese paradigma de que la alta tecnología reduce la cantidad de empleo que generan las empresas”, dijo.
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La tecnología parece ser la clave de esta industria y una de las salidas para la complicada situación que se deriva de las crecientes importaciones –a precios irrisorios– que se hacen desde China y que generalmente entran por Panamá.
Aunque hay avances, gracias a algunos decretos que establecen controles a estas importaciones, persiste la entrada de grandes volúmenes de calzado a precios por debajo del valor de producción (dumping). Según Luis Gustavo Flórez, presidente de Acicam, “sin estos decretos el efecto sobre la industria nacional de calzado sería hoy desastroso”. En ese sentido hay que decir que en los primeros 10 meses de 2017 entraron al país 611.000 pares a menos de US$1, mientras en el mismo periodo del año pasado fueron 166.000 pares a este mismo valor reportado en Aduana.
Esa disminución en la entrada de calzado asiático generó un alivio, pero fue insuficiente para reactivar el mercado.
A sus pies
El calzado de alta calidad y hecho a la medida es otro de los segmentos en los que viene trabajando la firma Baenamora. “En diciembre de 2017 lanzamos Signatura, una marca destinada a satisfacer las necesidades de los clientes más exigentes”, dijo Mora.
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Los consumidores de esta línea son –generalmente– empresarios o personas con poder adquisitivo alto que quieren zapatos con lo mejor en materiales y diseño.
Hay tres líneas de esta marca. La primera de ellas ofrece productos de alta calidad pero que ya están diseñados y fabricados. Cada par en este nivel cuesta $450.000. En el siguiente escalón están los modelos a los que se les puede ajustar horma y materiales, los cuales se entregan en 20 días hábiles y que cuestan $650.000. Y, por último, está una línea en donde se toman 5 medidas de cada pie, se escogen los materiales y la horma es construida en Italia por un tercero. “Pueden pasar 45 días entre el diseño de horma y calzado”, dijo Mora. Este par de zapatos tiene un costo de $1,4 millones.
La empresa también viene explorando nuevos mercados en el exterior que demandan productos de la mejor calidad.
La lección empresarial de Baenamora es que con tecnología e innovación se le puede hacer frente al dumping y reactivar el consumo.