Café

Tinto con sabor a ´tierra madre´

El grano que cultivan los indígenas arahuacos en la Sierra Nevada de Santa Marta es uno de los cafés orgánicos más suaves del mundo. Se exporta a Canadá, Japón y Europa.

18 de julio de 2008
Los métodos de producción y cosecha se practican respetando el medio ambiente y sin introducir dependencias tecnológicas que debiliten culturalmente a la comunidad.

El café colombiano sigue conquistando el mundo. Pero esta vez no es por cuenta de los cultivadores del Eje Cafetero, Santander o Huila. En esta ocasión, los protagonistas son los indígenas arahuacos, quienes están escribiendo una nueva ‘página’ empresarial en las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde por décadas han cultivado el grano con su entrañable relación con la “madre tierra”.  Poco a poco el sabor y el aroma del café que crece en sus territorios empezaron a traspasar las fronteras naturales de su hábitat. Hoy día, según el Concejo  Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes), es posiblemente el café orgánico más suave del mundo. Está avalado por la certificadora internacional Skal-Control Union y se exporta a Japón, Canadá y Europa, principalmente.

“Se clasifica dentro de la categoría de los cafés orgánicos, pero además tiene otros atributos que le conceden unas características especiales: es suave, aromático e intenso, lo que lo hace merecedor de una nota dulce y un perfil sensorial agradable y equilibrado”, sostiene el organismo.

Para Cecodes, esto se debe a la combinación de dos factores. El primero es agrícola: los métodos de producción y cosecha se practican respetando el medio ambiente y sin introducir dependencias tecnológicas que debiliten culturalmente a la comunidad. Y el segundo, espiritual: el café es considerado, además, como el resultado de la relación del hombre con la naturaleza, la que está definida por prácticas ceremoniales en las que los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta retribuyen todos los frutos recibidos.
La fama de su café ha hecho que, de cultivadores tradicionales, los arahuacos se hayan ido convirtiendo en empresarios. Uno de los gestores de este proceso es Wílber Mestre, el representante legal de la Confederación Indígena Tayrona. Él narra que todo este proceso a ellos mismos, incluso, los tomó por sorpresa. Sostiene que  solo cultivaban café para su propio consumo y para comercializar con otras comunidades, pero sin utilizar ningún producto químico que ‘envenene’ la tierra y basados solo en prácticas ambientales sostenibles que se han ido transmitiendo de generación en generación. Y que ese rumor se empezó a regar con el boom de los productos orgánicos, hace diez años.

Así fue como nació, posteriormente, la marca de café arahuaco Tiwun, la cual comenzó a venderse en el mercado interno colombiano en 2004, como resultado de la primera Rueda de Negocios de Productos Orgánicos, realizada por el Grupo de Mercados Verdes del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, en la cual se concretó un acuerdo entre la Confederación Indígena Tayrona y la cadena de supermercados Carrefour.

“Nos dimos cuenta de que el café nuestro tenía una gran aceptación. Pero entendimos también que teníamos que ser muy cuidadosos, pues no podíamos permitir que el negocio interfiriera en nuestra identidad indígena y desequilibrara nuestra forma de vida. Esa siempre fue la gran preocupación de los Mamos (jefes espirituales). Sin embargo, hemos sabido mantener esa frontera y los recursos que están llegando por la producción cafetera se están invirtiendo en el fortalecimiento de nuestra educación y creencias. Hoy día hay 853 arahuacos que están dedicados al cultivo de café en pequeñas unidades productivas, de las cuales se extraen 750.000 kilos anuales, que en su mayoría van al exterior”, explica Mestre.

Cecodes destaca el hecho de que diversas organizaciones, además del Ministerio de Ambiente, han contribuido a que el café Tiwun traspase las fronteras de Colombia y se pueda consumir en otros países del mundo, como son la Federación Nacional de Cafeteros, la Red Colombiana de Productores Comunitarios Ambientalmente Amigables (que lidera la Corporación Caja de Herramientas) y el gobierno de Holanda.
A su vez, gracias a un convenio de la comunidad indígena con el Grupo Daabon, de Santa Marta, se exportan anualmente al Japón 20 contenedores. En la fase inicial está prevista la exportación de 100 contenedores de café orgánico durante cinco años, que costarán unos US$5 millones. De otro lado, desde 2006 se comercializa el café en Canadá, a través de la Cooperative Coffees, una importadora de café verde conformada por 17 pequeños tostadores que busca trasladar los beneficios económicos directamente a los productores, en lo que se ha denominado comercio justo.

Y en días pasados, la Confederación Indígena Tayrona se vinculó al programa Midas, plan de desarrollo alternativo financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Diego Molano, subdirector nacional del programa en Colombia, explicó que la idea es fomentar el crecimiento económico de esta comunidad mediante la donación de cerca del 50% del costo de las actividades de asistencia, consultoría y acompañamiento empresarial. “Dicha contribución también podrá ser aprovechada por la comunidad arahuaca en la producción de café Tiwun, así como en proyectos relacionados con consultoría, innovación, finanzas, mercadeo, producción, procesos tecnológicos, recursos humanos, acceso a mercados y acompañamiento empresarial”, sostuvo Molano.

El pueblo indígena arahuaco está compuesto por 22.000 personas asentadas en la cara sur de la Sierra Nevada de Santa Marta. Profesan en sus creencias un profundo respeto por la tierra que los vio nacer, por el entorno, por los ríos y las lagunas sagradas de la Sierra Nevada y de manera especial por la vida humana. Toda esa filosofía está reflejada en su producción cafetera que hoy pueden disfrutar muchas personas alrededor del mundo.