JUAN RICARDO ORTEGA

El coco

Ahora el turno de la desinformación toca las puertas de la base del IVA.

Juan Ricardo Ortega, Juan Ricardo Ortega
8 de noviembre de 2018

Las redes sociales y la política se están plagando de cínicos que vaticinan debacles y se presentan a sí mismos como adalides de la verdad y la moral. Genios en la manipulación, con frases sonoras para alimentar la desinformación.

Ahora el turno le tocó a la ampliación de la base del IVA. No les interesa entender cómo en las tiendas informales o San Andresitos, también se venden productos sin factura. No les preocupa que sectores con importantes capitales como los dueños de flotas de taxis, buses, camiones, ganaderos, mayoristas de las centrales de abastos, dueños de la tierra acumulen riquezas inmensas sin jamás contribuir ni mute.

No son capaces de explicarle al pueblo que si siempre piden y reciben factura, esos pesos que todos podrían tributar sumarían más de $35 billones al año del IVA que se deja de cobrar. Cuando le dicen a la clase media que le dan rebaja si paga en efectivo y no pide factura les están robando muchas veces lo que se ahorran.

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Tampoco explican que ese IVA –que roban o evaden– también conlleva una evasión del impuesto a la renta, ya que los costos quedan inflados y los ingresos disminuidos en el monto de lo vendido sin factura. Es decir, no hay nada más regresivo para el país que todo el gasto social en educación y salud que sacrificamos año a año a manos de esos corruptos.

La ampliación de la base del IVA representa $17 billones en mayor recaudo por control de la evasión. Dineros que se deberían comprometer desde ya para la urgente reforma del sector educativo. Este es el más valioso e importante servicio para esta clase media a la que se le pide sacrificar 5% del valor de su canasta básica para recibir tres o cuatro veces más en servicios educativos públicos de calidad.

Más importante aún: si invertimos en educación ya podríamos prevenir esta aterradora iniquidad que está generando las revolucionarias innovaciones en robótica y tecnologías de la información.

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La educación pública en Colombia necesita de una enorme inversión. Nuestros profesores merecen que se invierta en ellos para superar el atraso en el que vivimos. No nos podemos dar el lujo de no tomar decisiones difíciles de las que depende nuestro futuro. O nos quedamos atrás de un tren de cambio de alta velocidad o nos apresuramos a montarnos en él y permitirnos soñar en un país próspero y justo.

Ya los políticos avezados están apelando a las emociones para ganar adeptos a costa de hacer lo que es responsable. Claramente es más fácil argumentar que nuestra muy vulnerable clase media no puede contribuir nada más por qué no tienen como.

Pero eso es no tan cierto. Si esa clase medie recibiera educación de calidad gratis con transporte escolar incluido, salud gratis y las tasas de interés para sus créditos hipotecarios fuesen competitivas según el verdadero riesgo de incumplimiento que cada cual representa, los ahorros de estos hogares serían muy superiores al costo del IVA.

Los colegios por concesión de Bogotá, y ojo, me refiero solo a estos por la calidad de los rectores y la seriedad de quienes lideran esta iniciativa, son un ejemplo claro de que sí se puede proveer este servicio a los más pobres con calidad y buenos resultados. El éxito está en la calidad de las personas involucradas, por lo que replicarlo no es trivial, pero hacen creíble el diálogo sobre las bondades de invertir en nuestro sistema educativo. Inversiones muy costosas que solo son factibles con drásticos aumentos en el recaudo de impuestos.

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El otro reto es cómo lograr que esa clase media gane más, aumente la oferta de empleo y su ingreso disponible mejore. Hoy en día la competencia desleal de la universidades de garaje y las pobres prácticas de selección y remuneración de funcionarios públicos también atentan contra la posibilidad de la clase media de mejorar su ingreso. Por eso la importancia de los mecanismos de acreditación. Un título no es suficiente garantía de la competencia de un profesional. Los ingresos de la clase media no dependen del IVA, dependen de muchas más cosas, lamentablemente no se está dando la discusión que es.

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