ENTREVISTA

Había que esperar los resultados de la tributaria de 2016: Kalmanovitz

Es uno de los economistas más reputados del país. En esta entrevista responde sobre la historia y la actualidad nacional.

23 de enero de 2019
| Foto: Pilar Mejía

Salomón Kalmanovitz es uno de los intelectuales más respetados en los asuntos económicos de Colombia. Este año la Universidad del Norte le va a rendir un homenaje por su aporte intelectual y personal en la tarea de comprender y administrar la economía colombiana. Además, el año pasado, la Universidad Jorge Tadeo Lozano publicó una recopilación de sus más importantes trabajos académicos donde se incluía su "Autobiografía intelectual", un texto en el que el autor reconstruye su derrotero académico y personal. Para celebrar estos hechos, Dinero dialogó con Kalmanovitz sobre sus perspectivas en los asuntos económicos.

Dinero: Su debate con Mario Arrubla fue un hito en la vida académica de Colombia. ¿Esa polémica sigue vigente hoy?

Salomón Kalmanovitz: El debate se centró sobre las causas del subdesarrollo: la dominación imperialista o la dependencia (Arrubla) o factores propios, en los que insistí yo para resaltar las peculiares relaciones de producción del país, sobre todo de su sector rural. Hoy resaltaría la importancia de las instituciones políticas y de ley sobre el desarrollo económico. También el tema de la corrupción, que ciertamente está muy vigente.

D: ¿Qué sigue vigente de Marx, Keynes y Adam Smith, pensadores que lo influenciaron?

S.K: De Marx diría que es importante su visión de la lucha de clases y cómo inspiró movimientos revolucionarios y nacionalistas en el siglo XX, pero ha perdido vigencia para los arquitectos del socialismo del siglo XXI, sobre todo los que destruyeron el aparato productivo capitalista y no lograron sustituirlo adecuadamente. De Smith queda la idea central de que la riqueza de las naciones depende del aumento de la productividad, lo cual siempre ha sido cierto. Keynes es importante porque es el creador de la macroeconomía moderna con su fórmula tan simple ‘Y=Consumo+Inversión‘ que sirve de base a las cuentas nacionales. Su idea del multiplicador de la inversión sobre la demanda agregada y en especial su análisis sobre el ciclo económico y su insistencia en la presencia de inestabilidad financiera que precede las crisis económicas.

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D:Se cumplen 20 años de la más grave crisis económica en Colombia. Entonces usted era codirector del Emisor. ¿Qué lecciones dejó ese episodio?

S.K: Creo que fuimos un poco duros con el ajuste monetario, pero en ese momento había reglas cambiarias que no podían ser abandonadas porque de hacerlo hubieran producido una mayor fuga de capital y la consecuente aun mayor contracción económica. Seguimos el libreto de que una crisis se contiene con altas tasas de interés que frenan la estampida de capital y les devuelven la confianza a los agentes económicos. Una vez superada, se relajó la política monetaria y se dejó flotar libremente la divisa. Ecuador hizo lo contrario y generó hiperinflación e hiperdevaluación que obligaron a abandonar su moneda, el sucre, por el dólar.

D:¿Qué ha ocurrido con la economía colombiana en estos 20 años?

S.K: La bonanza minero-energética permitió una mayor inversión pública y privada que aceleró el crecimiento, financió un mayor gasto social que redujo la pobreza y disminuyó el desempleo. Sin embargo, hubo un error sistemático que fue el de no ahorrar una mayor parte de la bonanza con impuestos sobre los operadores del recurso minero, que hubieran podido ser depositados en un fondo soberano en el exterior. Ello hubiera impedido una revaluación tan fuerte como la que vivimos en los años noventa y entre 2003 y 2014 y a la enorme devaluación que padecimos a partir de 2015. Se hizo lo contrario: reducción de impuestos creyendo que la renta petrolera era permanente y hubo aumento del endeudamiento público, aún en medio de la bonanza, lo que empeoró con la destorcida de los precios.

D:¿Qué opinión le merece la tecnocracia colombiana?

S.K: Que es preparada y competente, pero que debe obedecer a los designios o improvisaciones de los políticos. Hemos tenido buenos ministros de Hacienda que no pudieron hacer lo necesario para prolongar los efectos positivos de las bonanzas que vivimos.

D: Acaba de ser aprobada una reforma tributaria. Algunos ya dicen que las cifras de recaudo en 2018 muestran que la reforma de 2016 fue efectiva y que no era necesaria otra reforma. ¿Comparte esta apreciación?

S.K: Estoy de acuerdo en que había que esperar los resultados de la reforma reciente para hacer un balance preciso de lo que quedaba faltando y atacar hacia futuro los ingresos de las personas más ricas y gravar los dividendos como se hace en el mundo desarrollado. Hubo precipitud y dejadez por el ministro de Hacienda que no pudo justificar una nueva alza del IVA a los consumos populares y que despertó la ira de la opinión. Hubo poco recaudo y muchos regalos que no creo que mejoren sustancialmente la inversión ni la productividad. Estas dependen de muchas otras cosas (capital humano, instituciones que fomenten la investigación y la innovación, buenas infraestructuras) antes que de pagar bajos impuestos con los que ya contamos.

D:En 2018 se logró que la inflación volviera al rango meta. ¿Cómo ha visto el manejo de la política monetaria en la actual coyuntura?

S.K: El Emisor subió tasas cuando la inflación aumentó por la devaluación tan fuerte que hubo y las redujo ya cuando la tasa de cambio se había estabilizado. En nuestras condiciones es difícil hacer política contracíclica porque hay que contar con las expectativas de los agentes que pueden precipitar una fuga de capital si ven que la tasa de cambio se descontrola y que el Emisor no sigue una línea ortodoxa de política monetaria.

D: ¿Qué desafíos deberá enfrentar el país en el futuro próximo?

S.K: Crecer sin contar con bonanzas externas lo cual requiere aumentar la productividad como lo dijo el viejo Smith. Eso implica dotarnos de mejores bienes públicos, hacer grandes inversiones en ciencia y tecnología, mejorar la logística, diversificar exportaciones y facilitarlas, controles fitosanitarios rigurosos, hacer más exigente nuestro sistema educativo para que produzca mejores técnicos y profesionales.

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D:¿Cuáles cree que serán los impactos de la guerra comercial China-Estados Unidos?

S.K: China fue el motor del auge mundial y en particular de las materias primas. Esta guerra comercial no es solo mala para China y para los Estados Unidos, sino también para los países pobres y de ingresos medios.

D:¿Cómo ve la administración de Enrique Peñalosa?

S.K: Le ha faltado planeación, ejecución y visión de futuro. No hay vías nuevas programadas, distintas a las que proyectó Virgilio Barco en su momento, con lo cual el trancón ha aumentado exponencialmente; no ha intentado regular las motos y ha ralentizado el tráfico sin necesidad, con topes y marcadores.

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